Los guardianes de la danza del cucuá en las montañas Coclesanas
En San Miguel Centro, Coclé, hay grupos organizados que preservan y protegen la danza de los cucuás. Se trata de una expresión cultural que estuvo cerca de desaparecer. A poco más de dos horas de la ciudad de Penonomé, Coclé, y siguiendo un camino de tierra se encuentra la comunidad de San Miguel Centro, donde residen personas que tienen que caminar largos trayectos para llegar a un centro de Salud o a una abarrotería.
Allí un grupo de personas se unió desde hace unos años para proteger y preservar el gran "tesoro" que identifica a esta comunidad: los diablicos cucuás. La danza de los cucuás estaba en peligro de desaparecer para el año de 1989, casi nadie la practicaba y había escasez del material principal para la confección de su vestuario, un árbol que lleva el mismo nombre, cucuá.
Para conseguir este árbol había que adentrarse a las montañas y cargarlo al hombro por horas, rememora José de la Cruz Vargas, presidente de la Asociación Cultural Ecológica y Artesanal de los Cucuás, grupo fundado en 2004. Hoy, el panorama es un poco más alentador. Cuentan con tres grupos que bailan la danza, integrados por niños, jóvenes y adultos, comparte la artesana Marisol Ovalle, miembro de la asociación. Los pasos logrados por estos artesanos son largos, pues su inquietud y su preocupación por la escasez de la materia prima para la confección del vestuario cucuá los llevó a introducirse más a las montañas coclesanas en busca de la fórmula para plantar más árboles.
Después de varios años y de fallidos intentos encontraron la forma de cultivar el árbol a través de su semilla. Actualmente poseen entre 3 mil y 5 mil árboles cucuás en tres fincas de la zona. El mundo que encierra esta danza es amplio, pues esta tradición, que forma parte del patrimonio cultural inmaterial del país, abarca una costumbre que se inicia desde el momento en que se va a cortar el árbol cucuá para la elaboración del atuendo hasta la representación en el escenario. Los cucuás seguirán danzando.
Si bien es cierto que esta danza ha logrado grandes avances de preservación, aún necesitan apoyo para seguir protegiendo esta tradición, según el proyecto Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Panamá, del Ministerio de Comercio e Industrias.
No obstante, miembros de la asociación recalcan que poco a poco han ido logrando progresos a favor de su danza y que continuarán con esta labor de preservación, pese a que están conscientes de que no es una tarea fácil. En este sentido, están claros en que aún tienen que atraer a más danzantes para que aprendan el baile y también que se formen en las técnicas de elaboración del vestuario, porque tampoco es un proceso sencillo.
Historia
Según la historia esta danza es de origen indígena, quienes primero se asentaron en Chiriquí y luego en Veraguas hasta llegar a las zonas montañosas de Coclé, donde se establecieron y practicaron la danza.
En el libro Panamá Indígena de Reina Torres de Araúz se narra que el vestido cucuá sobrevive solo en la región coclesana y que tuvo una difusión amplia en el siglo pasado.
Para ejecutar la danza de los cucuás el proceso es sencillo, incluso los niños más pequeños con el simple hecho de ver a los más grandes van captando los movimientos. Los danzantes entran con bastón en mano, dan una vuelta y quedan en posición para iniciar la presentación, la cual consiste en una vuelta en corazón y redondillas moviéndose al son de la caja, el violín y el tambor, explica Morán, quien tiene más de 20 años en esta faena.
Cada grupo siempre tendrá las figuras de un diablo mayor, el teniente y los capitanes que son los jefes de fila, menciona en voz alta.
En 2008 se creó la Ley 68 del 14 de noviembre que instituyó el Festival de la Danza de los Cucuás, actividad que debía celebrarse el día del Corpus Christi en Penonomé, es decir, en junio.
Pero para este mes las lluvias no dan tregua y el camino no se presta para que los invitados llegaran con facilidad a San Miguel Centro. Por esta razón los artesanos decidieron cambiar la actividad para el mes de marzo, sin tener una día fijo. No obstante, a pesar de que el grupo no efectúe el festival en la fecha del Corpus Christi, los danzantes van al pueblo de Penonomé y ofrecen una presentación para esta fecha.
En tanto, la Ley 68 detalla una partida de 10 mil dólares anuales dentro del presupuesto del Instituto Nacional de Cultura para la promoción y celebración de este festival, que se empezó a realizar en 2006 con el esfuerzo de los artesanos y desde el 2009 recibe el apoyo estatal.
Con todos los avances que han logrado, están seguros de que mientras ellos estén vivos y los chicos que se inician en la danza de los cucuás sigan con ese amor por la tradición, así mismo "se mantendrá con vida la danza".