José María Sánchez
Narrador y diplomático panameño, nacido en la pequeña isla de Solarte (ubicada en el Parque Nacional de Cahuinari, en la provincia de Bocas del Toro, sobre las aguas del río Caquetá) el 25 de julio de 1918, y fallecido en la ciudad de Panamá el 8 de noviembre de 1973.
A pesar de los impedimentos que encontró en su familia a la hora de dedicarse al cultivo de la creación literaria, dejó un valioso puñado de narraciones breves que le convierte en uno de los grandes maestros panameños en el tratamiento del complejo género del cuento. Además, en la línea de tantos otros escritores hispanoamericanos de su época, prestó numerosos servicios a la vida pública de su nación, tanto en su dimensión política como en los entresijos de la diplomacia.
Nacido en el seno de una acaudalada familia de empresarios y comerciantes formada por un panameño y una ciudadana costarricense, recibió desde niño una esmerada formaciónacadémica que le permitió cursar sus estudios primarios en San José de Costa Rica, ciudad en la que contó con el apoyo de los parientes de su madre. A su regreso a Panamá, se instaló en la capital del país para cursar estudios de enseñanza secundaria en el célebre Instituto Nacional, del que salió en 1938 con un título de Bachiller en Letras que ya indicaba a las claras la marcada orientación humanística que había tomado su vida.
En efecto, por aquellos años estudiantiles en la ciudad de Panamá, el joven José María Sánchez se había dado a
conocer como escritor por medio de la publicación de algunos relatos primerizos en diferentes revistas culturales del ámbito universitario, relatos que, pese a su condición de obras precoces, dejaban entrever ya una espléndida predisposición para el cultivo de la narrativa breve.
Alentado por estas tímidas pero bien recibidas incursiones en el mundillo literario de la capital, en 1939 José María Sánchez decidió emprender estudios superiores en la facultad de Leyes de la Universidad Nacional; pero pronto se vio obligado a abandonar las aulas universitarias por mandato categórico de su padre, quien le reclamaba a su lado para que empezara a hacerse cargo de los pingües negocios familiares. De vuelta, pues, a su provincia natal de Bocas del Toro, el por aquel entonces frustrado escritor se vio obligado a atender las grandes explotaciones que su padre poseía en territorio continental, cerca de la isla en la que estaba situado el hogar familiar; y aunque trabajó en estas labores de gerencia empresarial y comercial con la desgana propia de quien tiene puestas sus miras profesionales y artísticas en otros menesteres, lo cierto es que supo extraer de esta dura experiencia laboral un rico y abundante material del que luego habrían de nutrirse algunos de sus mejores relatos.
Tras haber acumulado, por imposición, esta fructífera experiencia laboral, tan pronto como se produjo el fallecimiento de su padre regresó a la capital del país y volvió a matricularse en la Universidad Nacional, donde logró completar su interrumpida carrera de Derecho.
Merced a esta titulación y a las importantes relaciones sociales mantenidas por su familia, José María Sánchez inició entonces una fecunda trayectoria cívica que le condujo hasta algunos puestos de gran relieve en la vida pública de la pequeña república centroamericana, como el de colaborador en la Oficina de Planificación de la Presidencia (cargo que ocupó entre 1956 y 1960, durante el período de gobierno de Ernesto de la Guardia) y el de gerente del Instituto de Fomento Económico (durante el mandato presidencial de Roberto Chiari).
Posteriormente, abandonó su país pero no dejó de servir al gobierno panameño, ya que entre 1964 y 1968 ejerció como Embajador de su nación en Colombia y en Argentina.
De regreso a su país natal, vivió durante su último lustro de vida rodeado de la admiración de la crítica y los lectores, así como de buena parte de sus jóvenes colegas de andadura literaria, en los que ejerció con la difusión de sus cuentos una considerable influencia (hasta el punto de que tal vez sea el del relato el género que goza de mayor predicamento entre las últimas promociones de escritores istmeños).
Diseminados por diferentes rotativos y revistas de Panamá y de otros países hispanoamericanos, algunos de los cuentos de José María Sánchez habían sido objeto de una edición a mediados de siglo.
Dejó publicado tres libros: Tres cuentos (1946), Shumio Ara (1948) y cuentos de Bocas del Toro (1973). Ganador del primer premio del concurso de cuento de navidad, del diario La Estrella de Panamá, en 1947 y en 1948, con sus cuentos Embrujos de navidad y Una aclaración necesaria, respectivamente. Sus cuentos han sido traducidos al alemán, francés, inglés, ruso y otros idiomas, y han figurado en antologías junto a los más grandes cuentistas del continente