El Manifiesto Comunista (publicada el 21 de febrero 1948) y el comunismo en Panamà
El Manifiesto Comunista es uno de los tratados polìticos màs influyente de la historia, fue una proclama encargada por la Liga de los Comunistas a Karl Marx y Friedrich Engels entre 1847 y 1848, y publicada por primera vez en Londres el 21 de febrero 1848. El ensayo se inicia con: “ un fantasma vuela sobre Europa: el fantasma del comunismo”; y termina declarando: “Los proletarios no tienen nada que perder excepto las cadenas. Tienen un mundo por ganar. Trabajadores del mundo, unìos”.
En esencia, Marx y Engels opinan que el Estado no es más que el poder organizado de una clase social, para oprimir a las otras. Para ellos la “burguesía” se adueñó del poder político y dominó el Estado para proteger y avanzar sus intereses de clase. Ante esta realidad, la clase trabajadora (el proletariado) capturará el poder por “medios violentos”, suplantando la dictadura burguesa por la de los trabajadores (dictadura del proletariado), para crear así, una “sociedad comunista”. Esta dictadura, a tenor de la proyección marxista, será transitoria; se ejercerá tan sólo para pulverizar a los reductos capitalistas y borrar las clases sociales, pues, su extinción dará paso a la verdadera sociedad comunista, sin dictadura del proletariado, sin clases y sin Estado coercitivo. Así se alcanzará a la sociedad “verdaderamente libre”, ausente toda explotación del hombre por el hombre.
Plasmada la ideología (como dice Jaques Ellul, en su tratado sobre “propaganda política”) brotan los líderes, que la vuelven acción. Para simplificarlo con una frase atribuida a Marat: "Las revoluciones empiezan por la palabra y concluyen por la espada." En este caso los bolcheviques, Lenin y Trotsky, encabezaron la famosa Revolución Rusa de 1917, cuyo impacto en el mundo, durante casi todo el siglo XX, es indiscutible. No existe el día en que no se hable de ella.
Hoy no sería fácil describir a los comunistas agitando, con éxito, a las enardecidas masas contra los terratenientes en Cerro Viento, San Antonio, Juan Díaz, Pacora, San Carlos y áreas rurales del país. Sin embargo eso, alguna vez en nuestra historia, sí ocurrió. En la década de los ‘30, el hijo del ex presidente Belisario Porras, Demetrio, estaba muy arraigado al socialismo. Y tuvo éxito.
Para cuando Floyd Britton se agitaba promoviendo la guerra popular, en los sesenta, ya una pluralidad de panameños intelectuales, habían bebido de las aguas del socialismo científico. Y es que el marxismo leninismo (hay que verlo sin anacronismos) deslumbró a la juventud inquieta de los años 20 y 30, en el siglo pasado. Esto despierta varias explicaciones. Una de ellas es la del intelectual Guillermo Sánchez Borbón, para quien la Revolución Industrial (siglo XIX) trajo aparejadas, consecuencias de alcance longevo. Una de ellas: “los escritos de Marx y la corriente socialista que se nutrió de ellos”. Como consecuencia de esas ideas socialistas que van germinando, en Europa primero, y en Estados Unidos después, se diseminó una lenta evolución del capitalismo: “Los estadistas comprendieron que los abismos sociales amenazaban con hundir el sistema”, resumió. Ello los condujo a “reformas sociales” y estas despertaron entusiasmos en “políticos latinoamericanos”. Pero el remezón aún, estaba por venir. Para el intelectual citado, “el verdadero detonante de la rebelión juvenil” que hizo “estallar la indignación moral y puso en movimiento el tremendo caudal de energías” fue la “Revolución Rusa” de 1917. El propio Sánchez Borbón evoca en su adolescencia, las frases que iluminaban el nuevo camino: “Aurora rusa”, “de oriente nos viene nuevamente la luz y la salvación”. El piensa también, que la Revolución Rusa contagió “un saludable pánico en la burguesía, que, de pronto, se dio cuenta de que si no distribuía mejor la riqueza, podía perderlo todo de golpe.”
El punto aquí es que la Revolución de 1917, aceleró palpitaciones y energías dormidas (o canalizó las despiertas) en Latinoamérica y, por supuesto, Panamá no fue ajeno a ello.
La evolución hacia la llegada del socialismo, fue planteada por Carlos Iván Zúñiga considerando que “el liberalismo fue tomando fuerza a partir de Belisario Porras, en 1912, luego de su apagón como consecuencia de la Guerra de los mil días”. Como bien apunta, por entonces “ideológicamente se le puede clasificar de progresista, más a la izquierda que a la derecha”. Añade que “al aparecer, en el escenario nacional, el partido socialista y el comunista, se ofreció un brote ideológico definido que constituyó punto de referencia y un nuevo discurso político polarizante”.
ANTESALAS DEL COMUNISMO
Como suele ocurrir históricamente, ad portas de las revoluciones, un puñado de intelectuales forja nuevas ideas que se propagan, primero, en reducidos públicos. Luego con el tiempo, cuajan en movimientos de efervescencia social. Pudiera ensayarse esa idea para el caso del nacimiento del comunismo en Panamá, así como la decisiva participación de estos incipientes grupos en movimientos como el Inquilinario de 1925 y otros, que, en las subsiguientes décadas, remecieron el tejido social panameño.
Tres elementos se asoman: primero, el emerger de inquietudes liberales de corte social que se hace manifiesto en los primeros años del siglo XX, segundo, la creación de la revista Cuasimodo, portadora de ideas políticas renovadas para la altura de los tiempos, y, tercero, la influencia de intelectuales provenientes de otras orbes, como es el caso de Blasquez de Pedro, a quien, Rubén Darío Sousa Batista, máximo jerarca del Partido del Pueblo hoy, menciona como “uno de los zapadores de la idea”. El “creó círculos de estudios marxistas”, acotó. Disidentes del liberalismo en crisis, como Domingo H. Turner, José Dolores Moscote, Guillermo Andreve, Jetpha B. Duncan y Eusebio A. Morales, guardan relación con revista Cuasimodo (1919). Esta Revista, dirigida divulgó “ideas socialistas” en un “franco apoyo a la revolución rusa”. De acuerdo con los historiadores, la Dra. Patria Pizzurno y Dr. Celestino Araúz, también Diógenes de la Rosa “colaboró” con la revista Cuasimodo. Una entrevista concedida a un periodista (1997), se nutre de información compartida por el profesor Carlos Wong, mencionado como experto en Panamá, en la historiografía política e ideológica que gravita sobre la Rusia previa a 1917. Según se le cita, “Eusebio A. Morales, primer Ministro o Secretario de Educación que tuvo Panamá, comenzó a estudiar las ideas revolucionarias rusas y, siendo secretario de Educación, escribió entre los años dieciocho y veinte, ideas que surgían de Rusia, “saludando la Revolución Bolchevique.”
EL GRUPO COMUNISTA (1921)
En la obra “historia del Partido Comunista de Panamá”, se revela que “bajo la dirección de José María Blásquez de Pedro (quien llegó a Colón a mediados de 1914) se constituye el grupo comunista que se proyecta en la sociedad panameña propagando las ideas revolucionarias principalmente en las organizaciones obreras. Tratábase de una mezcla de anarquismo sindical revolucionario con marxismo leninismo. De la lectura de algunos ensayos de Soler, se amplían los antecedentes que van marcando el camino de lo que serían incipientes muestras del socialismo en Panamá. Resalta la creación de la Federación Obrera de la República a donde se activó un “grupo comunista”, que funciona en íntima coordinación con dicha Federación Obrera, formado por connotados anarquistas, entre ellos José María Blázquez de Pedro.
EL MOVIMIENTO INQUILINARIO DE 1925
Ideas socialistas, insatisfacción y agitadores en sus marcas. ¿Qué faltaba para la explosión de ese coctel? Simple: El detonante. Para que una Tajada de Sandía (1856), un grito de ¡Testaferro! contra el ministro (1947) y una bandera rasgada por gringos (1964) se surtan como detonantes de una revuelta social, antes se ha creado un clima aderezado con molestias, ideas de rebelión y creciente coincidencia social de pensamiento. Detona el fulminante y el volcán de la revolución escupe su ardiente magma. El año 1925 marca un hito para la historia de las reivindicaciones populares. Ese año estalló el Movimiento inquilinario. Se blandía amenazante un “precio de arrendamiento desorbitado”. Pero la situación de los inquilinos panameños subió su temperatura cuando se activó una ley para reformar el Código Fiscal, con la que se disponía gravar la propiedad urbana de manera sobredimensionada.
Nacen los primeros partidos comunistas en Panamá
La historia registra el mes de abril de 1930, como la fecha en que se fundó el “Partido Comunista de Panamá” (PCP). Alvaro Menéndez Franco, retrata la escena: “El 5 de abril, en la esquina de Calle Cuarta y Avenida Central un grupo de obreros e intelectuales fundaron el Partido Comunista de Panamá con filiales en Colón, Santiago, David, Puerto Armuelles, Changuinola, y La Palma en Darién. En su declaración de principios se autodenominaron marxistas-leninistas, dispuestos a llegar al poder para organizar un gobierno popular, dirigido por los proletarios panameños del campo y la ciudad. Dicen que lucharon por un Código de Trabajo, leyes de Educación y Salud y por el recobro de la Zona del Canal a la jurisdicción plena de Panamá. Se proclaman hermanos de todos los oprimidos de la tierra y plantean su admiración y apoyo a la Unión Soviética, cuya revolución había triunfado en 1917, abriendo una nueva ruta a los pobres de la tierra. Entre los fundadores estuvieron José de la Rosa, Cristóbal L. Segundo, Domingo H. Turner, Feliciano Lara, Vicente Castillo Sánchez, Pedro González, Abel Candanedo, Pablo Cordero y otros. El Partido Comunista envió a varios de sus militantes a conocer la Unión Soviética, entre ellos a Pablo Cordero y Vicente Castillo Sánchez. A las bananeras de Puerto Armuelles a José del Carmen Tuñón quien extendió su militancia hasta Costa Rica y Honduras extendiendo el credo que emanciparía a la humanidad”. José del Carmen Tuñón murió años después, en la Cárcel Modelo, durante el régimen de Omar Torrijos.
Ahora bien, en esta historia del nacimiento y continuidad histórica del PCP, gravita un punto de inflexión. Aún hoy, se discute el nexo histórico entre el PCP y el Partido del Pueblo (PP) que, con este nombre, emergió en 1942. En un escrito del Partido Comunista (marxista leninista) de Panamá, se exterioriza un desacuerdo con la idea de ligar el PCP “a la historia del Partido del Pueblo”, convirtiendo a este en “continuador y heredero directo del primero”. Consideran los disidentes que ello no es cierto “en lo absoluto”. Por su supuesto, el Partido del Pueblo no lo ve así. En un documento de su cosecha titulado: “Un escalón más en la lucha por nuestra liberación nacional, reunión del consejo de seguridad de la ONU”, se dice que “el Partido del Pueblo, Partido Marxista-leninista representativo de las clases trabajadoras panameñas”, es el que “heredó la bandera anti-imperialista del Partido Comunista de los años 30”.