Los tesoros arqueológicos hallados durante la ampliación del Canal de Panamá
Durante las excavaciones para la ampliación del Canal de Panamá, científicos de varias partes del mundo hicieron descubrimientos impresionantes como el hallazgo de fósiles de animales y especies vegetales que datan de hasta 20 millones de años, lo que abre nuevas luces sobre la formación del istmo de Panamá.
Paleontólogos descubrieron fósiles de una especie de rinocerontes que habitaban en la región que ahora abarca el istmo de Panamá en la era Terciaria, que se remonta a decenas de millones de años atrás, como parte de una investigación realizada por expertos del Smithsonian Institute en las excavaciones del canal interoceánico construido en esa nación.
Los hallazgos incluyen fósiles de al menos diez nuevas especies de animales que habitaron la Tierra hace millones de años y que se extinguieron por diversas causas.
Se trata de hallazgos que ayudan a entender “la biodiversidad pasada y extinta de la región tropical hace 20 millones de años ” y la formación geológica del istmo centroamericano, dijo el paleontólogo Bruce MacFadden, científico visitante del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá.
El Smithsonian y la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) emprendieron hace cinco años un esfuerzo conjunto para encontrar y desenterrar muestras de fósiles, rocas, conchas y trozos de madera en las excavaciones del Canal, la cual fue abierta hace más de 100 años a la navegación comercial uniendo las aguas de los océanos Atlántico y Pacífico.
Hallazgos:
Asimismo se encontraron fragmentos de mandíbula de un tipo de camello “miniatura”, muy pequeños en relación con los actuales y que pesaba entre 47 a 57 kilos. Esta especie extinta data de hace 20 millones de años.
Fósiles de un tipo de caballo pequeño y de un oso-perro gigante, así como fósiles de especies de murciélagos y serpientes, también forman parte de los descubrimientos.
El istmo centroamericano, que une a Norteamérica con Sudamérica, se formó de un accidente geográfico hace millones de años.
Los nuevos hallazgos en el canal sugieren la hipótesis de que el cierre completo del istmo se habría dado hace diez millones de años y no tres millones como plantean otros estudios.
La formación del istmo “tiene una antiguedad más o menos 20 millones de años porque hay tipos de mamíferos que vivían en bosque u otros lugares terrestres. No son marinos”, explicó en español MacFadden, quien es curador de palentología de vertebrados de la Universidad de Florida. “Con esta evidencia conocemos (el momento y época) del desarrollo” de Panamá, agregó.
Otros Hallazgos:
Una botella de Coca-Cola de 1940, un rifle Springfield de 1903, vagones de trenes usados durante el fallido proyecto del Canal francés, balas de cañón de las naves de los colonizadores y cerámicas que datan de mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón a América.
El suelo y selva en las cercanías del Canal escondía miles de fragmentos de la historia de Panamá y los trabajos de expansión de la ruta permitieron encontrar aquel tesoro que asciende a 2 mil 250 piezas con valor histórico.
Entre 2007 y 2015 se hallaron muestras tan pequeñas como trozos de orfebrería y otras tan grandes como un puente de acero de las postrimerías del siglo XIX.
Las 2 mil 250 piezas abarcan todos los grandes periodos históricos de Panamá: precolonial, colonial, departamental y republicano, describe Zuleika Mojica, especialista ambiental de la Autoridad del Canal de Panamá ( ACP).
Al final del camino, la ampliación del Canal se convirtió en uno de los mayores proyecto de investigación arqueológica de Panamá, resalta Tomás Mendizábal, arqueólogo encargado de la investigación de campo.
Todos los hallazgos arqueológicos fueron documentados en 57 informes que permanecen en los anaqueles de la biblioteca Roberto F. Chiari de la ACP, disponibles para consulta de cualquier interesado.
La ACP tiene la custodia temporal del “tesoro arqueológico del Canal”, otorgado por la oficina de Patrimonio Histórico del Instituto Nacional de Cultura y el plan es preparar una exposición representativa de las piezas para que todas las personas tengan la oportunidad de apreciarlas y conocer la historia que representa cada una, anota Mojica.
La muestra se presenta en el Museo del Canal Interoceánico.
LAS PIEZAS
Una de las piezas más antiguas halladas durante las excavaciones para la expansión del Canal de Panamá es una muela humana de cientos de años antes de la llegada de los españoles.
Durante la construcción del Canal de Panamá, la malaria y fiebre amarilla llevaron a la quiebra la compañía francesa que inició los trabajos para unir el Atlántico con el Pacífico.
"Los franceses solo enterraban a los BLANCOS de su compañía", cuenta el experto. "Y los estadounidenses reutilizaron los cementerios para sus trabajadores".
Restos de cerámicas, vajillas fragmentadas, herramientas de cocina para moler los alimentos, armas como puntas de lanza, hachas de basalto o cuchillos de calcedonia, y cientos de concheros, también datan de antes del llamado encuentro de los mundos y representan las muestras más longevas dentro de la colección arqueológica de la ampliación del Canal.
Del período colonial panameño, las piezas más representativas son las balas de cañón, que llevaban cientos de años sumergidas en las aguas por donde pasaron las maquinarias para construir la nueva esclusa.
También se encontraron más armas (granadas de mortero, dagas y armas de fuego) de diferentes episodios de la historia local. De la época departamental y la ocupación estadounidense hay vagones de ferrocarril usados en las distintas excavaciones del Canal, un incinerador de basura centenario y una planta trituradora que trataba el material pétreo para la confección de cemento.
Se recolectaron también cientos de botellas de diferentes períodos (sodas, jugos, licores, medicinas, leche, entre muchas otras) que “serán un tesoro en unos 100 años”, resalta Tomás Mendizábal, arqueólogo responsable de la investigación de campo.
Otros vestigios de los primeros años del Canal en manos de los estadounidenses son un grupo de trincheras militares. El personal de la ACP las ubicó entre 2008 y 2009 en los cerros Aguadulce, Cocolí y Cedro, en las cercanías de la entrada a la ruta marina por el lado del Pacífico.
Las de Cocolí y Aguadulce tuvieron que ser destruidas por encontrarse justo en el camino de las obras de la ampliación, detalla Zuleika Mojica, especialista ambiental de la ACP. Igual destino tuvo la planta trituradora.
En estos casos, se documentaba el hallazgo, se tomaban muestras, se rescataba lo posible y se daba paso a las maquinarias de construcción, describe Mojica.
Otros inmuebles arqueológicos que salieron de entre la tierra y vegetación fueron un puente, túneles y drenajes construidos en los tiempos del fracasado Canal francés, quizá para conectar los trabajos de la obra con el ferrocarril transístmico, plantea el informe arqueológico de la ACP.
Tanto el puente, túneles y drenajes no tuvieron que ser destruidos por figurar fuera de la ruta de los trabajos, resalta Mojica.
En zonas como esta, continúa la especialista ambiental, se colocaron letreros que dejan constancia de que se trata de sitios con potencial arqueológico, con el fin de que futuros proyectos pidan autorización antes de intervenirlos de alguna forma.