11 Apr
11Apr

UN MARTIR EN EL OLVIDO...

León A. Soto

León A. Soto fue un periodista mestizo que fundamentó su carrera en ser autodidacta y empírico. Esto le ayudó a desarrollar sus virtudes y a ejercer su profesión de manera erudita, sin contar con un título universitario. Su educación básica estuvo a cargo de las escuelas eclesiásticas que formaban a las personas más humildes de la ciudad de Panamá. Fue un joven trabajador y que siempre estuvo atraído por la escritura y la literatura.

Su discurso del 2 de junio de 1898, publicado en El Heraldo del Istmo , da fe del nivel de intelectualidad del periodismo ejercido por Soto, impregnado del sentimiento patriótico y comprometido con dar a conocer una crítica altamente constructiva y basada en el respeto hacia las grandes personalidades del ámbito político de la época.

FICHA BIOGRÁFICA

Fue asesinado a golpes por Pío IV Cortés, días después de pronunciar un discurso patriótico. Como consecuencia de la brutal paliza murió el 22 de febrero de 1902.

Nombre completo: León A. Soto

Nacimiento: 11 de abril de 1874, en la ciudad de Panamá

Ocupación: periodista

Resumen de su carrera: Fueron su padres el señor Luciano Soto y la señora Eva Urrutia. Circunstancias adversas le negaron la oportunidad de hacer estudios sistemáticos. No obstante, descolló como poeta y periodista. Tuvo periódico propio, que se llamaba ‘Don Quijote' (1899). Comenzaba a descollar en el campo de las letras cuando se suscitó, en el Congreso de Colombia, la desaprobación del tratado Herran-Hay. Murió un año antes de la Separación de Panamá.

Sus colaboraciones estuvieron centradas en tres periódicos fundamentales que ayudaron a fortalecer en Soto los conocimientos necesarios para que sus escritos trascendiesen por medio de la profundidad de sus ideas. Sus inicios estuvieron marcados por un estilo romántico, para después pasar al modernismo. En conjunto con Gaspar Octavio Hernández, que provenía del arrabal, se destacó por sus poesías. Ambos unen fuerzas y crean el periódico El Cosmos (1896), dirigido por el periodista Guillermo Andreve. Hasta finales del siglo XIX, ambos desarrollan temas literarios y culturales.

Luego Soto crea su propio periódico, llamado Don Quijote (1899), que salía una vez al mes. Cada publicación estaba destinada a destacar lo mejor de la literatura panameña; publicaba pequeñas glosas, ensayos, cuentos y relatos. Pero su difusión duró poco tiempo.

Luego colabora a finales del siglo XX en el diario El Lápiz (1894). Rodolfo Aguilera y Francisco Ardila crean así el primer medio que versaba sobre temas políticos. Uno de estos temas era la necesidad de Panamá de separarse de Colombia. Al mismo tiempo, se pronuncian a favor de la adhesión a Cuba. Asimismo, poseían una sección de cultura.

Como se trata de un periódico que solo salía una vez al mes, sus tirajes eran modestos para una población menor a los 50,000 habitantes. Se vendían mil ejemplares que se dividían entre la ciudad de Panamá (500) y la provincia de Colón (500). Los gastos eran cubiertos por cuotas propias que este grupo de periodistas pagaba para continuar publicando y poder recaudar ganancias.

Soto realizó publicaciones de carácter político. Investigaba y centraba sus noticias en el hecho de que el gobierno centralista de Bogotá mantenía en total abandono al Istmo de Panamá, que presentaba diversos problemas sociales, tales como calles deterioradas, un sistema educativo poco desarrollado, falta de mantenimiento y creación de cementerios, problemas de iluminación y escasos desarrollo económico y salubridad.

El historiador César del Vasto destaca que a finales del siglo diecinueve, el periodismo que se ejercía en Panamá se caracterizaba por la capacidad de lectura de los periodistas. No todos poseían la suficiente capacidad intelectual.

Esta profesión se ejercía por una vocación diaria. Lo que imperaba era un periodismo político que se basaba en las pugnas políticas entre liberales y conservadores y en la lucha entre caudillos. Los cronistas sociales se ocupaban de cumpleaños, eventos y la visita de extranjeros de clase alta. La cobertura cultural plasmaba información acerca de la publicación de algunos libros de interés de escritores latinos o europeos.

Existía un grupo selecto de periodistas de la época, entre los que se encontraba Guillermo Andrés, Gaspar Octavio Hernández y Martin Feuillet, además de otras 15 personas. Estos intelectuales eran amantes de la cultura y defensores de los principios a nivel popular.

Terminada la guerra, los militares colombianos recibieron la orden de reprimir toda acción que impulsara la separación con Panamá. Una de sus víctimas de la censura fue el director del diario El Lápiz , José Sacrovir Mendoza, que fue golpeado a tal punto que lo dejaron al borde de la muerte.

En el caso de Soto, le suministraron una brutal golpiza que le causó la muerte. Estos sucesos provocaron que los ánimos se caldearan en la población, ya que Soto era una persona muy destacada y admirada.

Desde 1902, Soto es considerado el primer mártir de la separación de Panamá de Colombia. ‘Fue asesinado por sus ideas, ya que quería la libertad de su país y que avanzara a mejores futuros', resalta Del Vasto.

Soto es descrito por su temperamento complejo y romántico. Era cortés y generoso en sus maneras cotidianas. Esta descripción es apoyada a su vez en el testimonio que ofreciera Simón Rivas, que era un compañero de afanes literarios. ‘Soto fue un hombre aplacible y digno; era de porte pequeño, discreto y gentil, que se ganaba la simpatía de quienes lo trataban'.

Antes de que él pudiera ver convertido en realidad tangible un sueño que nunca dejó de soñar. Por los acontecimientos que le causaron la muerte, es considerado el Único Mártir de la emancipación Istmeña y el primero en hacer brillar la primera chispa de ese acto patriótico.

En efecto, no pudiendo arrancarle la dignidad, le quitaron la vida. Su victimario, un cobarde y criminal de nombre Pío IV Cortés, le golpeó brutalmente pocos días después que él, a través de un discurso, había hecho un llamado patriótico al pueblo panameño. Como consecuencia de la brutal paliza murió el 22 de febrero de 1902.

Pero el llamado de Soto produjo su efecto, ya que al año siguiente, el pueblo entero, como un solo hombre, se aprestaba a la conquista de su libertad.

Soto fue un prócer anónimo, una víctima del ideal libertador a quien la patria en reconocimiento le otorgó el olvido. Fue un patriota valiente y desinteresado. No supo -ni lo ambicionó nunca- del reconocimiento justo ni de la recompensa que su actuación merecía. Nobleza de espíritu que debe perpetuarse en el recuerdo de todo panameño.

La obra de Soto, que cuidó mucho de la forma, denuncia un plausible afán de perfección. Cuentan - y sus versos lo corroboran - que sintió una grande e insatisfecha pasión amorosa. Espiritualmente fue un aristócrata, descontento de nuestra vulgaridad cotidiana, amigo de lo exótico y maravilloso.

León Antonio Soto fue un poeta sensorial afectivo en quien se dan en una combinación muy particular dos signos esenciales: anhelo de perfección formal y una carga romántica de potencia explosiva.

Hábil versificador, troqueló la mayoría de sus vivencias poéticas en el soneto de versos endecasílabos, escogimiento que correspondía a sus ansias de perfección. "Sublime emperador de la métrica", lo denomina Guillermo Andreve, su amigo y editor de su única obra en verso publicada, Eclécticas.

En el año 1963, mediante un resuelto Municipal, se crea el Premio Municipal León A. Soto. Gracias a la intervención del poeta y concejal en ese tiempo, Álvaro Menéndez Franco, con el objetivo de resaltar la personalidad de León A. Soto. El premio tenia, inicialmente, una única sección, que era la de Poesía y se realizaría todos los 28 de noviembre.

Con el siguiente título anunciaba Guillermo Adreve la publicación de la obra de León Antonio Soto, en su revista El Heraldo del Istmo, en 1905.

Eclécticas

"Este título fue el escogido por León A. Soto, el amigo ausente, para su primer libro de versos, cuando en sus sueños de juventud pensó cosa fácil la publicación de una obra entre nosotros."

"Soto murió joven y dejó su obra incompleta. Nosotros recogimos piadosamente los fragmentos de ella que dispersos quedaron, y en breve, con el mismo título que el soñó, los publicaremos."

"Esta publicación, para mayor facilidad, la efectuaremos por entregas. Cada una será de l6 páginas y se repartirá como PRIMA a los suscritores de esta Revista . La obra constará de seis entregas, y con la última repartiremos una bonita cubierta. La primera entrega estará lista para repartir allá con el 15 de Julio próximo."

El Heraldo del Istmo, Año II. N°. 36
Publicado el 30 de junio de 1905

La Estrella de Panamá

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