Hoy es muy común llamar chivas a los minibuses (tradicionalmente de la marca Toyota Coaster) que se dedican al transporte urbano interno, ya sea en la ciudad capital o en el resto del país. No obstante, las chivas originales eran como se le conocían a los primeros buses de la Ciudad de Panamá, de la marca Chevrolet. Estos vehículos, más pequeños a comparación de los actuales metrobuses y “diablos rojos”, cobraban 5 centavos de pasaje en sus comienzos. Tenían en su interior dos bancos largos de madera, uno en cada lado del bus. La ubicación de los bancos hacía que los pasajeros viajaran frente a frente, los cuales debían ingresar y salir por una entrada algo reducida. Al estar dentro, había que movilizarse a buscar un asiento con la cabeza medio agachada, ya que la altura del techo al piso no era tanta, lo que ocasionaba constantes cabezazos. Era normal que algunos choferes de chivas sintonizaran emisoras de música tipo bolero o mambo, además de una que otra radionovela o evento noticioso informativo. Respecto a porque estos buses se les decía “chiva”, en los primeros años que empezaba el servicio de este medio de transporte, habían un grupo de choferes hindúes que colocaban una pequeña imagen de la diosa Shiva en el panel situado justo enfrente del timón. Los pasajeros curiosos preguntaban que era esa imagen, a lo que los conductores contestaban “Shiva”. Esto llevó a que la palabra se popularizara tanto al punto que no pasó mucho tiempo para que a los minibuses se les llamaran chivas. En la década de 1950 arriban a Panamá una nueva generación de chivas bajo el modelo Fargo, de la empresa estadounidense Chrysler. Las chivas pasaron a un segundo plano cuando a inicios de los años 70 entraron en servicio los primeros buses modelo International, conocidos también como diablos rojos. Para FInales de la década de 1990, las pequeñas chivas ya desaparecían poco a poco de las calles.
Chivas originales