En Panamá existe evidencia de la presencia de varios grupos indígenas por ser sitio de tránsito para estas primeras poblaciones de nuestro istmo. Dentro de las emigraciones de América del Sur podemos mencionar a los indios andinos, los cuales formaron grupos pequeños y mantuvieron sus tribus separados unos de otros provocando posteriormente su desaparición ante la llegada de nuevos grupos. Los caribes se establecieron en las pampas del Orinoco, las islas de las Antillas y casi toda la costa atlántica de Venezuela, Colombia y América Central.
La principal masa de pobladores de nuestra patria se componía de nahuas, mayas y caribes: los dos primeros grupos provienen de América Central; el último de las Antillas y de la banda oriental del golfo de Urabá.
Cuando los caribes invadieron el Istmo encontrábanse ya establecidos en el país los andinos, los nahuas y los mayas; de manera que fue necesario luchar por la hegemonía y por la posesión del territorio. Del choque entre caribes y andinos resultó el aniquilamiento de los segundos, con pérdida no sólo de las regiones que habitaban sino también de lo que más caracteriza a una raza, su idioma y sus costumbres.
Los nahuas y mayas, presentaron a los invasores enérgica resistencia; aunque los caribes se apoderaron de casi toda la costa atlántica como también de la del Pacífico. Dado que llegaron a establecerse casi sin solución de continuidad desde el Darién hasta Panamá, no les fue posible, sin embargo, hacer lo mismo en el interior del país, pues cuantas veces lo intentaron sufrieron grandes e irreparables pérdidas.
Los patrones culturales propios de los grupos caribes son identificables entre los Gunas y entre las diversas culturas de filiación Talamanca. La sociedad aparecía estratificada en tres o cuatro clases, con una marcada preponderancia del jefe.
Pocas veces había un sacerdocio organizado, solucionándose conjuntamente lo curativo y lo religioso a través del Shamán. Sin embargo, se registraba culto en los templos y la existencia de ídolos.
La posición social iba con relación a la riqueza y estrato, como también su desempeño en la guerra. La cautividad de esclavos en éstas era factor importante para la derivación económica (explotación laboral), como también para el culto religioso (sacrificios, ofrendas).
Las costumbre fúnebres incluían enterramientos secundarios en urnas; para los jefes, se llevan a cabo enterramiento y funerales especiales que incluían momificación mediante desecamiento. El sacrificio de esposas y esclavos eran comunes en este caso.
Los caracteres físicos de los indios que ocupaban nuestro territorio eran los siguientes: piel cobriza cuya intensidad variaba según las localidades; cabellos negros, lacios y gruesos, frente angosta; ojos algo hundidos bajo cejas negras; nariz pequeña, perfilada en unos, chata en otros; pómulos salientes; boca mediana; labios delgados, dientes blancos, mejillas proporcionadas y barba pequeña.
Generalmente los moradores de las costas tenían más tostada la piel y la talla más elevada que los de la sierras. Las mujeres eran por lo común pequeñas bien formadas, “las más bellas y hermosas que he visto en la Indias”, escribe el cronista Cieza de León.
Estas comunidades vivían de la agricultura, de la pesca y de la caza. Cultivaban el maíz, la yuca, el otoe, el plátano, el frijol, el camote y otros vegetales alimenticios. Pescaban con redes, con anzuelos de espinas de tiburón o por medio de ciertas substancias vegetales que le echaban al agua de los ríos para adormecer a los peces.
Para la caza poseían grandes disposiciones naturales: imitabas las voces de varios animales como quejidos dolorosos de éstos o de sus crías; para obtener fuego frotaban rápidamente un palo contra un pedazo de madera y para aumentar la combustión le agregaban yesca o hierbas secas.
Fuentes:
Sosa J, Arce E 1911, Compendio de Historia de Panamá.
Torres de Araúz R 1999, Panamá Indígena, Ed. Autoridad del Canal de Panamá, Panamá