26 Oct
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Hospital Santo Tomás

El pasado 22 de septiembre el Hospital Santo Tomás, el llamado ‘hospital del pueblo ', conmemoró 315 años de existencia, hecho que para muchos es desconocido, ya que siempre lo hemos asociado al barrio de Bella Vista y a que en el momento que se inauguró, bajo la presidencia visionaria de Belisario Porras, fue llamado ‘el elefante blanco '. Es pertinente este rescate histórico por la crisis tan profunda que hoy permea a todos los centros que deben impartir salud, por el desorden que existe en la Caja de Seguro Social y por las promesas incumplidas de mejorar las instalaciones tanto de este importante nosocomio como las de su vecino, el Hospital del Niño.

Fue en 1702, en lo que se conocía como ‘extramuros ' de la ciudad de Panamá (los intramuros es donde está el Casco Antiguo hoy día) que el entonces obispo fray Juan de Argüelles le envió una carta al entonces rey Felipe IV de Borbón para informarle que en esta colonia se había establecido un hospicio para mujeres de escasos recursos y para enfermos desahuciados, el día de Santo Tomás de Villanueva (22 de septiembre). Entonces quedaba situado frente al teatro Variedades en el barrio de Santa Ana, lo que se conocía también como el arrabal .

Unos años después, el 15 de febrero de 1724, la Real Audiencia de Panamá escribió una carta al rey de España para informar del deplorable estado del hospital, por lo que pidió ayuda para su reedificación y mantenimiento. Tal parece que en ese momento sus reclamaciones fueron escuchadas porque el nosocomio como tal siguió funcionando, llenando un vacío que entonces existía por la falta de centros hospitalarios en la capital del Istmo, que era todavía parte de las colonias españolas.

En 1819 se inició la construcción de un nuevo hospital con el fin de reemplazar el hospicio ya establecido y se construyó en la Calle de El Chorrillo, después de la calle Darién, donde actualmente es la avenida B. Faltaban dos años para que Panamá se independizara de España. Las obras culminaron en 1826 y se amplió la cobertura a pacientes masculinos.

El 1º. de septiembre de 1924, ante 4000 personas y en un acto inolvidable para nuestra historia, ya siendo un país independiente, el tres veces presidente Belisario Porras inauguró el conjunto que hoy se yergue aún orgulloso, a pesar de todos los avatares que ha sufrido y la desidia en que lo han colocado las administraciones gubernamentales, en el barrio de La Exposición, que él tan minuciosamente destinó para enaltecer la ciudad. Sus estructuras originales, así como sus jardines, que ocuparon inicialmente unas cinco hectáreas, fueron declaradas monumentos históricos nacionales en 1986.

Los primeros edificios han ido adaptándose al crecimiento forzoso que ha experimentado una ciudad que le ha metido el pie al acelerador y algunas de las salas originales han ido evolucionando hacia oficinas administrativas, servicios ambulatorios o salas especializadas. La atención a menores derivó al Hospital del Niño, que está a un costado y la de pacientes con cáncer al Hospital Oncológico, que ahora funciona al lado de la Corte Suprema de Justicia (antiguo Hospital Gorgas, en lo que fuera la Zona del Canal).

Hace siete años se intentó construir, en el lote baldío que dejó la demolición apresurada del antiguo edificio que ocupaba la Embajada de EE.UU., una torre que sin duda alteraría la aparente calma donde están estos dos importantes centros de atención médica popular, pero un grupo de ciudadanos se opusieron con tesón, protestando y reuniéndonos, creando conciencia entre los más afectados, acciones que dieron frutos y fue así que logramos que el Gobierno descartara erigir allí su famosa ‘tusa ' financiera.

Patronato

En el año 2000 se crea el Patronato del Hospital Santo Tomás como entidad de interés público y social sin fines de lucro cuyo objetivo principal es el de administrar, conservar y proteger las instalaciones del complejo hospitalario Santo Tomás.

La composición del Patronato:

Un representante del Club Activo 20-30 de Panamá
Un representante del Club Kiwanis de Panamá
Un representante del Club de Leones de Panamá
Un representante del Club Rotario de Panamá
El Ministro de Salud, y;
Un representante de la asociación de usuarios del Hospital Santo Tomás

Sistesis del discurso de Belisario Porras en el momento de la Inauguración del Hospital Santo Tomás

Nobles damas y distinguidos caballeros. Señores todos. (Así fue la cortés introducción).

Porras comenzó manifestando que no ha tenido la ocasión de rectificarlo o confirmarlo, ya que no se acuerda en dónde lo habrá leído pero que existe una verdad mortificante, y es que los más valiosos descubrimientos han sido en gran parte resultado de una casualidad. Por ejemplo, el hallazgo de Isaac Newton y lo de la fuerza de la gravedad.

(Pasa entonces a relatarle al numeroso público presente de dónde nació la idea de construir lo que sería el Santo Tomás.)
Resulta ser que en Cocobolas, Las Tablas, don Belisario tenía un amigo muy estimado, muy bien plantado, valiente e inteligente. Le decían Toto y había sido hasta jefe de Brigada durante la Guerra de los Mil Días.

Según Porras, Toto relataba todo lo que le sucedía en forma tan jocosa, que por más desdichado que fuera el asunto, se lograba imponer el humor. Toto le relató a Porras que durante las fiestas de Santa Librada y dentro del apretado programa no faltaba la típica corrida de toros en la plaza del lugar.
A una ancianita se le ocurrió pasar por una esquina donde se llevaba cabo tan peligrosa función. El toro, al ver aquel delicado bulto, se le abalanzó.

Agregó Porras que Toto, que estaba en la tribuna, sin pensarlo dos veces se lanzó al improvisado ruedo. Agarró al astado por el rabo y de un fuerte tirón lo echó al suelo, con tan mala suerte que le cayó encima fracturándole las dos piernas. Naturalmente que Toto quedó imposibilitado para deambular.

Porras se enteró de lo sucedido y le mandó a decir a su amigo que le iba a conseguir todas las facilidades para transportarlo, a fin de que fuera tratado en la ciudad capital.

“Imposible mi dotol. Yo no iré a su hospital, que es a mi vel la puerta de entrada del cementerio de la ciudad. Déjeme molil aquí”, le respondió Toto a su amigo presidente.

En este momento de la historia hay que recordar que el antiguo Santo Tomás estaba a pocas cuadras del camposanto.
De aquí, según refiere Porras, le comenzó a dar vueltas la idea de construir un nuevo nosocomio para toda la comunidad.
¿Y de dónde podría venir el financiamiento? De la Lotería, cuyo contrato estaba próximo a finalizar.

El presidente la quería nacionalizar. Como era de esperar, un cúmulo de protestas, aplausos, discusiones y, por qué no, insultos se comenzaron a escuchar por su propuesta.
Más La Lotería se estatizó. Y se ayudó a leprosos y a dementes nacionales de Palo Seco y Corozal. Se subvencionó a las Hermanas de la Caridad, al hospicio de los salesianos, a los talleres escolares, a la Cruz Roja, a ciertos colegios y escuelas, y a otras instituciones benéficas.

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