Historia del cine panameño
LOS INICIOS DEL CINE EN EL PAÍS. El cine llega a Panamá en 1897, país que en ese entonces es todavía un departamento que forma parte de la República de Colombia y de la cual se separa en 1903. El vitascopio y el cinematógrafo se presentan a escasas semanas uno del otro. La compañía del prestidigitador Balabrega, nombre artístico de John Balabrega Miller, llega al puerto de Colón el 13 de abril de 1897 en el vapor Str. Holstia. La presentación se efectúa en una carpa instalada en un lote donde se suelen organizar distintos espectáculos. Es posible que el programa incluya los títulos usuales del repertorio Edison que más tarde se proyecta en el resto de Colombia, como Las señoritas Shalt en el baile de las palomitas, La serpentina, Elena y Marta con el andarín Carlos y El martirio de Juana de Arco, entre otros. Balabrega llega a Ciudad de Panamá a finales de abril y en junio arriba el operador francés Gabriel Veyre con el cinematógrafo Lumière. Este recorre, desde 1896, toda el área centroamericana, y filma vistas de pueblos y personajes; continúa su recorrido hacia Suramérica y en noviembre de 1897 regresa a Colón, donde vende su aparato al empresario Salvador Negra y Pagés.
Las primeras filmaciones de las que se tiene noticia en Panamá, pertenecen al cuerpo de cine del ejército de Estados Unidos, que desde 1904 registra los trabajos de construcción del Canal. Las imágenes muestran a los obreros, a los ingenieros que dirigen la excavación y hasta la visita del presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt a Panamá, el 14 de noviembre de 1906; así como el posterior recibimiento del mandatario siguiente, William H. Taft. El gobierno estadounidense también filma la llegada de trabajadores antillanos a los puertos del país que están bajo su control; así como los trabajadores de la obra canalera mientras abordan y bajan del ferrocarril, también en manos estadounidenses; los obreros cuando trabajan en las excavaciones a punta de pala y pico, y utilizan máquinas y palas mecánicas, vagones y vapores. Se muestra el progreso de la construcción de las esclusas y la vida cotidiana de los trabajadores, ingenieros y autoridades del enclave.Finalmente, se presenta la inauguración formal del canal en 1914 con el famoso tránsito del vapor Ancón. Otras imágenes que registran el histórico acontecimiento en 1914 son The Flooding and Opening of the Panama Canal, de Eugene H. Hagy, y Panama and the Canal from an Aeroplane, de George F. Cosby y M. B. Dudley. Todos estos equipos de filmación son estadounidenses.
El negocio cinematográfico se inicia en Panamá alrededor de 1915. Algunos como Angela Godoy Cedeño, consideran que Robert Wilcox, quien se establece en Colón, es el primero en exhibir y distribuir películas que adquiere a las casas productoras. También en el puerto de Colón se instala la primera sala de proyección cinematográfica, el Teatro América, asimismo propiedad de Wilcox. Como es normal en los enclaves en los que dominan las compañías bananeras o el gobierno de Estados Unidos, la sala está segregada y se divide en dos partes, el centro se reserva de modo exclusivo para los estadounidenses, mientras que los ciudadanos panameños y de otras nacionalidades, como chinos y jamaiquinos, ocupan las filas laterales. A partir de 1928, las grandes empresas distribuidoras, Universal, Paramount, Columbia, Fox, Warner Brothers y, más adelante, Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) deciden trasladarse de Guatemala a Ciudad Colón, desde donde realizan la distribución internacional para América Latina. Sin embargo, si bien esto atrae a algunos inversionistas a hacer películas en Panamá, no afecta de manera significativa la producción nacional. Es decir, el cine llega como consumo, como entretenimiento, pero no se percibe como una industria para desarrollar, lo que también sucede en el resto de Centroamérica. No es sino hasta las décadas de 1920 y 1930 que el camarógrafo panameño José Antonio Sosa y el laboratorista francés John de Pool realizan artesanalmente los primeros noticieros panameños. En las décadas de 1940 y 1950, Manuel Ricardo Sánchez Durán rueda noticieros que luego se convierten en la Revista Nacional, producida por John H. Heymann y Jorge Carrasco.
La Revista Nacional incluye una serie de documentales informativos sobre la realidad nacional, política, fiestas, inauguraciones, que se filman en 35 mm, y blanco y negro. La empresa Estudio Latinoamericano SA (Cinelsa) de Heymann y Carrasco, proyecta sus revistas en los cines hasta la década de 1960. Esta empresa se diversifica hacia la publicidad y realiza los primeros documentales del gobierno de Omar Torrijos. También, Ernesto de Pool filma la primera película sobre la tradicional fiesta de La Balsería de los indígenas. El filme se realiza en 1943 y comienza con tomas aéreas sobre diversas regiones del país hasta llegar a un campo de aterrizaje ocasional, donde luego se ve la caravana de indios que atraviesa los más peligrosos caminos en dirección a Cerro Vaca, a una distancia de siete horas de viaje y da comienzo al ritual juego indígena.
LAS PRIMERAS FICCIONES DEL CINE PANAMEÑO
Carlos Luis Nieto, costarricense radicado en la provincia panameña de Santiago de Veraguas, realiza la primera ficción. Adquiere un equipo de filmación en 1933 y filma acontecimientos de su pueblo. Entre los cortos que sobreviven se encuentran Elecciones en Santiago y Todos compran billetes y chance, que presentan vistas rurales de la época. El primero muestra un día de elecciones en el pueblo, con imágenes de los votantes, una escuela rural, los miembros de las mesas, un candidato y su familia, así como la actividad cotidiana de la comunidad. El segundo es un retrato breve de la afición nacional por la lotería.
Su primera ficción aborda el tema clásico del viaje del campo a la ciudad y la visión de esta última como causante de la corrupción del ser humano. Al calor de mi bohío (1946) es una producción artesanal que se filma en 16 mm, en color. Es un film silente por lo que el relato se explica por medio de intertítulos. Es el típico melodrama que pertenece al subgénero de “mujeres pecadoras”. Cuenta la historia de una joven campesina que emigra a la ciudad en busca de una mejor vida económica y social y luego es víctima del engaño y termina prostituyéndose. Al no permitir al padre de la protagonista que acabe la película, el director improvisa un final, altera el guión e incluye escenas en un hotel, fiestas patronales y procesiones religiosas.
El film se estrena en Santiago, pero al parecer nunca llega a la capital. El film se mantiene durante años en manos de la actriz; no obstante, en los días que prosiguen a la invasión estadounidense de Panamá (1989), la única copia existente se pierde. La muchedumbre asalta la casa de Baby Torrijos, quien es hermana del general Omar Torrijos, y por lo tanto una figura prominente, y roban la copia.
Tres años después del rodaje de "Al calor de mi bohío", en 1949 se filma en la Ciudad de Panamá otro film argumental con una visión similar en cuanto a la dicotomía campo ciudad. Esta vez es el largometraje "Cuando muere la ilusión de Rosendo Ochoa". Panamá Sono Films, propiedad del mismo Ochoa y de su hermano Carlos, ambos de origen ecuatoriano, realizan la producción. Actúan en ella Elda de Icaza y Aldo García, en los papeles principales de la novia y el galán. La cinta se filma con una cámara Auricón de 16 mm, que graba sincrónicamente el sonido. El costo de la producción es de 15.000 dólares, y los intérpretes no reciben salario ya que se les ofrece un porcentaje de las ganancias; esto evidentemente no sucede.
El argumento relata la historia de un joven, parrandero y jugador, que un día gana la lotería y se va de vacaciones al campo, donde vive un amigo con sus dos hijas. El joven se enamora de una de ellas, la cual ya tiene un pretendiente. No obstante, trae a la muchacha a la ciudad y disfruta con ella hasta que se le acaba el dinero. Después de algunas peripecias, el joven decide robar y la policía lo mata. El pretendiente campesino de la muchacha llega a buscarla, pero ella no quiere dejar la ciudad y alega que quiere morir allí. Pero, al igual que en Al calor de mi bohío, el filme no llega a desarrollar nunca su argumento. En este caso, los actores se niegan a matar a la protagonista. No se filman las últimas escenas y por lo tanto, se echa mano de la narración al final de la historia. La película se estrena el jueves 7 de julio de 1949 en el Teatro Presidente, en función de honor para el presidente de la República, Domingo Díaz, y para la prensa. Los periodistas de la época señalan el esfuerzo nacional de hacer cine y aplauden la película. Pero al igual que el filme anterior, no se conserva una copia. En este caso, se quemó en una proyección.
No puede faltar tampoco un intento de cine religioso, elemento común en prácticamente todos los países de Centroamérica.
En 1955 se realiza "El misterio de la Pasión", también conocida como "El gran drama" en 16 mm y en color con una duración de 50 minutos dirigida por el padre Ramón María Condomines. Es la filmación de una obra teatral sobre la pasión de Jesucristo, y en la cual participan los pobladores de San Francisco de la Montaña, en Veraguas. Se realiza a petición del director de Cultura del Ministerio de Educación, Rafael Peralta Ortega.
De igual modo, dentro de la línea de promoción turística también se realizan múltiples filmes. Diversos ministerios encargan una película en color sobre las regiones más atractivas de Volcán, Boquete y San Blas, con el objeto de distribuirla gratuitamente en centros de industria turística del mundo. "Panamá tierra mía", que dirige Jorge I. de Castro (1965), es un film emblemático de promoción turística en el que se presentan imágenes de diversas zonas del país. De una hora de duración, el film arranca con una canción que refiere las bellezas del país, mientras acompaña las imágenes de la ciudad. Una voz over explica diversos aspectos del país, tales como la geografía, el funcionamiento del canal y otros aspectos, con un breve argumento. El film logra tener cierta difusión internacional.
CAMBIO DE ESTÉTICA EN EL CINE PANAMEÑO
En 1967 se forma un pequeño grupo de aficionados al cine que se hacen llamar Cineclub Ariel y cuyo fundador es el cineasta Armando Mora junto con algunos estudiantes de teatro de la Universidad de Panamá. Dos años después, el grupo organiza el Primer Festival de Cine Nacional, en el cual se insta a crear una identidad cinematográfica panameña. En dicho festival, participan unos quince trabajos, algunos incluso pertenecientes a “zonians”, residentes estadounidenses de la Zona del Canal, y los galardonados son Julio Jaén, con Censos nacionales de 1970, Domiciano González con Así es Chiriquí y John Thurman Walden con La metamorfosis de Allan Jones, que obtiene una mención. Pero el gran ganador del certamen es Carlos Montúfar Jr. con el cortometraje Underground en Panamá, que obtiene cinco galardones en varias categorías. Montúfar, hijo de un fotógrafo panameño, es un apasionado del cine y de la técnica fotográfica. De ahí que Mora lo invite a integrarse al grupo, el cual se transforma en un “cine-taller”. Juntos, Mora y Montúfar producen cortos experimentales y documentales.
Ambos cineastas realizan todos los aspectos de la producción cinematográfica, pero no logran patrocinios o formas de financiamiento. Si bien en la época se puede revelar en Panamá, la llegada del video significa el fin del grupo. Sus miembros no quieren invertir en equipo nuevo y el taller se disuelve. Mora se va a estudiar a París y Montúfar se queda trabajando en la publicidad. En la década de 1990, unos jóvenes realizadores en video, conociendo la trayectoria de Montúfar, le piden que fotografíe un cortometraje Pequeños novios, para participar en el concurso Maxell. Nuevamente, como dos décadas antes, Carlos Montúfar arrasa con la mayoría de los premios del certamen, lo que otorga nueva vitalidad a su carrera.
EN BUSCA DEL CINE NACIONAL.
No es sino hasta la década de 1970 que se produce un verdadero movimiento cinematográfico en el país, en relación directa con los procesos políticos que se desarrollan en ese momento. La accidental y misteriosa muerte del general Omar Torrijos, en agosto de 1981, es sin duda el momento que motiva el nacimiento de la cinematografía de Panamá. Es en 1972 con la creación del Grupo Experimental de Cine Universitario (GECU), que por primera vez se realiza cine en Panamá de manera sistemática y con apoyo estatal. Dicha iniciativa responde a la coyuntura de recuperación del Canal, mediante la política nacionalista del general Torrijos, la cual culmina con la firma de los tratados Torrijos-Carter. Como casi todo el cine latinoamericano de la época, el modelo que se sigue es el del cine cubano. Este causa un gran impacto en algunos intelectuales, ya que es la primera vez que se ve un cine contestatario, hecho con pocos recursos y muy distinto a lo que para todos es el cine, es decir, Hollywood. La iniciativa surge después de la Primera Semana de Cine Cubano que se realiza en Panamá en julio de 1972. Los cineastas cubanos Pastor Vega y Jorge Fraga acompañan la muestra y se interesan en realizar un documental sobre el país, para lo que requieren una contraparte. Con este objetivo proponen al poeta Pedro Rivera, quien no tiene experiencia en cine, que los acompañe en la aventura. Rivera ve en el proyecto cinematográfico una posibilidad de colaborar en la lucha por la soberanía y se crea una pequeña estructura cinematográfica en la oficina de asuntos estudiantiles de la Universidad de Panamá. Rivera llama a Enoch Castillero, fotógrafo de profesión y el único miembro del futuro grupo con experiencia en el campo de la publicidad y de documentales.
***Canto a la patria que ahora nace, 1972***
Es el nacimiento del GECU. Se formaliza un grupo bastante numeroso de diferentes tendencias, poetas, escritores, intelectuales, pero finalmente se mantiene un núcleo de siete u ocho personas, las cuales se reúnen en el apartamento de Castillero. El GECU filma unos treinta documentales en cinco años. Para financiar los primeros trabajos y la compra de equipos, es el mismo Torrijos quien otorga el dinero.
Del grupo inicial sólo Enoch Castillero tiene experiencia profesional; el resto se forma en la práctica cinematográfica. Otros miembros fundadores son Luis Franco, Rafael Giraud, Ernesto y Reynaldo Holder, Anselmo Mantovani y Fernando Martínez.
La creación de la Radio y Televisión Educativa, Canal Once, es otro elemento de apoyo decisivo a la producción audiovisual. En los primeros años, se crea un circuito cerrado de televisión que opera en la Universidad de Panamá, con dos emisiones semanales desde un aula de clases; a partir de 1978 inicia la transmisión abierta y presenta los documentales del GECU y otros trabajos de búsqueda y expresión nacional que no transmiten los canales comerciales. Pero lo que es decisivo para el estímulo del audiovisual es la organización en 1985, del I Concurso de Videos RPC-Maxell, que convoca a la realización de videos musicales, formato para la comercialización de la música, que producen publicistas acostumbrados a expresarse en 30 o 60 segundos. Los participantes se las ingenian para contar historias, dentro de las reglas del juego.
Durante la década de 1980 persiste sobre Centroamérica el “fantasma” de la invasión estadounidense, particularmente a la Nicaragua sandinista o a El Salvador en guerra. No obstante, cuando ésta se produce es en Panamá y por razones diferentes al conflicto bélico, en una operación militar denominada “Causa justa”.
Meses antes de la invasión, Yisca Márquez y Carlos Aguilar Navarro, estudiantes de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, tratan el tema de la intervención estadounidense en My Name is Panamá (1989), un corto de trece minutos, con una visión irónica y premonitoria de la postura de Manuel Antonio Noriega ante el bloqueo y la intervención de Estados Unidos. El imperio nos visita nuevamente de Sandra Eleta (1990), es un documental ficción que mezcla dramatizaciones de la invasión con entrevistas a víctimas de la ocupación en Colón; Yisca Márquez realiza el documental Just Cause, ¿para quién? (1990), con una visión crítica sobre el acontecimiento.
Finalmente, se crea la la Asociación Cinematográfica de Panamá (Asocine), la cual solicita formalmente a la Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas Iberoamericanas (Caaci) la reincorporación del país para su participación activa dentro de las autoridades de la región. Además, por primera vez un país centroamericano ingresa en el Fondo de Fomento al Cine, Ibermedia, lo que junto con su participación en el programa Doctv-Iberoamerica de fomento al documental y la televisión pública lo encamina a internacionalizar más su producción. Un proyecto de ley de fomento audiovisual también se encuentra en proceso.