14 May
14May

¿COMO ENDARA LLEGÓ A SER CANDIDATO A PRESIDENTE?
ESCRITO POR: Guillermo Cochez el 25 de enero de 2016

La primera elección presidencial luego del golpe de Estado del ’68 fue en mayo de 1984, consecuencia ésta de la reforma constitucional de 1983, auspiciada por el presidente Ricardo de la Espriella.

Este sintomático cambio de la dictadura militar se debió a lo que el General Torrijos se comprometió con los Estados Unidos para democratizar el país cuando firmaron los tratados canaleros en 1977 en plena dictadura. Al año siguiente se permitió la inscripción de partidos políticos proscritos desde el golpe del ’68.

En 1978, previo a la elección de la segunda Asamblea de Corregimientos, la Democracia Cristiana impulsó reunión en Hallandale, cerca de Miami en Florida, EUA, de las fuerzas políticas opositoras. Se buscaba considerar participar, con mayoría de representantes de corregimientos electos, con candidato propio en esa particular Asamblea –donde sus 505 miembros escogían al Presidente y Vicepresidente de la República- tal como se contemplada en la Constitución de 1972.

Aupó esta iniciativa el experimentado político colonense José Dominador Bazán, del extinto Partido Republicano, quien había sido Segundo Vicepresidente en la efímera presidencia de Arnulfo Arias en 1968. Se ofreció con ser el candidato de los representantes de corregimiento opositores. Arias participó en la reunión, pero David Samudio, del Liberal, se negó a acudir. Por la Democracia Cristiana fuimos Ricardo Arias Calderón, quien vivía en Miami, Luis Emilio Veces (qepd) y yo. Hasta participó el Movimiento de Abogados Independientes en ese momento liderado por Manuel García Almengor, beligerante grupo de abogados independientes.

Con su perenne tesis de no avalar procesos auspiciados por militares, se negó a permitir que sus copartidarios participaran como candidatos en esas elecciones y el asunto murió en su cuna. Para los demócratas cristianos la no participación era un error, porque impedía aprovechar las pocas rendijas que se abrían.

Había mucha aprehensión de los disgregados opositores a participar en la convocatoria electoral de 1984 porque se sabía antemano que se estaba en presencia de un poder militar omnipotente que controlaba todos los poderes públicos. Para darle mayor seriedad a los comicios, nombraron al Doctor César Quintero, prestigioso catedrático universitario como Presidente del Tribunal Electoral, proceso que liderizó el Presidente Ricardo de la Espriella y el entonces Jefe de la Guardia Nacional, General Rubén Darío Paredes, quien en su apertura democrática hizo cambios como el del Procurador General de la República, iniciándose investigación en el Seguro Social donde familiares del fallecido General Torrijos fueron hasta encarcelados por los desmanes allí cometidos.

Pero lo actividad político partidista post golpe del ‘68 comenzó desde el mismo golpe pero en forma clandestina. Panameñistas y demócratas cristianos estuvieron dentro de los más perseguidos, ya que los liberales buscaron congraciarse con los militares. Con la apertura democrática del ’78, lograron su inscripción el PRD con el apoyo abierto militar y gubernamental y el FRAMPO, también del gobierno, por si no se inscribía otro opositor y hacer ver que eran dos partidos. Siguieron el Liberal de David Samudio y el Demócrata Cristiano por la oposición, dirigiendo como su Secretario General ese proceso de inscripción.

Los cuatro partidos fueron a la elección parcial de legisladores del 1980 (2 por provincia) ganando la mayoría el PRD con 65% de los votos con 12 Legisladores (nombre que le dieron porque según los militares los diputados de antes eran muy corruptos), 21% de la votación el PDC con 2 legisladores y el Liberal con 5 y 8% de los votos. Un independiente, Jaime Fernández, salió electo por Colón. El Doctor Arnulfo Arias también prohibió a sus huestes participar en esa contienda y con ello mantuvo la inactividad de su partido.

Las elecciones presidenciales estaban pautadas para 1984 y la misma preocupación sobre participar o no surgió entre los dirigentes panameñistas y otros opositores como los recién creados MOLIRENA, cuyo Secretario General Manuel Solís Palma, posteriormente le dio la espalda a la oposición llegando a ser Ministro Encargado de la Presidencia bajo la égida militar. Posteriormente, otro Secretario General de ese partido, Ricardo Alemán, se cambió al PRD.

En ese momento ya Ricardo Arias Calderón, de regreso de su exilio, presidía el PDC y fue el artífice de convencer a su amigo Arnulfo Arias de la necesidad de ir a las elecciones. Yo era vicepresidente del partido. Se buscaron alternativas para que Arnulfo, por su avanzada edad y por su intolerancia política, no fuera el candidato; resultaron infructuosas. Se barajaron sin éxito alternativas con otros opositores, incluyendo el beligerante Partido Acción Popular (PAPO) liderado por Carlos Iván Zuñiga, quien a la postre prefirió aspirar sólo a la Presidencia. Arnulfo impuso su candidatura así como la de su Primer Vicepresidente, Carlos Rodríguez, exiliado en Miami como él, que ni siquiera había perdido su acento de España donde vivió muchos años. Esa decisión motivó la molestia del Secretario General del Panameñismo Hildebrando Nicosia, quien se creía merecedor de dicha distinción. Posterior a la elección, Nicosia de apoderó del partido, lo que originó que en 1989 los panameñistas carecieran de tolda política. Rodríguez, reconozco, coordinó en muy buena forma las negociaciones con el resto de la oposición, donde yo era el representante del PDC. Quedó Ricardo Arias Calderón como candidato a 2º Vicepresidente, mismo cargo al que había aspirado en 1968.

Por los lados del gobierno, Ernesto Pérez Balladares, siendo Secretario General del PRD aspiró a la candidatura de su partido, pero se olvidó que esa decisión no se tomaba en esas instancias sino en el Cuartel de la Avenida A. Ya se notaba el interés de dirigentes de ese partido de asumir con independencia las riendas de su partido, vejados por inescrupulosos jefes militares. Prácticamente tuvo que exiliarse: para los milicos era su palabra y más nada. Escogieron al Vicepresidente del Banco Mundial Nicolás Ardito Barletta, pensando que así se congraciarían con el gobierno de los Estados Unidos, donde se dijo que éste era muy amigo del entonces Secretario de Estado George Schultz, en el gobierno de Ronald Reagan.

La elección, donde se desbordaron inmensos recursos del Estado a favor del PRD, la ganaron por fraude, por una absurda diferencia de votos de 1760. Se robaron más de 15 curules de legisladores por el PRD, lo cual les dio una gran mayoría en la primera Asamblea Nacional desde 1968. Obtuve mi curul por medio cuociente en el circuito 8-9 (hoy 8-8) quizás porque dos magistrados –ex profesores míos, Rolando Murgas Torraza y César Quintero. impidieron complacer a los militares que no veían con buenos ojos que yo entrara a la nueva Asamblea.

La oposición quedó con 22 legisladores: 13 de Panameñismo, 5 del PDC, 3 MOLIRENAS y un liberal auténtico. La principal organización a la campaña la brindó el PDC, así como su permanente reclamo por el fraude después de mayo del ‘84. El Doctor Arias Madrid se retiró a su finca en Boquete. En ese tiempo Guillermo Endara fungía como una especie de Secretario del Doctor Arias, siendo su Subsecretario de Planificación en su efímero gobierno de 11 días en 1968 y miembro de un grupo directivo de 7 personas. Representaba a su partido en reuniones con los demás opositores pero carecían de una organización nacional, como si tenía el PDC.

El trabajo opositor en la Asamblea estuvo a cargo del PDC con menos de la mitad de los panameñistas y MOLIRENAS, algunos que le hicieron fácil su rol al PRD y que prácticamente no se hicieron sentir. Los electos por el PDC nos convertimos en especie de legisladores nacionales, lo cual nos permitió organizar el partido por todo el país, bajo el indiscutible liderazgo del Doctor Arias Calderón.

A finales de 1988 se tenía que tomar la decisión de participar en las presidenciales del año siguiente. Ya Noriega estaba al mando absoluto de la fuerza militar y todo indicaba que no soltaría el poder por las buenas. Sus antecedentes eran nefastos: había destituido a Nicolás Ardito Barletta cuando éste intentó nombrar una Comisión Independiente para investigar el horrendo crimen del Doctor Hugo Spadafora; destituyó a Eric Arturo Delvalle falseando el quórum requerido en la Asamblea Nacional, ignorando en el mismo acto al Segundo Vicepresidente Roderick Esquivel; reemplazándolo como Ministro Encargado de la Presidencia por Manuel Solís Palma, terminando el 1 de septiembre de 1989 con el ex Contralor Francisco Rodríguez, como Presidente, quien duró hasta el 20 de diciembre al momento de la invasión norteamericana.

Muchos opositores ante esa realidad de abuso del poder dudaban participar, exigiendo condiciones mínimas que objetivamente se sabía no darían los militares. Tal era el control que ejercieron que inclusive colocaron al Mayor Daniel Delgado Diamante como el enlace de las Fuerzas de Defensa con el Tribunal Electoral; le apodaron el Cuarto Magistrado. La intromisión militar era intensa, nerviosos por la escogencia del candidato opositor. Estimularon su división, única posibilidad que veían de poder ganar.

El candidato lógico opositor era Ricardo Arias Calderón. Había recorrido el país en los últimos cinco años como ningún político lo había hecho antes. El PDC contaba con los mejores cuadros medios a nivel nacional y provincial y contaba con la mejor organización nacional. Había fortalecido su estructura enormemente y la actuación de sus 5 diputados en la Asamblea así lo demostraba. Pero Arias Calderón era una incógnita para los militares ya que lo consideraban impredecible y muy difícil de tragar por el reto de los opositores, la mayoría residuos de la dirigencia política que había sido derrocada del poder por los militares por el golpe en el ‘68. Arias Calderón era muy diferente a los demás políticos. Los militares alentaron la división opositora, pensando que Arias Calderón jamás declinaría a sus legítimas aspiraciones. El ataque de la prensa oficialista hacia él fue intenso; dividiendo a la oposición era la única manera de imponer la candidatura del “empresario” Carlos Duque, impuesto por Noriega, como candidato del PRD.

Comenzaron las negociaciones para escoger la candidatura. Carlos Arellano Lennox y yo fuimos los representantes del PDC. Por los panameñistas, que no tenían partido, lo fueron el legislador Marcos Alarcón (antiguo liberal) y Héctor Peñalba (después viceministro de Educación de Pérez Balladares).
También participaron liberales auténticos, MOLIRENA y dirigentes de la Cruzada Civilista. Las reuniones fueron muy desagradables porque era evidente el intento de disminuir al máximo, inclusive con improperios, el liderazgo de Arias Calderón, sobretodo de parte de los representantes panameñistas y liberales. Argumentos tan absurdos como que los panameñistas, cuando los llamaban a votar aún sin partido, aparecían debajo de las rocas.

Querían imponer un candidato panameñista pero no sabían quién porque dentro de sus filas nadie se destacaba nacionalmente. Los que estimularon esta salida fueron César Pereira, Arnulfo Escalona y Joaquín Fernando Franco, liberales auténticos. Se reunieron en la firma de abogados de Endara en Calle 50. Al primero que le ofrecieron la candidatura fue al patriarca Jorge Pacífico Adames, quien de inmediato la rechazó por lo avanzado de su edad. A los otros miembros de la dirigencia panameñista no los consideraron, quedando al final la candidatura de Guillermo Endara.

El PDC, frente a esta insólita escogencia, procuró alternativas. Ofreció la primera vicepresidencia al Legislador Francisco Artola, quien no la aceptó. Me tocó a mí ofrecer la candidatura a Alberto Vallarino, joven banquero panameñista, con vínculos familiares en el PDC, ya decididos a no optar por la candidatura de Arias Calderón pero sin alguien como Endara a la cabeza, en procura de mantener la unión opositora ante la apuesta militar que no se diera. Vallarino no aceptó. Buscamos sin éxito otras alternativas sin los panameñistas. Valientemente y pensando en el país Arias Calderón terminó en pro de la unidad por aceptar la candidatura de Guillermo Endara, aceptando ser su compañero de nómina.

Había que escoger entonces al Segundo Vicepresidente para lo cual los intrigantes liberales propusieron a Arnulfo Escalona, inmediatamente vetado por el PDC. Quedaba el MOLIRENA, pero éstos no eran muy creyentes que las cosas cambiarían vía un proceso electoral. Con excepción de Abraham Pretto, Vicepresidente de su partido, ninguno de sus dirigentes principales aceptó el reto de asumir la candidatura. De allí salió la candidatura del simpático Guillermo “Billy” Ford, cuya experiencia política radicaba en haber sido el jefe de campaña en el 84 de la campaña de legislador en Antón. Al PDC no le gustó el desplante de los líderes de MOLIRENA, pero no teníamos más remedio y así comenzó la campaña. Reconozco que Billy Ford a la postre resultó ser fue un excelente candidato. Endara, por su particular manera de ser, resultó un excelente candidato, aunque no se destacó por la oratoria que reflejaron los otros dos candidatos. Sobre nuestros hombros llevamos la campaña y el país fue testigo de la paliza de 3 a 1 que propinamos al candidato PRD de Noriega.

De Mayo a Diciembre el país vivió de tumbo en tumbo, luego de la anulación de las elecciones. El argumento utilizado fue que los Estados Unidos había ayudado a la oposición a ganar. La OEA intervino con reuniones en Panamá y en Washington que no produjeron resultado alguno. Recuerdo que en una de esas reuniones en la capital norteamericana Larry Eagleburger, a la postre Secretario de Estado norteamericano, y Bernard Aronson, entonces Sub Secretario de Estado para América Latina y hoy representante de Estados Unidos en las conversaciones de la FARC en La Habana, plantearon como alternativa el desconocimiento electoral de Endara. No lo consideraban como la persona capaz de sacar a Panamá de la dictadura que reemplazaría. Preferían unas nuevas elecciones y dar el poder a una Junta de Gobierno encabezada por empresarios como J. J. Vallarino. Categóricamente y sin titubear Arias Calderón descartó esa posibilidad.

Endara asumió el 20 de diciembre de 1989; Arias Calderón y el PDC, quince meses después, fueron expulsados del gobierno de Endara el 9 de abril de 1991. Así le paga el diablo a quien mejor le sirve.
Fuente: Guillermo Cochez el 25 de enero de 2016

EL PORQUÉ DE LA EXPULSIÓN?
RICARDO ARIAS CALDERÓN REVELÓ UN SECRETO...

El ex vicepresidente de la República y ex ministro de Gobierno, Ricardo Arias Calderón, reveló el 17 de noviembre del 2002, un secreto que guardó durante 11 años. Dijo que la expulsión suya y de su partido, el Demócrata Cristiano, del poder no fue por espionaje telefónico, sino por una pugna por espacios políticos.
Arias Calderón decidió romper su silencio sobre el tema ante la "infame" repetición de una "falsa acusación" por parte de Endara de que la Democracia Cristiana fue expulsada el 9 de abril de 1991 del Gobierno por espiarlo telefónicamente.

Expresa que no había revelado esto antes porque no quería hacerle daño a la democracia ni afectar la reputación de terceras personas. Reveló que en marzo de 1991, diez días antes de la expulsión de su partido, el dirigente liberal Joaquín Fernando Franco le comunicó que Endara quería nombrar a un arnulfista en por lo menos uno de los ministerios que dirigía el PDC.
Pone como antecedente que a principios de diciembre de 1989, en una reunión con Endara y Guillermo Ford para tratar la integración del nuevo Gobierno cuando derrocaran al general Manuel A. Noriega, el arnulfista le pidió el Ministerio de Gobierno y Justicia.

El escogido para este ministerio, dijo, era Jorge Pacífico Adames, "porque él (Endara) quería inscribir su partido desde el Gobierno y dicho ministerio se ocupaba de los gobiernos locales, que eran muy valiosos para lograr una inscripción partidaria".
Arias Calderón se negó a esta solicitud y sostuvo que él se encargaría de esta institución, porque su principal tarea sería tomar decisiones sobre las Fuerzas de Defensa.

Según Arias Calderón, en la reunión que tuvo con Franco éste mencionó que Endara quería específicamente el Ministerio de Salud, porque deseaba ser elegido presidente del Partido Arnulfista en la convención constituyente del mismo a mediados de 1991.

Ante la negativa de Arias Calderón, Franco le reveló que había gente que le decía a Endara que el PDC le estaba interceptando su teléfono por intermedio de la Policía Nacional.
De acuerdo con el ex democristiano, le pidió urgentemente una reunión a Endara y le preguntó si pensaba que esto era cierto, a lo que el gobernante le respondió que lo perdonara si había dudado de él y que confiaba "plenamente en su persona".
No obstante, Arias Calderón asegura que posterior a esta reunión Endara atacó al PDC en dos oportunidades, lo que evidenciaba que trataba de sacarlos del Gobierno.

"Cual fue mi estupor al oírlo emplear la cínica falsedad de que nosotros le interceptábamos su teléfono, como excusa de su acción, cuando el propósito de ésta era lograr puestos para nombrar a arnulfistas que lo apoyaran para llegar a presidente de su partido", enfatiza.

El también ex ministro de Gobierno dijo que Endara en esa ocasión reveló algo que era falso: "que yo investigaba la vida privada de un miembro de su familia íntima".
"Detrás de esta falsedad había una verdad que revelo por primera vez en público, sólo porque la infamia repetida de Endara me obliga a ello", manifiesta.

Explica que a la Policía habían llegado varios informes de que una persona del círculo familiar del presidente estaba involucrada en incidentes escandalosos en lugares de diversión nocturna, "que podrían incluir el consumo de estupefacientes".
Esto fue comunicado, agrega, al hombre de confianza de Endara, Carlos Barés, director del Servicio de Protección Institucional. "Supongo que al recibir esta información, Endara elaboró la teoría de nuestro espionaje sobre él y los suyos", destaca.

"Puedo declarar solemnemente que nunca mientras fui ministro de Gobierno ordené ninguna intercepción telefónica que no hubiera sido ordenada por el Procurador de la Nación", expresa.
Recuerda que en ese momento le pidió a Endara que lo denunciara penalmente si en realidad creía que él lo estaba espiando, lo que no hizo.

"Con el correr del tiempo he oído decir que quien sabe si los servicios de inteligencia norteamericanos interceptaban las comunicaciones del Presidente. Me parece posible, aún probable, pero no tengo prueba de ello", sentencia.
Sin embargo, el ex mandatario Endara rechazó enérgicamente las acusaciones de Arias Calderón y aclaró que cuando se produjo la expulsión de la Democracia Cristiana, ya el Partido Arnulfista estaba inscrito.

Endara reconoció que en principio pensó en Jorge Pacífico Adames para el cargo de premier, pero por considerar que en todos los gobiernos este puesto siempre es del partido del mandatario.

Sí admitió que tocó con Joaquín Fernando Franco el tema de los espacios políticos y se habló de la posibilidad de solicitar a Arias Calderón que cediese uno o dos ministerios al Partido Arnulfista.
Endara negó que cualquier persona de su entorno familiar íntimo estuviese involucrado en escándalos en discotecas y reiteró la denuncia que de Arias Calderón en complicidad con elementos militares estadounidenses se dedicaron a "boicotear" la creación de un Consejo de Seguridad Nacional que estuviese bajo la responsabilidad directa del Jefe del Ejecutivo.

En tanto, el ex director de la Policía Nacional, el ex democristiano, Ebrahim Asvat, estimó que la ruptura de Endara con Arias Calderón, entre otras razones, obedeció a que el presidente se veía opacado por su vicepresidente y que algunos dirigentes arnulfistas aprovecharon las pasiones humanas para envenenar al gobernante con infamias y patrañas.
Fuente: El Panamá América

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