25 Jul
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Cerro Ancón

Cerro Ancón. Elevación de 199 metros sobre el nivel del mar, situada en la ciudad de Panamá, cuya imagen se asocia desde 1673 a la historia de la ciudad. Durante el siglo XX, el cerro se convirtió en símbolo de un imaginario emancipador panameño.

La ciudad de Panamá (Panamá Viejo), primera población colonial levantada a orillas del Mar Pacífico en 1519, fue fundada por el gobernador español Pedrarias Dávila. Después de ser saqueada por el pirata inglés Sir Henry Morgan en 1671, una nueva ciudad fue levantada en 1673, un poco más hacia el Oeste, sobre una pequeña península rocosa que parece desprenderse de las faldas del cerro Ancón. La urbanización se rodeó de una muralla -de la que apenas quedan vestigios- que la separaba del cerro y sus cercanías. Con el tiempo la ciudad creció fuera del ámbito amurallado, en cuyos alrededores se asentó una población de trabajadores y artesanos, muchos de tez oscura. Este espacio recibió el nombre de El Arrabal. Así, los habitantes de la ciudad quedaron divididos social y racialmente en dos grupos: los de intramuros y los de extramuros. (ricos y pobres)

En época colonial, según indicios, el pueblo convirtió las faldas del cerro en lugares de recreación. Además, el promontorio y sus manantiales constituyeron la fuente de abasto de agua de la ciudad y frontera alimentaria. Pero la gobernación española capitalizó el cerro para apostar vigías y guarniciones en prevención de ataques enemigos, con lo que lesionó su empleo social.

A partir del 28 de noviembre de 1821, fecha en que Panamá consiguió la independencia de España, el istmo de Panamá se unió a Colombia. A pesar del cambio político que significó la finalización del estatus colonial –y la conversión de Panamá en departamento colombiano-, la ciudad continuó dividida en “los de adentro” (las élites blancas ligadas al poder económico, militar y sociocultural-religioso) y “los de afuera”, la población pobre y no-blanca, residente extramuros, en El Arrabal, donde quedaban el parque y la ermita de Santa Ana y, más allá, el cerro Ancón.

Armand Reclus, oficial de la marina francesa que escribió Exploraciones a los Istmos de Panamá y Darién en 1876, 1877 y 1878, dejó constancia del interés que comportaba, en la época, escalar el cerro Ancón, desde el cual se dominaba la ciudad entera.

Durante el período colombiano ocurrió en El Arrabal el Incidente de la Tajada de Sandía, cuya conclusión fue la intervención de Panamá por Estados Unidos y la obligación, para los panameños, de pagar una alta indemnización a ese país.

La instalación, en 1882, de un sismoscopio, se debió a las condiciones del cerro, de terreno firme con abundante roca en el subsuelo, lo que favorecía la detección de movimientos telúricos. En 1909, cuando el cerro era parte de la Zona del Canal, se instalaron, también en sus faldas, los primeros sismógrafos de Latinoamérica. En 1914 los sismógrafos pasaron a jurisdicción de la Comisión del Canal, y en 1976 fueron transferidos a la Universidad de Panamá.

Según noticias que da el historiador Alfredo Castillero Calvo, ya desde la época del Canal francés -cuando se construyó en el cerro el Hospital Ancón, primera institución de su clase del Canal-, se podía observar que el cerro estaba escaso de vegetación. Al parecer, se había erosionado por la tala de árboles resultante de las actividades de construcción del ferrocarril transístmico, entre 1850 y 1855.

El 3 de Noviembre de 1903 Panamá dejó de ser un departamento colombiano y se convirtió en república. El 18 de noviembre siguiente el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Hay, y el representante de la Compañía del Canal, el abogado francés Phillipe Buneau Varilla, firmaron el Tratado Hay-Buneau Varilla, para la construcción del canal. De hecho, este tratado estableció la tutela estadounidense sobre Panamá, y fue el marco jurídico que permitió que Estados Unidos se apropiara de una franja de cinco kilómetros de ancho a cada lado de la vía, que fue llamada Zona del Canal de Panamá. El cerro Ancón quedaba incluido en esa franja del territorio panameño.

La ciudad siguió siendo tan excluyente como en el siglo XIX. Los barrios de El Arrabal se poblaron de casas de inquilinato de madera, que albergaban a los obreros, provenientes de diversos lugares del país y del mundo, que laboraban en las obras del Canal. En El Arrabal, que llegaba hasta las faldas del cerro, había varios ríos que habían sido las delicias de los pobladores de la ciudad; pero -espacio vedado desde 1904-, ya no se pudo aprovechar sus aguas ni deambular por los alrededores. En noviembre de 1906, el presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, quien viajó a Panamá para inspeccionar personalmente las obras de construcción del Canal, describía en carta a uno de sus hijos la magnífica vista que se divisaba desde el Cerro Ancón.

En 1907, la poetisa Amelia Denis de Icaza, de regreso a Nicaragua, donde residía, tras una estancia en Panamá, escribió el poema Al cerro Ancón, en cuyos versos interroga al cerro, que da muestras de haber sufrido severos cambios que delatan la presencia de una intervención ajena a todo lo que la poetisa había conocido:

¿Qué has hecho de tu espléndida belleza?

¿de tu hermosura agreste que admiré?

¿Del manto que con regia gentileza

en tus faldas, de libre, contemplé?

¿Qué se hizo tu chorrillo? Su corriente

al pisarla un extraño se secó…


Pero la peor catástrofe ecológica del cerro y su entorno sobrevino en 1909, cuando el gobierno norteamericano, a través de la Comisión del Canal Ístmico, llevó a cabo la explotación de una cantera de la cual extrajo material para la construcción de las esclusas de Miraflores y Pedro Miguel. A lo largo de un período de cinco años se extrajeron del cerro Ancón, aproximadamente, 3.2 millones de yardas cúbicas de roca. Con la roca sobrante se construyó, a principios del siglo XX, lo que hoy se conoce como Calzada de Amador (el Causeway), una angosta vía que une tierra firme con cuatro pequeñas islas en la bahía: Naos, Culebra, Perico y Flamenco. Así, las distintas fases de la historia de la ruta transoceánica tejieron la crisis ambiental que subyace en la denuncia y el lamento que Amelia Denis plasma en Al Cerro Ancón, según observa la Dra. Briseida Allard Olmos.

El cerro fue testigo de las intervenciones militares de Estados Unidos en Panamá en 1925, en 1964 y 1989. Agredido en su ecosistema, había sido horadado y en sus entrañas existía un búnker donde funcionaba un centro de comunicaciones de las cuatro ramas del Comando Sur de los Estados Unidos, que fue desmantelado en 1999. En su cima se colocó a partir de 1977 -después de la firma del Tratado Torrijos-Carter- una gran bandera panameña como símbolo de reafirmación de soberanía.

El cerro también ha sido testigo del decaimiento urbano del Casco Antiguo. Las casas que habitó la élite citadina en los sectores más antiguos de la ciudad fueron convertidas en habitaciones de alquiler en medio del deterioro urbano, marcado por la pobreza y la marginación. En el presente está en marcha un plan para la revalorización del centro histórico del área.

Con el fin de ser testigo del cumplimiento del proceso de reversión de la Zona, iniciado en 1979, la población capitalina panameña se reunió en las faldas del Cerro Ancón en las escalinatas del antiguo Panama Canal Administration Building. Este edificio pasó a ser en el siglo XXI la Administración de la Autoridad del Canal de Panamá. En este siglo la ciudad se expande en todas direcciones y a los panameños les preocupa que el cerro Ancón pueda ser percibido como fuente de ganancias. Por eso, y porque en él sobreviven apreciadas especies zoológicas y vegetales, y se erigen el Hospital Oncológico y la Corte Suprema de Justicia, ha sido protegido por las siguientes leyes, acuerdos, decretos y declaraciones:

Ley No. 21: El 2 de julio de 1997, se aprueba el plan regional para el desarrollo de la Región Interoceánica.

Acuerdo Municipal No. 157: El 31 de julio de 2001, se declara al Cerro Ancón Área Protegida y Reserva Natural en el Distrito de Panamá.

Decreto Ejecutivo Nº 104: El 22 de octubre de 2003, se declara al Cerro Ancón Patrimonio de la Nacionalidad Panameña.

El 9 de julio de 2009, la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia declaró ilegal el contrato entre la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI) y la sociedad Inversiones Guararé Teleférico.

La ARI, que fue creada en 1993, culminó su labor en el 2005, año en que finalizó la definición del futuro de las bases militares y otras instalaciones entregadas a Panamá, en virtud de los Tratados Torrijos-Carter.

Los rápidos y profundos cambios que vive hoy la ciudad de Panamá merman inexorablemente la centralidad que tuvo el Cerro Ancón desde el siglo XVII en la vida cotidiana de la mayor parte de la población capitalina. De cualquier modo, dentro de los patrones culturales vigentes tendrán que prosperar otras visiones y sentimientos, que sinteticen lo viejo y lo nuevo, en una nueva cultura alternativa de ciudadanía nacional y global.

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