28 Aug
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Santiago De la Guardia Arrue - El 19 de agosto de 1862, en el Río Chico de Natá, cayó mortalmente herido.

Santiago de la Guardia Arrue (1829-1862). Gobernador del Estado de Panamá (1860-1862), perteneciente al partido Conservador aunque sus ideas lo revelan como federalista, y quien murió defendiendo la idea de la autonomía panameña.

Nació en 1829 en la población de Parita, provincia de Herrera. Fueron sus padres Ramón de la Guardia y Josefa Arrue. En la ciudad de Santiago de Veraguas completó su educación formal a cargo de preceptores privados. Descolló en las lides del partido Conservador, pero actuó en la práctica política, en ocasiones, ajustándose a las ideas del liberalismo. En 1852, con solamente 23 años, actuó en la Cámara Provincial de Azuero. Durante el período de la revolución del 17 de abril de 1854, fue nombrado Senador por la misma provincia. Antes de que se reuniera en Ibagué el Congreso Nacional colombiano, en 1854, debió regresar a Panamá en compañía de Justo Arosemena. Cumplida su misión en Panamá, como Senador retornó a Ibagué (a donde, en la práctica, se había mudado la capital de la Nueva Granada), para cumplir sus funciones senatoriales, pero al llegar, las sesiones habían concluido. Sin embargo, hizo llegar atinadas resoluciones al parlamento.

El 15 de julio de 1855 asistió como Diputado por Veraguas a la Asamblea Constituyente del Estado de Panamá, y como Designado firmó la Constitución Política del Estado de Panamá el 17 de septiembre de 1855. En octubre actuó como Diputado Secretario y siguió en la Asamblea Legislativa del Estado de Panamá en 1856 y 1857 en representación del Departamento de Herrera. En esa hornada política, por Los Santos fue electo Mateo Iturralde y por Panamá, Gil Colunje. En 1860 asumió el cargo de Gobernador del Estado de Panamá. Era un período de bruscos cambios políticos y situaciones muy delicadas para la conservación de la paz en toda Colombia. La crisis llevó a la rebelión a los estados del Cauca, Bolívar, Santander y Magdalena, acaudillados por el General Tomás Cipriano de Mosquera (gobernador del Cauca), a la separación de esa región de la Confederación Granadina, y al establecimiento posterior de los Estados Unidos de Nueva Granada, que reunía los estados del Cauca y Bolívar. Los otros estados se desmembraban, cada uno, con fórmulas administrativas diferentes. Acertadamente, el Gobernador De la Guardia declaró su independencia de esa contienda.

En efecto, los hechos nacionales suscitaron en Panamá una viva agitación. La búsqueda de una conducta válida dio margen a que se expresaran diversos pareceres. Se propuso una solución independentista, propugnada por las provincias del interior. Esta solución fue adversada en la capital de Panamá, por ser considerada poco práctica. De la Guardia no se resolvió a emprender la independencia panameña, esperando el asentimiento unánime de los ciudadanos. Pero el 20 de septiembre de 1860, en una situación sin precedentes, Buenaventura Correoso, que era liberal y de la línea de Mosquera, reunió a más de trescientos individuos armados del arrabal santanero, quienes denunciaron como fraudulenta la llegada al poder del conservador Santiago de la Guardia, quien sucedía a José de Obaldía en el cargo de gobernador de Panamá. Entre otras razones, tildaban a Obaldía de encabezar al grupo conservador que promovía la separación total de Panamá de Colombia y anexión a los Estados Unidos de América. La manifestación promovida por Correoso culminó en múltiples destrozos en la capital.

En todo caso, aquellas incidencias motivaron la celebración, el 6 de septiembre de 1861, del llamado Convenio de Colón, suscrito entre el Gobernador de la Guardia y don Manuel Murillo Toro, representante de los Estados Unidos de Nueva Granada, entidad que lideraba el General Mosquera. Este Convenio de Colón reconocía al Istmo su estatus soberano y su neutralidad, pero, no bien firmado, fue ignorado por Mosquera en cuanto se afianzó en el poder. No solamente se negó a ratificarlo sino que se dispuso a someter al Ismo a la fuerza. Con ese propósito envió a principios de junio de 1862, un cuerpo del ejército comandado por el Coronel Peregrino Santacoloma. Las exigencias de este militar aconsejaron la adopción de medidas encaminadas a resistirle, pues traía instrucciones precisas dirigidas a subyugar al Gobernador Santiago de la Guardia. La mediación de algunos destacados liberales no hicieron cambiar al General Santacoloma. Así, los intentos de llegar a un acuerdo fracasaron.

Luego de escaramuzas y forcejeos que patentizaron la firmeza de la conducta del Gobernador Santiago de la Guardia, éste decidió el traslado de la sede del Gobierno a la ciudad de Santiago, en la región central del Istmo, hacia donde marchó el primero de julio, en compañía de su Secretario de Estado, Pablo Arosemena, y otros funcionarios.

No tardó en manifestarse la fuerza. Las armas habían reemplazado a las palabras, y el General Santacoloma exigió que el Gobernador de la Guardia aceptara peticiones que entraban en contradicción con los principios de defensa de la soberanía y neutralidad del Istmo y total olvido del Convenio de Colón. Panameños partidarios de Mosquera, entre quienes estaba el liberal Buenaventura Correoso, se levantaron en la capital contra el Gobierno de Santiago de la Guardia y declararon Gobernador provisional del Estado a don Manuel María Díaz. Esto ocurrió el 25 julio de 1862. Tres semanas más tarde, las fuerzas de los insurgentes que habían marchado al interior a combatir a de la Guardia se enfrentaban a las huestes defensoras del orden constituido. El 19 de agosto de 1862, en el Río Chico de Natá, cayó mortalmente herido el gobernador de la Guardia. A sabiendas de que aceptaba un combate desigual -tenía sólo treinta y tres años y muchas razones para seguir viviendo- afrontó la posibilidad de morir antes que someterse a la imposición de la fuerza y aceptar el desconocimiento de lo pactado. No hay otro ejemplo de panameño tan lealmente anuente al sacrificio para amparar la dignidad del cargo ejercido y los intereses que había jurado defender.

El Convenio de Colón, que no fue una declaración de independencia, sin embargo, representó el mayor grado de autonomía alcanzado por Panamá durante el siglo XIX. Ese Convenio ofrecía a Panamá la posibilidad de declararse “neutral” frente a la guerra civil, de manera que no le afectara la inestabilidad política. Algunos estudiosos consideran que detrás de esta cláusula se descubre la influencia de la compañía norteamericana del Ferrocarril Transístmico, que solicitaba un Istmo neutral para que no fueran afectados sus negocios. Pero, por otro lado, otra cláusula del Convenio de Colón otorgaba al gobierno local panameño el derecho de cobrar y administrar las regalías que daba el ferrocarril, que habían constituidos, hasta la firma del Convenio, ingresos del Estado colombiano.

Estas fuerzas encontradas, por un lado, y el hecho de que don Santiago de la Guardia no fuera un hombre neutral, sino un terrateniente del partido conservador, dieron como consecuencia los hechos anteriormente descritos. De la Guardia, quien secundó la política de su predecesor en el cargo de Gobernador del Estado de Panamá, aunque no en lo relativo a las ideas anexionistas, se propuso apartar el Istmo de la lucha que ensangrentaba a la Nación granadina, y rechazó todas las invitaciones que le fueron hechas por los revolucionarios para que participara en la contienda. Ni halagos ni amenazas le hicieron cambiar su línea de neutralidad, y al hacerlo fundamentó el ethos de la nacionalidad panameña. El Convenio de Colón es una muestra.

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