LA HISTORIA DE TABOGA
La conocida isla de Taboga, también apodada como Isla de las Flores, tiene cerros de origen volcánico. Dichas montañas están cubiertas de bosque tropical, lo que ha permitido que una tercera parte de la isla sea área natural protegida. Asimismo, Taboga tiene una historia que incluye la visita de varias nacionalidades, entre las que podemos mencionar los ingleses, españoles, estadounidenses y franceses. Todo empieza el día 29 de junio de 1524, cuando el Canónico Hernando de Luque funda una aldea a orillas de la playa la cual llamó San Pedro de Taboga, nombre que hace honor al santo patrono de la isla. Con el tiempo, la isla fue una zona portuaria de la Ciudad de Panamá y se convirtió en el punto de salida de las expediciones de conquista hacia el Perú.
También fue visitada por piratas, entre los que se encuentran Henry Morgan, quién arribó a Taboga luego de saquear la Ciudad de Panamá en 1671, y John Hawkins, quien se dice que llegó a establecerse en ella en el año 1686. En los siglos venideros, Taboga se volvió un centro importante de tránsito de riquezas descubiertas en Sudamérica, siendo el evento de la ebre del oro californiana la época de mayor auge. Para 1850 era el puerto principal de Panamá, lo que le permitió contar con una población de un poco más de 1,500 habitantes para 1870, cantidad que aumentó a más de 3,100 a nes del siglo XIX.
En el año 1857, los estadounidenses habían exigido apropiarse de la isla de Taboga como indemnización por los supuestos perjuicios causados por el incidente de la tajada de sandia, evento acaecido el año anterior. Sin embargo, no llegó a concretarse. Para el año 1920, los estadounidenses nuevamente buscaron la manera de ocupar Taboga, situación que obtuvo el rechazo total de la población panameña y del entonces presidente de la nación, Ernesto T. Lefevre. En los años de la Segunda Guerra Mundial, Taboga alojó una base militar estadounidense, ubicada en lo alto del Cerro de la Cruz. Esta base ayudó a la economía de la isla, dado el gran número de soldados que permanecieron residentes en todo el tiempo que duró la guerra.