03 Mar
03Mar

El tigre en la turbina. Poder y energía en el territorio naso de Panamá

El 'tigre' mencionado en el título de este artículo se refiere al jaguar (panthera onca) que todavía ocupa un espacio privilegiado en la imaginería cultural del pueblo naso y de otros grupos indígenas de Mesoamérica. La yuxtaposición de la figura reverenciada y orgánica de una especie endémica y localmente conocida como 'el tigre' con aquella de una 'turbina' hidroeléctrica —herramienta de alta tecnología y producto industrial de gran valor agregado— revela algo de la naturaleza y el alcance de los contrastes y las contradicciones que alimentan los conflictos que actualmente se desarrollan en el territorio naso ubicado en la costa atlántica de Panamá.

Los primeros pobladores se establecieron sobre el área de las cuencas de los ríos torrijos, Changuinola y Sixaola; en una región que abarcaba el oeste de la provincia de Bocas del Toro hasta el extremo noreste de Costa Rica.

Es un grupo indígena bien definido y compacto que se conoce desde que los primeros exploradores españoles penetraron por la región bañada por el Río Teribe y sus afluentes.

Se extendían los indios teribes, térebes, tervis, tejves, térrebes, o térrabas, ortografía multiforme con la que se les conoce en las distintas épocas en los documentos de los siglos XVI y XVII a todo lo largo del Río Teribe, Changuinola y la Isla de Toja o Colón, y estaban formados por diversas parcialidades, todas ellas más belicosas que las tribus vecinas. Sólo tenían como enemigos a los chánguenas o chánguinas, tribu caribe de notable firmeza y a los Talamancas que habitaban las márgenes del Río Sixaola.

Los europeos supieron de dicho grupo, primeramente de Cristóbal Colón cuando llega a las costas de Bocas del Toro en el cuarto viaje, en la bahía de Almirante, el 6 de octubre de 1502. Dicho lugar fue llamado Zorabaró por los indígenas, posteriormente llamado por Colón como Carambarú.

Luego en 1564, el conquistador español Juan Vásquez de Coronado, escucha noticias de una región llamada Texbi, que era rica en oro, pero que los nativos del lugar eran muy hostiles con los españoles y se negaban formar parte del dominio español. Llega al pueblo de Corcuru en la región Teribe, y se encuentra con varios caciques y logra someter a los nativos a manos de los españoles; y bautizó el río Teribe como río de la Estrella, debido a las minas de oro que se encontraban cerca de dicho río. Dicha situación seguiría durante el resto del siglo XVI.

A inicios del siglo XVII, aún existían grupos indígenas dispersos en el recóndito Valle de Duy, de los cuales se distiguían los térrabas (teribes), que eran conocidos por su hostilidad y beligerancia. En 1604, el conquistador Diego de Sojo logra controlar a los indígenas que habitaban el río Sixaola y reúne a los demás grupos dispersos, pero los teribes se rebelan contra los españoles, matando a cuatro de ellos; Sojo sofocó la rebelión con violencia; pero en 1610 surge otra rebelión. En 1618 atacan a los misioneros franciscanos que evangelizaban la región y quemaron una iglesia.

Nuevamente en 1662, por orden de Rodrigo Arias Maldonado y Velazco, reúne a los indígenas dispersos por el valle de Talamanca y Duy; que en total fueron 1.200, la mayoría teribes.

A finales del siglo XVII continuaban las rebeliones contra los españoles y otros grupos indígenas; los misioneros idean el traslado de grupos indígenas pacíficos hacia el sur, en el lado del Océano Pacífico. En 1695, un grupo de indios teribes fueron enviados a la región de Boruca, al sureste de Costa Rica, y fundan el pueblo de San Francisco de Térraba.

Dichos traslados continuaban a inicios del siglo XVIII; en 1702 se quiso intentar trasladar a todos los teribes a San Francisco de Térraba, pero muchos decidieron no irse, dichos indígenas fueron llamados norteños. Esta acción de traslado era para salvar a los indígenas de la extinción y trasladarlos a Boruca.

Dicho problema radicaba en la aparición de los indios miskito en Talamanca, el río Teribe y Changuinola desde Bluefields, Nicaragua. Durante la ocupación hubo guerras entre los miskitos y teribes, que hicieron relegar a los teribes hacia las montañas, y del que ya a finales del siglo XVIII solo quedaban cuatro subgrupos. En el siglo XIX, los teribes se enfrentan a los bribri, dichas disputas se resolvieron totalmente en el 2004.

A mediados del siglo XIX, con la formación de las repúblicas centroamericanas las amenazas de los miskitos disminuyen y abandonan la cuenca de Changuinola y sus afluentes, y así los teribes comienzan a prosperar económicamente, aunque con itermitentes conflictos con los bribri y los indios talamanca.

Durante el siglo XX, pasan muy desapercibidos en el país hasta la llegada al trono de Lázaro Santana que produjo una era de paz y prosperidad a la región, seguido por su hijo Simeón que promovió centros escolares y comedores, y fue quien propuso la creación de una comarca indígena en 1973, pero éste murió repentinamente por una enfermedad y no había quien sucediera en la familia, por eso se decidió adoptar un método más democrático para elegir un Rey y fue elegida como Reina a Rufina Santana.

Debido a que la reina Rufina era cuestionada por su labor dentro de los naso se realizaron elecciones y fue elegido César Santana como rey en 1988. Prosiguió con la confección y aprobación de la ley que establecía la comarca.

En mayo de 1997 el Congreso General solicita al presidente de Panamá, Ernesto Pérez Balladares que se crea la Comarca Naso Tjer-di; pero el 21 de enero de 1998 se crea el corregimiento de Teribe, hecho que fue protestado por el pueblo naso, en especial por el rey César, que solicita una reconsideración a dicha ley.

El 31 de mayo de 1998 por Consejo General se escoge a Tito Santana como rey, pero había ciertas diferencias entre sus simpatizantes y detractores, sobre su postura frente a las autoridades locales del corregimiento y el pueblo naso. En 2002 se intenta aprobar la ley de la Comarca pero fue rechazada.

El 30 de mayo de 2004, se destituye al rey Tito en una asamblea, pero fue cuestionada su legalidad. Dicho acto fue hecho porque el Rey apoyaba la construcción de una planta hidroeléctrica en Bonyic, afluente del río Teribe. Sus detractores lo cuestionan por no consultar al pueblo en Asamblea General y por poner en peligro la ecología de la región. En su lugar fue escogido como nuevo Rey Naso a Valentín Santana, quien desde esa fecha ha ejercido el cargo.

Política y gobierno

El pueblo naso o teribe, es regido por un Rey, desde tiempos inmemorables. Según la tradición, sólo los varones podían acceder al trono y el cargo era vitalicio. Cuando moría el Rey, el título recaía en el hermano que le seguía en edad. Y cuando este fallecía, la sucesión regresaba al hijo mayor del Rey anterior, que hasta entonces ostentaba el título de Príncipe. Si la dinastía se extinguía por completo, se deberían reunir los varones casados de la tribu, para elegir un nuevo Rey, dentro de otra familia poderosa del pueblo.

Actualmente el gobierno está bajo una mezcla de monarquía constitucional y hereditaria. El Rey es elegido ahora por el pueblo en una votación, pueden postularse hombres y mujeres (como el caso de la reina Rufina), pero deben pertenecer a la familia Santana, la dinastía gobernante, del cual se inició en la primera mitad del siglo XX. El rey puede ser destituido en el Consejo General del Pueblo, con un quórum de 900 personas, y bajo los cargos de homicidio, traición y otros delitos señalados en las leyes tradicionales.

El Palacio Real se encuentra en Sieyik, capital de la región, y en ella se encuentra aparte del Rey, el Consejo General que lo asiste y que también es elegido de manera democrática. El Rey no tiene funciones de mando ni de administración de justicia, en la práctica es un dirigente comunitario y representante ceremonial de la etnia.

El gobierno establece las primeras escuelas primarias (1969) y puestos de salud (1974) en el área naso (Instituto de Estudios de las Tradiciones Sagradas de Abia Yala, 2001:15). Omar Torrijos comenzaba a alentar una nueva generación de líderes indígenas para que lucharan en defensa de su territorio, desarrollo e identidad cultural. Para el Estado panameño, la creación de comarcas indígenas representaba una manera de estabilizar la migración desde las áreas rurales a las ciudades y de conseguir (¡comprar!) la cooperación de los pueblos indígenas con proyectos de desarrollo de los recursos naturales ubicados en sus territorios. Hubo una serie de congresos indígenas nacionales, en los que dirigentes indígenas de todo el país se informaron acerca del éxito político del modelo de gobierno adoptado por los kunas de la comarca de San Blas desde la década de 1930. Este modelo, basado en un congreso de caciques regionales, permitía que los kunas administraran sus asuntos internos de acuerdo con sus propias tradiciones y costumbres. El ejemplo de la comarca kuna convenció a otros dirigentes indígenas —como los nasos, emberas, wounanes y guaymis o ngöbes, cuyas instituciones sociales y étnicas carecían de organizaciones regionales formales— de que el estatus legal de una comarca era la mejor garantía de protección para sus derechos territoriales, desarrollo socioeconómico y herencia cultural (Herlihy, 1995).

Las experiencias de los nasos respecto al proyecto hidroeléctrico Bonyic advierten sobre los perjuicios que pueden resultar cuando proyectos de desarrollo y conservación se fundamentan sobre una visión equivocada de las funciones y capacidades de las instituciones tradicionales involucradas en el manejo de los recursos naturales.... estamos perdiendo toda nuestra naturaleza...nuestras selvas están muriendo.

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