- Volcán Barú - El gigante que duerme, pero podría despertar en cualquier momento...
Contrario a lo que los panameños creen, el volcán Barú no solo respira, ronca. En su interior hay lava y su entorno tiembla. Se registran sismos menores a 3.5 grados que no se perciben; pero los científicos están por definir si los movimientos en la región chiricana son producidos por fallas tectónicas activas o por el volcán, por lo que alertan del riesgo en que está la provincia.
El Instituto de Geociencias de la Universidad de Panamá ha instalado un sismógrafo en el volcán que ha dado lecturas de eventos menores a 3.5 grados, los que no se sienten, la mayoría por debajo de los 2 grados de magnitud, pero "están allí", aseguró Arkin Tapia, geólogo.
Estudios en los últimos cinco años confirman que muchos de estos sismos son producto del ascenso de magma y aguas juveniles.
"Es un volcán que en su interior tiene magma o lava y esta genera este proceso, lo que significa que el volcán cada vez aumenta sus condiciones para producir vulcanismo, que es la erupción del volcán", expresó Tapia.
"En Chiriquí tiembla casi todos los días por fallas y le estamos prestando mayor atención a los sismos del volcán para definir si es por fallas o por el volcán".
El volcán Barú es la elevación más alta de Panamá y es el volcán más alto del sur de América Central, con una altura de 3475 msnm. Lo comparten tres distritos: Boquerón, Boquete y Tierras Altas.
Según estudios científicos su última erupción tuvo lugar aproximadamente entre hace 400 y 550 años. Se estima que su altura era mayor a 4,600 m con la cima cubierta de nieves perpetuas (ahora mide 3,474 después de la çultima erupción). La erupción más reciente fue lateral, abriéndose un cráter en la parte suroeste-oeste, derritiéndose la nieve en la cima y teniendo lugar el colapso de la misma, provocando una gran avalancha de fango y lava.
Es un volcán potencialmente activo localizado al sur de la división continental, en las estribaciones de la cordillera de Talamanca, al oeste de la provincia de Chiriquí y está rodeado por un área fértil de tierras altas y ayudadas por los ríos Chiriquí Viejo, Piedra, Macho Monte y Caldera. Las comunidades de Volcán y Cerro Punta se encuentran en el lado oeste, Boquete al lado este y Potrerillos al sur gozan de la misma.
La erupción más importante del volcán ocurrió alrededor del año 500. Existen informes y evidencias de una erupción menor alrededor del año 1550.
Debido a lo angosto del istmo de Panamá y a la altura del volcán, en un día claro es posible ver el océano Pacífico y el mar Caribe desde su cima. Se ha reportado en la cima una caída ocasional de nieve granulada. La temperatura mínima es inferior a 0 °C durante noches despejadas desde diciembre hasta marzo, La formación de escarcha es frecuente. El volcán está localizado a una distancia de 50 km del océano Pacífico y unos 40 km del Atlántico.
Se puede llegar a la cima desde los poblados de Boquete o desde el poblado de Volcán, ambos localizados en la provincia de Chiriquí. Se recomienda hacer el ascenso desde el poblado de Boquete ya que requiere menos experticia, a pesar de que el trayecto es de 22 km o de 13,5 desde Camiseta (caseta del guardaparques nacional).
La última erupción en 1550 fue narrada por navegantes españoles que viajaban rumbo hacia Centroamérica y documentaron en sus crónicas la actividad del volcán Barú "que los panameños decimos que está inactivo, pero está bastante activo, más de lo que nosotros pensamos".
En los últimos dos mil años ha tenido cuatro actividades y si se hace en promedio, cada 500 años está en actividad el sismo volcánica, lo que significa que el suelo empieza a moverse porque hay un ascenso del magma en la cámara magmática y genera aguas juveniles que entran en la fractura y permiten que el interior de la tierra debajo del volcán se mueva y se genere cierto tipo de sismos, explicó Tapia.
Según registros de la actividad sísmica del Barú, este hace erupción cada 550 años, fecha que se cumple en el 2050. Los sismos captados por la estación, constituyen un buen indicador de que el volcán está emitiendo algo, dijo Tapia.
En el 2006 cuando ocurrió el enjambre de sismos en Boquete, Geociencias lo documentó y quedó narrado como un episodio volcánico y lo que está ocurriendo es otro episodio volcánico.
Un enjambre sísmico es cuando ocurren muchos eventos en una pequeña región, y en el caso de Boquete empezó a temblar el día uno y la sismicidad fue creciendo y cayó a cero, lo que ocurrió cercano al volcán, producto del vulcanismo.
Para el director del Instituto de Geociencias, Eduardo Camacho, si el volcán se activa podría haber una erupción explosiva como la del monte Santa Helena, en Washington, en 1980, pero más probable es que ocurra un gran sismo en Chiriquí.
Advirtió que de ocurrir un sismo por el volcán Barú se sentiría en las tierras altas de Chiriquí y tal vez en Dolega, pero no más allá.
Esto se debe a que los sismos volcánicos generalmente no pasan de magnitud 5.5, y no son tan fuertes como los sismos tectónicos o los causados por fallas geológicas activas, que representan la mayor amenaza, según el director del Instituto de Geociencias de la Universidad de Panamá.
Riesgo
Los sismos o terremotos se pueden producir por fallas geológicas o por un volcán y "Panamá está afectado por muchas fallas activas que pueden producir sismos", y son las que han tenido uno por lo menos en los últimos 10 mil años, comentó.
“A futuro se puede esperar que estas fallas tengan terremotos fuertes nuevamente, por eso es que es importante que se mantenga el monitoreo sísmico de las fallas activas”.
Es importante que exista la preparación ante estos eventos porque uno como el de 1621, ocurrido por una ruptura en la falla Pedro Miguel, a 10 kilómetros en la ciudad de Panamá, la ciudad de David sufriría muchos daños, advirtió.
Se ha invertido en equipos, estudios, porque no se puede depender de los informes del extranjero, manifestó en referencia a los programas instalados para registrar en tiempo real los movimientos sísmicos y tsunamis, denominado monitoreo en tiempo real.
Este consta de un sistema de respaldo, de almacenamiento masivo de datos que guardan la información de otros servidores en caso de que uno falle.
Camacho dejó sentada su preocupación por las áreas donde las construcciones no se han realizado de acuerdo con el Reglamento Estructural Panameño (REP), por lo que hace un llamado a las autoridades locales para que hagan cumplir este reglamento.
“Hay que decirlo, porque después sucede un terremoto y nos van a demandar y van a decir que no dijimos nada”, sentenció Camacho.
Juan Manuel Vásquez, ingeniero municipal de la ciudad de Panamá, aseguró que los edificios nuevos son diseñados para un riesgo de sismicidad medio–bajo y los diseños se basan en el REP, documento que maneja todos los códigos internacionales sobre sismicidad adecuado a la República.
A Panamá se le clasifica como de movimiento sísmico medio-bajo, tomando en cuenta las áreas sujetas a riesgo sísmico.
La ciudad de Panamá está revisada en sus factores de construcción para soportar sismos, y como los reglamentos se van modernizando y las investigaciones avanzan “se debe entender que los nuevos edificios están considerando más situaciones que los antiguos”, sustentó.
“No digo que los edificios viejos no puedan resistir, porque también se diseñaban para eso, pero hoy día se tiene más conocimiento y los códigos están mucho más informados de lo que pasaba antes.
El ex director del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), Arturo Alvarado, coincide con Vásquez sobre el estatus de los edificios viejos, porque no se ha hecho un estudio para comprobar si los de antes de 1970, cuando no se seguían las normas del código sísmico, resistirían un evento de gran magnitud.
San Miguelito, Tocumen y la 24 de Diciembre, según el Sinaproc, son áreas de riesgo porque se construye sin permisos municipales y en las casas no se usan varillas en las esquinas que sujetan el techo.
David, zona de riesgo
Vásquez explicó que la ciudad de David tiene una proclividad mayor a los sismos que la de Panamá y se diseña con factores de riesgo diferentes porque este es más alto y los edificios contemplan medidas para que resistan los movimientos.
Un estudio interinstitucional, publicado en julio de 2012, en el que participó Geociencias sobre riesgo sísmico en David, reveló la necesidad de reforzar las estructuras de mampostería sin refuerzo, las instalaciones de salud, educación, cuarteles de bomberos, policía y las que sirven de ayuda en emergencia.
El estudio, que simuló el escenario del sismo de 1934 de 7.1 grados de magnitud y que consideró el tipo de construcciones actuales, concluye que de ocurrir uno similar se perdería el 65.8% de las edificaciones que dividieron entre sector vivienda, salud y educación, que representaría más de $2,500 millones.
Propone aprobar un nuevo plan de reordenamiento territorial, revisar las normas del REP para David y un programa de concienciación ciudadana. Pide mayor atención a los hospitales José Domingo de Obaldía y el regional Rafael Hernández, como a las escuelas Félix Olivares, Arnulfo Arias y el IPT de la ciudad de David y por su mayor valor físico a María Olimpia de Obaldía, pues arrojarían las pérdidas más significativas o el riesgo más elevado.
Capacitación a la población
Arturo Alvarado, exdirector del Sinaproc, advierte que además de las estructuras se requiere preparar a la población sobre qué hacer ante un evento sísmico. Además, hay que señalar las rutas de evacuación, lo que el Sinaproc hará en todas las escuelas antes de que se inicie el periodo escolar.
Destacó que por primera vez en la historia en este país se va a señalizar dónde están los albergues, las escuelas, hospitales, pues ya está lista toda la señalización. Estas, según Alvarado, se enviaron a Cerro Punta Volcán, y Boquete, en la provincia de Chiriquí, y se ha invertido un promedio de $65 mil en las máquinas con que elaboran las placas, parecidas a las señales de tránsito.
Dijo que en el Sinaproc ya se elaboraron los planes para enfrentar cualquier tipo de emergencia en Chiriquí, Bocas del Toro, Veraguas, Herrera, Los Santos y el 75% de las escuelas del país están capacitadas para su desalojo a causa de sismos e incendios.