La Masacre de Albrook
‘Recordamos esa fecha con dolor... un dolor con el que hemos aprendido a vivir’, cuenta Gisela Bonilla, esposa del teniente Jorge Bonilla, uno de los 11 militares que intentaron derrocar, el 3 de octubre de 1989, al régimen militar del general Manuel Antonio Noriega.
Aquel momento histórico fue denominado la Masacre de Albrook, el día en que un grupo de oficiales que había llegado de la misión de paz en Namibia, y el resto del Cuartel Central, al mando del mayor Moisés Giroldi, no pudieron mantener un golpe de Estado a Noriega.
Las dudas se mantienen. ¿Pretendían estos militares quitar a Noriega para restablecer la democracia en Panamá o simplemente era un quítate tú para ponerme yo? y darle continuidad a la dictadura militar que existía desde 1968 y que entonces estaba bajo el control único y absoluto de Noriega.
PERSECUCIÓN
En esa época, cuentan los testigos, Noriega y todos los que estaban con él, como Gonzalo ‘Chalo’ González, capitán de la Compañía Machos de Monte; Asunción Gaitán, jefe de escoltas de Noriega, y otros, no solo torturaron y mataron a los 11 militares, sino que también se ensañaron con sus familiares.
-A algunas esposas que trabajaban en instituciones públicas las mandaron de vacaciones para luego destituirlas- recuerda la cónyuge del teniente Bonilla.
Las familias iban a ser desalojadas de sus casas, sus hogares eran allanados, otros enfrentaban juicios por jurisdicción coactiva. ‘Nos robaron, pero nos tocó vivir con eso’, acotó Bonilla.
HACER JUSTICIA AL PASADO
‘Deseamos que alguien reconozca a estos muchachos, asesinados’, recalcó Gisela Bonilla.
Los familiares de los masacrados dicen que en el país no hay espacios de memoria, ningún parque o placa que recuerde lo ocurrido. En lugar de ello, han visto cómo distintos gobiernos han incentivado a muchos de los asesinos del 3 de octubre, otorgándoles indultos, como en el caso de ‘Chalo’ González, a quien Ernesto Pérez Balladares benefició.
EL PERDÓN
Hombres masacrados y familias destruidas fue el resultado de la acción militar. Quienes conocieron a cada uno de los protagonistas, aseguran que los sentimientos son los mismos.
-Cuando te matan a un ser querido, y en esas circunstancias, ¿crees que se puede pasar la página? ‘Ninguno de estos miserables ha pedido perdón, cómo podemos perdonar cuando los asesinos no lo han hecho’, añadió Bonilla.
IMPORTANCIA HISTÓRICA
A juicio del coronel (R) Roberto Díaz Herrera, el golpe que intentó dar Giroldi con otros oficiales tuvo una importancia relevante. Considera que propició el resquebrajamiento de la institución militar —llamada Fuerzas de Defensa— que ya venía sufriendo un deterioro interno ‘en la moral y en la propia disciplina’.
Generaciones enteras desconocen en nuestros días lo que ocurrió en esta fecha y aún más, por qué la operación no fue efectiva.
Una vez que ejecutaron el golpe, los involucrados empezaron a perder el control. A medida que pasaban las horas, el general Noriega convencía con palabras al mayor Giroldi (su compadre), para que lo dejara en libertad. Al final, lo logró.
-Falto efectividad, se filtró información, hubo gente que se echó para atrás— dice Díaz Herrera, quien también piensa que la excesiva confianza con los norteamericanos (que no cumplieron su parte), fue un error.
‘Al ejecutar un golpe tienes que hacer algo... si era golpe militar, debías tener contemplado matarlo, como le pasó a ellos al no lograr su cometido’, apuntó Díaz Herrera.
El militar cree que el lado humano de Giroldi se convirtió en su error. ‘No vas a matar a un tigre y luego lo sueltas, porque entonces el tigre te va a matar’, dijo.