13 Feb
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Los secretos geológicos de Panamá

Nuevos descubrimientos en el área del Canal apuntan a que el surgimiento de Panamá ocurrió mucho antes de lo que creíamos, lo que desencaja las piezas de una teoría que durante los últimos 20 años estuvo perfectamente ensamblada.

La Tierra es un planeta inquieto. Un perpetuo movimiento de placas tectónicas moldea lentamente su fisonomía y de lo que hace 250 millones años era un único supercontinente, Pangea, hoy son sus restos los que dan forma a la superficie terrestre. En ese pausado y continuo proceso de reorganización, parece difícil creer que un pedazo de tierra tan pequeño como Panamá haya tenido un papel fundamental.

Para algunos expertos, el surgimiento del istmo de Panamá es el acontecimiento geológico más importante ocurrido en la Tierra después de la extinción de los dinosaurios. Al fin y al cabo, el istmo fue el puente de tierra que terminó de unir el norte y el sur de lo que hoy es el continente americano, generando cambios dramáticos no solo en la ecología de la región y en las características de los océanos, sino también en las corrientes marinas y, por lo tanto, en el clima mundial.

En la década de 1980, un grupo de investigadores liderado por el geólogo Anthony Coates, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), reunió evidencia suficiente para proponer una teoría sobre el proceso que llevó al levantamiento del istmo, a partir de la formación de un arco volcánico generado por el choque de varias placas tectónicas.

Esta teoría señala que hace 15 millones de años Panamá surgió como un archipiélago que tardó otros siete millones de años en extenderse hacia América del Sur; cuatro millones de años después, el istmo ya había emergido quedando apenas unos tres corredores marinos que terminaron de cerrarse hace aproximadamente 3.5 millones de años.

De esa forma, Panamá se convirtió en el corredor por el que miles de animales que hasta entonces habían vivido separados, caminaron unos hacia el Norte y otros hacia el Sur, dando inicio a lo que se conoce como “el gran intercambio americano”.

La corriente ecuatorial del Atlántico, que antes del surgimiento de Panamá fluía hacia el Pacífico, giró hacia el Norte y dio origen a la corriente del golfo de México, que lleva agua caliente desde los trópicos hacia Europa y evita que los puertos del viejo continente se congelen en invierno. Los científicos piensan que en la corriente del Golfo, cuya humedad atmosférica se evapora y cae en el norte en forma de nieve, se encuentra el origen de las glaciaciones del Ártico de los últimos 2.5 millones de años.

Una historia distinta

La teoría del surgimiento de Panamá propuesta por Anthony Coates ha sido tan bien sustentada y está tan ampliamente aceptada, que cuando un equipo de científicos que trabajan en la ribera del Canal de Panamá empezó a encontrar indicios de que la historia podía ser distinta, no se lo podían creer. Carlos Jaramillo, investigador de STRI y jefe del Proyecto Geológico de Panamá, ríe ahora relajadamente cuando cuenta cómo durante los últimos tres años, él y su equipo guardaron silencio sobre lo que estaban descubriendo, mientras acumulaban los datos que les permitieran presentar su nueva propuesta de una manera sólida.

“En el Canal hemos encontrado cosas que no esperábamos encontrar”, dice el investigador, refiriéndose a la gran cantidad de fósiles de animales y plantas, así como de roca volcánica, a los que han tenido acceso gracias a la limpieza del terreno que ha hecho la Autoridad del Canal de Panamá con motivo de la ampliación de la vía interoceánica.

El material fue analizado y a mediados del 2011, Jaramillo ya tenía en sus manos la versión final de un artículo en el que exponía sus conclusiones. Con los resultados sometidos a lo que en ciencia se llama revisión por pares o arbitraje –proceso mediante el cual especialistas ajenos a una investigación original validan su rigor científico– y aceptados para ser publicados en la revista especializada Geology, el investigador dio a conocer su veredicto: la formación del istmo de Panamá y el inicio de su colisión con América del Sur ocurrió mucho antes de lo que pensábamos; no hace tres millones de años, sino hace unos 23 millones de años.

Para llegar a esta conclusión, explica, “usamos técnicas que Tony [Coates] nunca pudo usar porque son técnicas que se han desarrollado recientemente y para las cuales se necesita roca fresca; roca que hubiera sido imposible encontrar sin la ampliación del Canal”.

Basándose en el análisis de roca volcánica y sedimentos recogidos en Panamá y Colombia, el geólogo Camilo Montes, miembro del equipo de Jaramillo, generó un nuevo modelo tectónico que mostró que hace entre 20 y 18 millones de años ya debía haber una masa terrestre continua, o península, que avanzaba desde el Oeste. La distancia entre la punta de esa masa y el otro extremo debía ser muy pequeña, apenas entre 200 y 150 kilómetros de aguas que no alcanzaban mucha profundidad.

Anthony Coates considera que aunque la nueva propuesta es “muy interesante”, también plantea “algunos problemas”.

“Si el istmo emergió hace 22 o 24 millones de años, ¿por qué ni los mamíferos placentarios del norte ni los mamíferos marsupiales del sur cruzaron el istmo hasta hace dos o tres millones de años?”, se pregunta Coates.

Efectivamente –con la excepción de un murciélago afín a sus parientes del sur–, hasta el momento todos los restos fósiles de mamíferos encontrados en el área del Canal pertenecen claramente a animales del norte. ¿Podría esto deberse a que no fue hasta hace tres millones de años que el clima del istmo fue lo suficientemente propicio para que los animales lo atravesaran? Coates tiene sus dudas.

“Es muy difícil imaginar que un cambio climático detuvo la migración de todos los mamíferos”, dice.

Por otra parte, una especie de abeja encontrada en la isla de Coiba está emparentada con abejas provenientes de Colombia que, según análisis genéticos, parecen haber invadido América Central hace 12 millones de años. ¿Significa esto que para entonces ya había una conexión terrestre entre el Sur y Centroamérica o es que las colmenas se desplazaron hasta Coiba sujetas a troncos de árboles que flotaron a la deriva?

“Para cada elemento de la historia hay una edad de cierre diferente”” dice Jaramillo. “Si se mira la flora y parte de la fauna terrestre, el cierre del istmo fue hace 20 millones de años; para esa época ya vemos muchas plantas de Suramérica en el istmo, así como cocodrilos, tortugas y culebras. Pero de pronto para los mamíferos sí fue mucho después porque realmente no vemos un intercambio hasta hace 2.5 millones de años”.

Coates y Jaramillo explican que todas estas preguntas tendrán la oportunidad de ser contestadas en estudios venideros. En un comunicado firmado por ambos científicos del Smithsonian y dirigido a la junta directiva del BioMuseo de Panamá en el que aclaran la génesis del debate, los investigadores señalan que el planteamiento de nuevas formas de entender un acontecimiento “es un ejemplo de cómo la ciencia debería trabajar”.

“Como ocurre a menudo, tenemos el clásico caso de una hipótesis ampliamente sustentada que se ve desafiada por nuevas observaciones”, dicen los investigadores, quienes aprovechan para dejar claro que en este debate el punto de discusión es cuándo ocurrieron los cambios que dieron origen al istmo y que en ningún momento se han puesto en duda las dramáticas repercusiones del surgimiento de Panamá.

George Angehr, investigador asociado de STRI y curador científico de las exposiciones del BioMuseo de Panamá, señala que, “sin ser un experto en la materia, la evidencia [presentada por Jaramillo y Montes] me parece sólida”.

Aunque, advierte, “estamos apenas en la primera etapa de un proceso que puede tardar años en llegar a una resolución. Otros científicos que difieran de las interpretaciones de la evidencia podrían publicar puntos de vista opuestos. Pero esta suerte de toma y daca es lo que hace que la ciencia avance”

Lo mejor está por llegar

Lejos de sentirse incómodo por la discusión que han provocado sus nuevos planteamientos, Jaramillo está ahora más preocupado por continuar con las investigaciones. Él y su equipo quieren saber qué implicaciones tiene este nuevo modelo geológico y determinar en qué momento se detuvo el flujo de aguas profundas entre el Caribe y el Pacífico; por qué, si el istmo ya había prácticamente emergido hace 20 millones de años, todas las teorías actuales apuntan a que la corriente del Golfo se formó hace 3.5 millones de años y no antes.

“Entender exactamente qué pasó en Panamá es crucial para saber por qué empezó la glaciación en el Ártico o la corriente del Golfo y si estas están ligadas o no”, dice el geólogo, quien piensa que a medida que él y su equipo encuentren más evidencia y generen más datos, el debate se tornará “mucho más interesante”.

“Para mí la historia ya estaba escrita cuando empezamos a trabajar en el Canal. Pero la geología de un país es algo gigantesco y Panamá es muy complicado desde el punto de vista geológico”.

Pequeño, complejo y con muchos secretos que revelar.

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