11 Jun
11Jun

LAS ELECCIONES DE 1952

En el cuatrienio precedente, el palacio de las Garzas lo habían ocupado cinco presidentes distintos, sin un golpe de Estado militar de por medio y sin alterar –al menos formalmente– lo preceptuado en la Constitución. En mayo de 1952 Panamá se aprestaba a elegir a quien debía ser el sexto presidente constitucional en cuatro años.

En las elecciones de 1948 se disputaron la Presidencia Domingo Díaz Arosemena, Arnulfo Arias y otros tres candidatos. Luego de tres meses, el Jurado Nacional de Elecciones proclamó a Domingo Díaz, por un margen de 2,364 votos sobre Arnulfo Arias. Domingo Díaz renunció al cargo por motivos de salud (moriría un mes después) cuando llevaba apenas nueve meses en el ejercicio del cargo.

Lo sucedió el primer vicepresidente Daniel Chanis, quien dio el paso, audaz y aventurado, de destituir al comandante de la Policía Nacional, José A. Remón.

Como era en el Panamá de la época y lo sería por muchos años, era más fácil que el jefe de la Policía forzara la salida de un presidente, a que un presidente despidiera a un comandante. O sea, el que salió de la Presidencia –obligado por Remón, por supuesto– fue Chanis, y en su lugar tomó posesión el segundo vicepresidente Roberto F. Chiari.

Sin embargo, consultada la Corte Suprema de Justicia, esta declaró improcedente la renuncia de Chanis (él mismo la había retirado alegando presiones), lo cual obligaba a restituirlo en el cargo. Remón decidió entonces –creatividad para la política nunca ha faltado en Panamá– contar otra vez los votos que se encontraban, año y medio después de las elecciones, en la bóveda del Banco Nacional, a la espera de que un alma generosa los volviera a contar.

El escrutinio que el año anterior había tardado meses esta vez duró unas pocas horas, y el resultado fue distinto: Arnulfo Arias le había ganado al difunto presidente por 2 mil 544 votos. Esa misma noche tomó posesión y Panamá amaneció con un cuarto presidente en 16 meses.

Arnulfo Arias, quien había sido destituido por la Asamblea en 1941, era otra vez presidente. Y muy pronto se olvidó de la Constitución que había jurado cumplir. O mejor dicho, decidió derogarla de un plumazo.

Luego de disturbios callejeros y del consabido desfile de políticos por la comandancia, la Asamblea, en funciones judiciales, decide suspender del cargo a Arnulfo Arias, quien se negó a abandonar la Presidencia. Remón asume una vez más un rol protagónico y decisivo en la vida política, enviándole a dos oficiales para notificarle al presidente, en pocas palabras, que salía por las buenas o salía por las balas.

Tras la muerte de los dos oficiales en las escaleras del palacio presidencial, el jefe de la Policía decidió que era hora de hacer valer su amenaza. Luego de un enfrentamiento armado, Arias abandonó la Presidencia. Así, tras un año de las elecciones, el primer vicepresidente Alcibiades Arosemena se convirtió en el quinto presidente del cuatrienio.

Como el coronel Remón había demostrado que era él quien detentaba el poder real y por lo tanto las facultades de quitar y poner presidentes y de contar en una noche los votos que otros habían tardado meses en completar, líderes políticos comenzaron a preguntarse si no era mejor que Remón asumiera él mismo de manera formal y sin tapujos la jefatura del Estado y dejara de ejercer el poder desde los cuarteles.

Y en la fiesta de cumpleaños del segundo comandante, Bolívar Vallarino, en septiembre de 1951, líderes políticos fraguaron la candidatura de Remón para la Presidencia de la República en las elecciones del año siguiente. Los partidos Liberal, Revolucionario Auténtico, Renovador, Nacional Revolucionario y Unión Popular se coaligaron en la denominada Coalición Patriótica Nacional para postular a Remón y a José Antonio Guizado y Ricardo Arias Espinosa como vicepresidentes.

Desde luego, otros dirigentes hacían lecturas diferentes del presente y, sobre todo, miraban con recelo el futuro del país en manos de un militar acostumbrado a mandar tras bastidores, y que se sentía más cómodo ordenando que sometiéndose a laConstitución. Nace así la candidatura de Roberto F. Chiari Remón, primo del comandante-candidato. Los partidos Liberal Nacional, Frente Patriótico, Revolucionario Independiente (PRI) y Socialista (sin reconocimiento oficial) conformaron la Alianza Civilista, nombre que definía una postura frente a la candidatura de un militar, y postularon Norberto Navarro y a César
Quintero como candidatos a vicepresidentes de Chiari (el apellido civilista, como antítesis de militarista, lo usarían otra vez los partidos políticos de oposición para bautizar su alianza en 1989).

Las elecciones de 1952

La oferta electoral la completaba Pedro Moreno Correa, postulado por el Conservador, partido que llevaba muchos años en el ostracismo político y al que volvería para siempre luego del pobrísimo resultado en la elecciones, pues solo obtuvo 1,967 votos de los 213,276 votos válidos emitidos. (ElPartido Panameñista, liderado por Arnulfo Arias originalmente, había postulado a Rodolfo Herbruger, pero luego desistió de participar en las elecciones y llamó a la abstención).

El 11 de mayo, una vez concluida la votación, tanto Remón como Chiari proclamaron el triunfo. Los primeros resultados (tengamos presente que en aquel tiempo el conteo duraba varias semanas, pues las urnas con los votos se transportaban cerradas a la capital, donde el Jurado Nacional de Elecciones los contaba uno a uno). A pesar de las múltiples denuncias de fraude y de coacción, Remón triunfó ampliamente: 133,215 votos frente a 78,094 de Chiari.

El 1 de junio fue proclamado vencedor de las elecciones y asumió el cargo el 1 de octubre. Veintisiete meses después, el 2 de enero de 1955, moriría asesinado en el hipódromo de Juan Franco, magnicidio sobre el cual la historia no ha dictado un veredicto final.

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