Fray Tomás de Berlanga, obispo de Panamá, descubridor de las Galápagos
El 10 de marzo de 1535 la nave en las que viaja hacia Lima el dominico Fray Tomás de Berlanga entra en la bahía y río de Caraques (Archipiélago de las Galápagos), siendo tal expedición y el religioso citado los primeros europeos en avistar y pisar tales islas.
Fray Tomás de Berlanga, "descubridor" de las Galápagos
El propio Fray Tomás señala en su diario que:
“Esta dicha bahía es uno de los lindos puertos que pueden ser en el mundo, que pueden llegar los navios a barloar con la tierra, y pueden subir los navíos tres o cuatro leguas y no saben si más” …
Observa asimismo que la Bahía “está en medio grado de la banda del Sur, y en las cartas está en tres grados”; lo cual es exacto. Más de mes y medio había transcurrido desde que salieron de Panamá”.
Tomas Martínez Gómez nació en Berlanga de Duero (Soria,), estudió en Salamanca, y allí tomó los hábitos de la Orden de Santo Domingo en 1508 adoptando el sobrenombre de su lugar de nacimiento. Partió para la isla Española (hoy República Dominicana), con la segunda expedición de dominicos al Nuevo Mundo en 1511.
Comprometido en la defensa de los indígenas, Fray Tomás de Berlanga fue uno de los protagonistas del célebre Sermón de fray Antonio Montesino, compañero suyo, y las consecuencias que traería consigo, como fueron las Leyes de Burgos de 1512 en defensa de los indígenas. Fue el Prior del Convento de los Dominicos en esta isla, y más tarde alcanzó el cargo de Provincial, el primero en América, de la Orden de Santo Domingo.
Conocido, por parte del Consejo de Indias y del Rey Carlos I sus dotes como negociador e interlocutor entre las órdenes religiosas que se iban asentando en el Nuevo Mundo, fue propuesto por el Rey al Papa Clemente VII, para que le nombrara Obispo de Tierra Firme o Castilla del Oro, como así lo hizo en 1533, cuya sede episcopal estaba asentada en Panamá.
Tuvo la idea de un canal en Panamá
Estando en su sede panameña se interesó por estudiar y mejorar las comunicaciones en el Istmo centroamericano, concretamente en la ruta que, a través del río Chagres, comunicaba ambos mares, el Pacífico o Mar del Sur, con el Atlántico o Mar del Norte. Ello le llevó a proponer al Rey de España una travesía, utilizando este río, en el que vio la clave del progreso, por la comunicación y transporte de mercancías, que suponía abaratar los costos de las mismas, en particular de la especiería y también porque representaba, por el hecho de poder unir los dos mares, una forma de “engrandecimiento y ennoblecimiento del imperio español”.
Su idea se materializaría siglos más tarde con la obra de canalización del Chagres, y el consiguiente Canal de Panamá.
Misión diplomática a Perú
Sus grandes aptitudes como diplomático hicieron que el rey español le encomendase múltiples tareas destacando la que le llevó a a Perú a entrevistarse con los conquistadores Francisco Pizarro y Diego de Almagro, pedir las cuentas y comprobar el estado de la Hacienda Real relativo al reparto del oro que perteneció al imperio de Atahualpa. También se le ordenó medir y demarcar los territorios respectivos entre los adelantados y conquistadores Francisco Pizarro y Diego de Almagro que en sus disputas por la preciada ciudad del Cuzco habían generado ya varias guerras civiles.
Las Galápagos
Fue entonces, el 23 de febrero de 1535, cuando Berlanga embarcó en Panamá rumbo a Perú con las misiones encomendadas por el emperador, pero la nave en la que viajaba costeó el litoral durante siete días, tras los cuales, abandonados por los vientos y arrastrados por las fuertes corrientes, se internaron hacia mar abierto hasta que divisaron una isla de lo que posteriormente se llamó archipiélago de las Galápagos, siendo los primeros europeos en pisarlas.
Allí Fray Tomas, tras observar que aquellas islas no eran sino pedregales llenos de cactus espinosos, escribió en su Diario:
“Diríase que había caído una lluvia de piedras”.
También fue el primero en comprobar la existencia de tortugas gigantes a las que que los españoles llamaban “galápagos”, así como la presencia de iguanas, de aves extrañas y de leones marinos que no parecían manifestar miedo alguno ante la presencia de seres humanos
No fue sino varios años después cuando Diego de Rivadeneira denominó a esas islas “Encantadas” bajo la creencia de que flotaban sobre la superficie del mar. En 1574 el cartógrafo flamenco Abraham Ortelius dio finalmente el nombre de Galápagos al conjunto insular que con el tiempo llegó a ser nido de piratas y base de balleneros. Como es bien sabido el archipiélago resultaría ser posteriormente un filón para los naturalistas primero de la Expedición Malaspina y posteriormente de la encabezada por el británico Charles Darwin
Otras facetas de Fray Tomás
Pero además de conciliador, diplomático, proyectista y descubridor hay más logros que adornan el curriculum de este soriano. Por su marcado interés por la agricultura, llevó fray Tomás de España a Santo Domingo, una variedad de plátano, banana o bananito (lo que los mexicanos llaman, curiosamente, “dominico”) procedente de las islas Canarias. Fue asimismo el primer español que comenzó a plantar el tomate de forma intensiva
La nación de Ecuador le está agradecida, pues ésta puede decirse que tuvo su origen en una carta que fray Tomás escribió al Rey, de 20 de noviembre de 1535, aconsejándole que una parte de lo que representaba entonces Nueva Castilla o Perú, en el norte del mismo, se constituyera en una nueva Provincia, nombrando como gobernador a Hernando Pizarro, creándose con ello la llamada Gobernación de Quito.
Fue defensor a ultranza de los derechos de los indígenas y nada permisivo con los abusos de que eran objeto, contrario a la dejadez que en muchas ocasiones veía por qué no se les daba, por parte de los encomenderos, la doctrina suficiente e instrucción a los que tenían encomendados. Una muestra de su respeto por la ecología y los animales la evidencia en su carta del 26 de abril de 1535, preocupándose con respeto por la fauna (galápagos, iguanas, aves y lobos marinos) que encuentra en las islas Galápagos. Y otro ejemplo, en su carta del 15 de diciembre de 1538, manifiesta su preocupación para que no se saquen perlas del mar con red, por el destrozo ecológico que esto representaba, y sí con el método tradicional.
Fuente Revista de Historia de España