02 Mar
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EN LOS TIEMPOS DE LA CONSTRUCCIÒN DEL CANAL, LOS KUNAS GOZABAN DE CIERTOS PRIVILEGIOS.

El funcionamiento del Canal de Panamá fue un esfuerzo común de gente muy diversa. Gente venida de muy lejos, como los chinos, afrodescendientes, norteamericanos, europeos, pero también de gente del lugar: los pueblos originarios del istmo.
Desde los años 30 del siglo pasado, muchos hombres gunas trabajaban en la Zona del Canal como auxiliares de cocina, auxiliares de comedor, personal de limpieza de edificios, empleados de las tiendas del Ejército o conserjes de los alojamientos militares. Los auxiliares de cocina ganaban 40 dólares al mes; los auxiliares de comedor, 30 dólares y el personal de limpieza de edificios, de 30 a 40 dólares. Los trabajadores gunas gozaban de ciertos privilegios respecto a los otros obreros panameños: podían adquirir bienes en las tiendas del Ejército, utilizar el servicio de cine, recibir tratamiento médico, beneficiarse de un seguro de compensación y de vacaciones de dos semanas anuales con derecho a pago.

Los sailas tenían acceso a la Zona para aconsejar a los que emigraban temporalmente. Como ya había auspiciado Nele Kantule 40 años antes, los salarios de la Zona fueron una importante fuente de recursos para la comarca. Gracias a una parte de los sueldos de los trabajadores de la Zona, se pudieron celebrar congresos generales y sufragar los gastos derivados de comisiones de estudio.

Los acuerdos que en 1932 firmaron el general Preston Brown y Nele Kantule con el propósito de que gunas fueran empleados en la Zona del Canal se reforzaron durante la época torrijista. En el año 1969 los caciques gunas Olotebiliginya, Yabiliginya y Estanislao López firmaron un nuevo convenio con las autoridades de las bases norteamericanas ante la presencia del intendente del momento, Napoleón Salazar, y los representantes de los caciques en la Zona, Temístocles Arias y Arango Bolívar. Este nuevo acuerdo surgió a raíz de que con el golpe militar de 1968, los norteamericanos prohibieron a los civiles panameños residir en la Zona del Canal. Ante esta situación los caciques hicieron todo lo posible para convencer a los militares de la Zona para que los trabajadores de la comarca no tuvieran que desalojar completamente las bases.

Argumentaron que los trabajadores gunas estaban ahí para ayudar a su pueblo y no para su lucro personal. Tras arduas negociaciones, en 1969 los gunas consiguieron un nuevo estatuto que además de permitirles continuar residiendo en las bases y obtener un sueldo más digno (a partir del año 1971 empezaron a ganar $1.60 la hora), les permitía vender víveres y productos en las barracas de los oficiales para recaudar fondos para la comarca. Los comandantes de la zona privilegiaron a los gunas porque consideraron que no había lucro personal y que trabajaban en las bases por el bien de su comarca.

En 1970, inspirándose en el modelo organizativo de la comarca basado en congresos locales y regionales, los gunas crearon la Unión de Trabajadores Kunas (UTK). En esta unión todos los trabajadores gunas de las bases elegían por voto secreto a tres representantes de los caciques en la Zona y a unos jefes de los trabajadores gunas en cada campamento militar (Fort Clayton, Albrook, Howard, Fort Amador, Fort Kobbe, Quarry Heights, Fort Gulick y Fort Davis). Para ocupar estos cargos de elección se exigía un buen dominio de las lenguas guna, inglesa y española.

Los representantes de los caciques mediaban las relaciones entre las autoridades militares, tradicionales y los jefes de cada base. Pertenecer a la UTK suponía participar en reuniones, colaborar con las colectas y beneficiarse en caso de necesidad.
Más adelante la UTK adoptó el nombre de AEK (Asociación de Empleados Kunas). Gracias a los recursos que consiguió reunir en la Zona le fue posible no solo financiar los congresos que se realizaban en la comarca, sino también apoyar un proyecto agropecuario impulsado por un grupo de jóvenes estudiantes en la comarca Guna Yala, concretamente en Udirbi, con el fin de frenar la penetración de colonos en su territorio. Este proyecto, iniciado a mediados de los años 1970, pasó a llamarse Pemasky (Plan de Estudio y Manejo de las Áreas Silvestres de Kuna Yala) en 1983 y marcó el inicio de los proyectos de desarrollo sostenible y de demarcación en la comarca. El año 1990 las autoridades tradicionales negociaron de nuevo el acuerdo con los militares norteamericanos. A partir de ese momento, los sailas serían los encargados de seleccionar a los hombres que emigrarían a las bases.

El contexto nacional postinvasión marcó las relaciones entre el pueblo guna y las bases del Canal de Panamá, los gunas continuaron trabajando en las bases hasta su extinción en el año 2000.


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