05 Dec
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Carlos Endara Andrade (13 de abril de 1865 Ibarra  – 1954 en Panamá ) fue un fotógrafo ecuatoriano que desarrolló su trabajo en Panamá, convirtiéndose en uno de los pioneros de la fotografía panameña.

Nacido en Ibarra, en 1865 se trasladó a Panamá en 1886 en busca de su padre que estaba trabajando en la construcción del Canal y como disponía de estudios de dibujo entró a trabajar en la Compañía Universal del Canal Interoceánico.

Debido a la estrechez del istmo y su estratégica ubicación geográfica, Panamá siempre ha sido una ciudad global. Al igual que  tantos hombres provenientes de cada rincón del mundo, el joven pintor ecuatoriano llegó a Panamá atraído por las obras de la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique, donde trabajó como dibujante. Con la escandalosa quiebra del canal francés, Endara se volcó por entero a la fotografía.

Conoció al fotógrafo francés Luis Blanc y pronto se asoció con Epifanio Garay con el que fundó el estudio fotográfico “Garay-Endara” de Panamá en 1888. Entre 1899 y 1904 estudió Bellas Artes en París, especializándose en las técnicas fotográficas. Como fotógrafo, Carlos Endara registrará las influencias francesas y colombianas en el istmo, el legado colonial español,  los comienzos del nuevo canal a cargo del gobierno estadounidense y el desarrollo pujante de la capital panameña.

En 1910 fundó un estudio con su hermano Victoriano que ocupaba cinco plantas y era el más conocido en la ciudad de Panamá. El filántropo panameño Mario Lewis Morgan restauró este estudio fotográfico, el primer edificio en altura del país, y que dispone del primer ascensor eléctrico que funcionó en Panamá. Desde 2009 se convierte en la Casa Museo Endara. No se conserva en las Américas otro estudio histórico de esta índole.

Su trabajo fotográfico se centra en el retrato aunque también refleja aspectos clave de la vida en su época. El lente de Endara documentó durante muchas décadas el desarrollo pujante de la ciudad de Panamá, numerosos actos públicos trascendentes y la vida cotidiana de la calle.

En sintonía con la fe colectiva en el progreso social, para Endara un factor clave debía ser la voluntad niveladora: blancos, negros, amarillos o mestizos, hombres y mujeres, aparecen retratados en un clima igualitario. El amplísimo espectro de su registro humano y ambiental distingue a Carlos Endara de la mayoría de los más importantes fotógrafos de la época.

Carlos Endara Andrade fue un virtuoso del retrato decimonónico. Los escenarios ficticios de resonancias simbólicas y sociales de los que se valía realzaban y travestían, a la vez, la verdadera identidad de los personajes de sus instantáneas. Por eso este cronista visual nacido en Ibarra en 1865 hizo historia en Panamá.

Es amplísimo el espectro de su registro humano y ambiental siempre con gran énfasis en los detalles y precisa geometría y balance entre grises, blancos y negros. Plasmó la cotidianidad del mosaico étnico de la urbe en un momento en que retratarse era una expresión de progreso individual y poder adquisitivo.

Documentó las calles, las plazas, los parques de la ciudad que convirtió en su hogar hasta su muerte en 1954. Posar ante su cámara era un verdadero privilegio. Lo sabían hasta los presidentes de la República como Belisario Porras (estuvo en el poder durante tres períodos) que lo convirtieron en su fotógrafo predilecto. Recurría a exóticos telones de fondo y a toda clase de disfraces, atuendos y artificios para idealizar la identidad de sus fotografiados.

En su trabajo se distinguen también los retratos grupales. Endara revela el espíritu unido de conjuntos humanos que comparten una misma fe en el progreso y el crecimiento social.

Endara realizó un retrato de un Panamá “feliz”, no por la carencia de tensiones e injusticias (como en la cáustica distopia de Huxley), sino todo lo contrario. Se dispuso a retratar lo que él veía como una sociedad venturosa porque el motor que movía el engranaje socioeconómico hacia adelante era un conjunto dinámico de contradicciones en constante transformación.

Su optimismo se mantuvo vivo durante las tres primeras décadas del siglo XX, pero va ensombreciéndose ante la corrupción política del ideario liberal y las graves secuelas que dejaron la crisis económica mundial y la posguerra.

Carlos Endara comprendió muy pronto que la fotografía era una insuperable herramienta de comunicación y, por ende, el agente más eficaz para promover el avance de la ciencia, el progreso y la democracia liberal, lo que para él -y para muchos en ese entonces- representaba el trío inseparable de fuerzas sociales.

Su obra, desconocida en Ecuador, es un referente de la fotografía en el país centroamericano. Se convirtió en un ícono de la generación que fundó esta república, a fines del siglo XIX y la primera mitad del XX. Su lente refleja el espíritu de una época.

Colaboró en diferentes revistas y periódicos panameños como Épocas, Panamá Mirror y Estampas, llegó a ser el fotógrafo oficial de varios presidentes y se convirtió en el retratista predilecto de la clase alta, de la nutrida clase media emergente y del mosaico étnico del que siempre ha estado compuesta la sociedad panameña.

El diario La Prensa publicó durante los años 80 y 90 un suplemento, Épocas Segunda Era con fotos de la colección de Mario Lewis (que desde hace varios años se trasladó al diario Panamá América) y desde mediados de los años 90 se han publicado más de 600 fotografías en la página dominical Raíces con fotos cedidas por Ricardo López Arias.


Fuente Lostonsite

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