Breve Historia del Camino de Cruces
Primero que todo, recordemos que el Camino Real a Cruces es denominado simplemente Camino de Cruces, para diferenciarlo del Camino Real a Nombre de Dios (1519-1596) y luego Camino Real a Portobelo (desde 1597), que conocemos comúnmente como Camino Real, el cual dejó de utilizarse desde que no hubo necesidad de trasegar plata, oro y otros recursos preciosos a la metrópoli española. Ambos fueron caminos reales puesto que fueron instituídos por orden y operados con cédula real.
Partiendo del primer asentamiento estable en la Tierra Firme, Santa María La Antigua del Darién, Vasco Nuñez de Balboa había encontrado el “Mar del Sur” en 1513, probando que las Américas no eran las Indias sino un continente totalmente nuevo. A inicios de 1514 la Corona Española envió como gobernador a Pedrarias de Ávila con la orden que “se hagan desde la villa de Nuestra Señora Santa María del Darien, hasta la dicha mar del sur, tres ó cuatro asientos en las partes que paresciere mas provechosos en el golfo de Urabá, para atravesar é hollar la tierra de la una parte á la otra, y donde con ménos deficultad la gente pueda andar, y en los lugares que paresciere que son mas sanos, y tengan buenas aguas y asientos, conforme á la instruccion que llevastes: y el asiento que se oviere de hacer … en la mar del sur, debe ser en el puerto que mejor se hallare y mas convenible para la contratacion de aquel golfo” (Carta del Rey Carlos I a Pedrarias Dávila, 1514).
Así, entre 1515 y 1519, entre exploraciones y avasallamientos, un camino fue definido entre Nombre de Dios, poblado fundado por Diego de Nicuesa en 1510, y el Mar del Sur. El 15 de agosto de 1519 Pedrarias fundaría la Ciudad de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá, poniéndola a cargo a Gaspar de Espinosa. Ese camino conocido de antemano por los nativos del área, atravesaba la zona alta del río de Los Lagartos, como lo llamó Cristóbal Colón, cercana a Nombre de Dios y que Vasco Núñez de Balboa llamaría Chagre. Este fue el primer camino principal: el Camino Real de Nombre de Dios. Para 1521 en la desembocadura del río se establecería un poblado del mismo nombre: Chagre.
El Camino Real, que a partir de 1524 se mejoraría con una base empedrada en las partes más difíciles, se utilizaría como ruta principal hasta que encontraron grandes yacimientos de plata y oro en Perú y Bolivia -entonces Alto Perú. En el trayecto del Camino Real se establecieron estancias de espera o ventas para los viajeros y los transportes de trenes de mulas o hatojos que llevaban el oro y la plata que venían del Perú, y otras mercaderías.
Desde entonces fueron evidentes las dificultades, especialmente para los viajeros, del Camino Real de Nombre de Dios. Desde 1532 fueron numerosas las peticiones por encontrar o hacer un mejor camino. El gobernador ordenaría limpiar el Chagre para mejorar la navegación y hacer un camino a la ciudad. La ciudad recibió Cédula en 1533 para “hacer el camino por el rio de Chagre por donde se podría venir en barcas y bergantines hasta cinco o seis leguas de la ciudad de Panamá y el resto del camino hacerlo con carretas y que asi convendría”. (Archivo de Indias, Panamá 234). Este nuevo camino sería el que vendría del desembarcadero de Cruces –o Cruzes como se le llamó entonces- en el río Chagre, situado por Hernando de la Serna en 1527, hasta la ciudad de Panamá: se crea así el Camino Real de Cruces.
Para 1536, y por Real Cédula, se tenía una Casa o Aduana y una venta en Cruces con embarcadero y almacenes para las mercaderías que vendrían o se enviarían por el río Chagre a la ciudad de Panamá, a la cual pertenecía la Venta. Desde y hacia la ciudad de Panamá viajeros y carga iban en trenes de mulas o hatojos llevados por arrieros. Luego se traían y llevaban desde y hacia la boca del Chagre en bongos o barcas chatas. De la boca del Chagre los viajeros y mercancías eran llevados y traídos en bergantines desde y hacia Nombre de Dios. En 1537 comienzan los ataques de piratas y corsarios en la costa a los bergantines, pero el oro y plata real no se traficaba por esta ruta, éstos iban por el Camino Real.
En 1572 Francis Drake ataca por primera vez Nombre de Dios con relativo éxito. Los continuos ataques de piratas y corsarios justificaron la construcción de fortificaciones para Nombre de Dios, la boca del Chagre e incluso los Caminos Real y de Cruces. Estas estuvieron a cargo de Juan Bautista Antonelli y Juan de Texeda. Antonelli por su parte favoreció cambiar de puerto en el Mar del Norte de Nombre de Dios a Portobelo, puerto natural en Tierra Firme encontrado por Colón en 1502.
A finales de 1595 Francis Drake volvió a atacar Nombre de Dios, sus contingentes se adentraron por el Camino Real para atacar los trenes de mula con su carga de plata y oro que iban de Panamá, pero fracasaron. Luego planeó tomar Portobelo y adentrarse por el Chagre hasta Cruces, pero murió en enero de 1596, siendo enterrado en el mar. El Camino de Cruces fue así crucial en la defensa contra Drake: las tropas que vinieron del Perú al mando de Alonso de Sotomayor utilizaron el camino y poblados, como el de Guayabal y la casa de Cruces, para defender la ciudad de Panamá y repeler a los corsarios.
Para 1597 se muda el puerto de Nombre de Dios a Portobelo y se terminan sus primeros fuertes, como el Castillo de San Felipe “Todo Hierro”, y el Castillo de San Lorenzo del Real de Chagre en la entrada del río Chagres. Así el Camino de Cruces se completó como una ruta transístmica mixta, con tres etapas: marítima, desde Nombre de Dios hasta 1596 y de Portobelo a partir de 1597, a la boca del Chagres; fluvial, desde la boca del Chagres a la Venta de Cruces; y terrestre, de la Venta de Cruces a la ciudad de Panamá. El oro y otros metales preciosos siguieron llevándose por el Camino Real de Portobelo mientras que los viajeros, y las mercaderías se traían por el Camino de Cruces.
Casi un siglo después, en 1671, el pirata Henry Morgan logró tomar el Castillo de San Lorenzo e ingresó a través del Chagres y el Camino de Cruces para llegar a la ciudad de Panamá, sitiarla, saquearla y destruirla. Muchos de los que lograron escapar se refugiaron primero en el poblado de Guayabal en el Camino de Cruces, para luego escapar a la Chorrera y finalmente a Santiago de Natá de los Caballeros, al este de Panamá. Dos años después la ciudad se trasladaría al emplazamiento que ahora es conocido como el Casco Antiguo. En consecuencia tanto el Camino Real como el Camino de Cruces cambiaron ligeramente de ruta desde la nueva ciudad de Panamá, estando más cercano el de Cruces.
Paralelo al Camino de Cruces se desarrollaron a partir de 1730 otros caminos, el que iba de Gorgona, un desembarcadero río abajo desde el Cruces, y el que iba al Corozal, desde la ciudad de Panamá. Estas rutas se unían al Camino de Cruces por el área del río Cárdenas, por donde hoy está Clayton. Los caminos unidos en uno solo entonces atravesaban el río Hondo, hacia Panamá. Un puente de piedra se erigió sobre el río Hondo, por ello también se le llamó el río del Puente. Ese río se conoce hoy día como Curundú.
Con la caída del tránsito de riquezas del Perú, la apertura de otras rutas transístmicas, y finalmente con la independencia de Panamá de España en 1821, el Camino de Cruces así como el Camino Real, perdieron importancia como rutas importante de comercio entre los dos Mares aunque seguían siendo frecuentados como carreteras locales. Otros caminos se abrirían hacia y desde el Chagres. Los caminos de la parte central Panamá nuevamente recobraron importancia al ordenar Simón Bolívar en 1828, siendo presidente de la Gran Colombia, estudios para una ruta transístmica, ya sea terrestre (carretera o ferrocarril) o acuática a través de Panamá. Posteriormente es el Camino de Cruces el que resurge gracias a la fiebre del oro en California que inicia en 1848. Los viajeros, conocidos como los “argonautas”, venían de New Orleans, Savannah o New York hasta el pueblo de Chagres en la boca del río, se embarcaban en canoas y chatas hasta Cruces, y de ahí en caravanas de mulas hasta la Ciudad de Panamá para continuar su viaje a California.
Del creciente flujo de viajeros se aceleró la construcción del primer ferrocarril transcontinental de las Américas. En la isla de Manzanillo se erige la ciudad de Aspinwal, que luego se llamaría Colón, como terminal Atlántica del ferrocarril. Durante la construcción del ferrocarril el Camino de Cruces es reparado entre 1853 y 1855, ya que el mismo servía como ruta de trasiego de viajeros, materiales y carga hasta que el ferrocarril llegara a la ciudad de Panamá. Con la operación a todo vapor del ferrocarril, el Camino de Cruces volvió a ser utilizado como un camino local entre los poblados entre el Chagres y la ciudad, sobre todo por aquellos que no podían costear el pasaje del ferrocarril. Finalmente con la construcción de las primeras carreteras con la llegada de los Estados Unidos al anexarse el área interoceánica y el río Chagres, para la construcción del Canal, el Camino de Cruces quedó en el abandono y poco a poco la naturaleza comenzó a reclamarlo.
Con la firma del Tratado de 1903, las ruinas cayeron bajo jurisdicción norteamericana. Por primera vez en casi 400 años, el acceso de panameños quedó vedado. El sitio fue evacuado de pobladores antes de represar el Chagres, pero fue explorado y visitado por norteamericanos por 80 años.
Felizmente, este valioso patrimonio cultural panameño retornó a la nación hace tres décadas; infelizmente, es poco lo que hemos hecho para su puesta en valor. Un esfuerzo de particulares para despejar el sitio y volverlo accesible a visitantes fue prontamente cancelado por una anterior administración de Patrimonio Histórico, que vio en ello una inverosímil acción de “huaqueo”, sin reparar en que el sitio ha sido público desde su fundación. Cruces quedó nuevamente condenado al olvido, acaso para que alguna generación futura se ocupe de él.
Hoy día poco más de dos tercios del Camino de Cruces está en parte protegido por el Parque Nacional Soberanía y el Parque Nacional Camino de Cruces. El otro tercio ha quedado desprotegido. Una parte fue afectada con las construcciones de emplazamientos de defensa y viviendas por los norteamericanos en Clayton, Llanos de Curundú y Altos de Curundú, y por vías primero de piedra y luego de asfalto –como la carretera 12 que va de Clayton a Curundú que hoy forma las avenidas Demetrio Lakas y Ascanio Villalaz-. Otra parte con empedrados está dentro del área conocida como el campo de antenas de Chivo-Chivo en donde los norteamericanos primero establecieron un campo de tiro y luego estaciones de radio-escucha y telecomunicaciones como parte de su estrategia de la Guerra Fría. En este campo de antenas estuvo el poblado del Guayabal.
Como vemos, el Camino de Cruces no es un camino cualquiera ni una ruta aislada que merezca ser olvidada y mucho menos destruída. El Camino de Cruces, junto con el Camino Real de Nombre de Dios y Portobelo, fueron el eje central principal del Sistema Transístmico entre el Mar del Norte y el Mar del Sur que permitió, junto con las rutas de galeones entre Nombre de Dios y Portobelo a Cartagena, la Habana y Santo Domingo, la interconexión y el intercambio comercial, social, cultural entre los pueblos de América y la metrópoli Europea y luego entre las Américas y el mundo. Así, ambos son parte inalienable del Patrimonio Histórico constituído por sus ciudades y enclaves terminales. En la actualidad el Casco Antiguo, Portobelo y el Castillo de San Lorenzo son Patrimonio Histórico Nacional y forman parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad declarado, adoptado y promovido por la UNESCO.
El Camino Real de Nombre de Dios y Portobelo y el Camino Real de Cruces deben, por obligación y deber nacional y mundial, ser considerados patrimonio histórico en toda su ruta, haya o no empedrados, puentes o calzadas. Sin los Caminos, las ciudades de Nombre de Dios, Portobelo, y Panamá no tendrían sentido alguno, y no hubieran sobrevivido hasta nuestros días. Además, su potencial como elementos de turismo patrimonial junto con las ciudades y fuertes, es sencillamente incalculable.