Bejuco, pasaje de la historia panameña
Sobre el origen del nombre hay diversas versiones. Una de ellas es que a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, al llegar sus primeros pobladores —la mayoría provenientes de familias chameras como los Quintana, Herrera, Ramón y Calvo— el lugar estaba cubierto de bejucos por su extensas llanuras que eran utilizadas para el traslado de personas y mercaderías hacia la ciudad de Panamá.
De los once corregimientos del distrito de Chame, Bejuco es el más grande, cuenta con una población de 4,520 habitantes según el último censo de la Contraloría General de la República y tiene a su haber decidir electoralmente la escogencia de su alcalde, así como la de su diputado.
Su superficie es de 54.8 kilómetros y es favorecido por la naturaleza, ya que su agradable clima se distingue porque no es ni muy caluroso ni muy fresco.
Su gente, amable y cordial, se dedica a diversas actividades económicas, tales como la pesca, la agricultura y el comercio en general, siendo propulsores de la creciente economía de la región chamera.
PUNTO DE ENCUENTRO
Remontarse a los acontecimientos históricos que guarda este lugar nos llena de gran fervor y patriotismo, ya que es precisamente en sus tierras que se libra el histórico combate de la Negra Vieja dentro de la Guerra de los Mil Días, el 8 de junio de 1900.
En aquella época, Bejuco fue el punto de encuentro entre el ejército conservador comandado por Carlos M. Sarría y el ejército restaurador representando al partido liberal, dirigido por Emiliano J. Herrera y el Dr. Belisario Porras.
Es imperante destacar que en el mencionado hecho histórico participaron bejuqueños, entre ellos la señora Nieves Gálvez, quien ayudó al doctor Abadía como enfermera. Su casa, que fue utilizada entonces para atender a los heridos de aquella ocasión, aún mantiene su fachada y su piso de madera. Está ubicada a un costado del parque principal del pueblo.
La Guerra Civil entre liberales y conservadores estalla en 1899 en Colombia y llega al Istmo en marzo de 1900.
Los liberales istmeños se entusiasmaron con la posibilidad de sacar del poder a los conservadores, que los tenían esquinados y atropellados.
Bajo el liderazgo de Belisario Porras se organiza la expedición liberal de los panameños en Nicaragua, con el apoyo del general liberal José Santos Zelaya, quien gobernaba Nicaragua; del general Eloy Alfaro, liberal gobernante de Ecuador; y del presidente Barrios de Guatemala.
Belisario Porras fungía de asesor presidencial del Gobierno de Nicaragua, ejercía la abogacía y era profesor en la Universidad en Managua. Una vida cómoda y con futuro.
Apoyado por Zelaya, se embarca en la Momotombo con 110 voluntarios armados. De ellos, 40 eran extranjeros, el resto panameños, y todos, liberales.
Desembarcaron en Punta Burica, Chiriquí. Las dificultades son muchas, pero la tenacidad de Porras es mayor.
Las operaciones militares fueron encomendadas al general liberal colombiano Emiliano Herrera.
En Alanje lo reciben 500 personas. Van a David y vencen a los conservadores. De David salen y llegan a Remedios. Se dividen las fuerzas. Porras se irá a Tonosí a reclutar a sus comprovincianos; Herrera va a Santiago; los conservadores se retiran.
Porras y Herrera se toparán en Aguadulce, para llegar a la capital. A Porras lo siguen 500 voluntarios de Los Santos y Herrera. Viene la Batalla de Bejuco o del cerro de la Negra Vieja.
El ejército conservador pretende detenerlos con 800 soldados, curtidos en las guerras, contra 450 soldados improvisados, dirigidos por Emiliano Herrera y Belisario Porras.
Cuando se creía que la batalla estaba perdida para los liberales, Porras y sus batallones se recuperan y destrozan a los conservadores que parten en huida hacia Capira y Chorrera.
Los revolucionarios llegan a Chorrera. Hay más voluntarios liberales. Se preparan para el asalto final. Victoriano Lorenzo y sus hombres van por las montañas de Capira y Chorrera con un cargamento de armas del Ecuador, que llegó a Chame con el Dr. Eusebio A. Morales. El Ejército liberal revolucionario cuenta ya con 1,500 hombres, más panameños que colombianos.
Fue durante la Guerra de los Mil Días entre liberales y conservadores, en la Batalla de la Negra Vieja, el 8 de junio de 1900, en Bejuco, cuando una leyenda popular , nos narra del Cristo de la Parroquia San José de Chame.
LEYENDA:
Los liberales, encabezados por el Dr. Belisario Porras Barahona, invocaron al Santo Cristo, en quien cifraban su triunfo.
Sorpresivamente, en plena batalla, vieron sobre el lomo de un hermoso caballo pinto a un hombre desnudo de la cintura hacia arriba, por cuyo pecho cruzaba un manto blanco y mientras en su mano blandía una espada arengaba a los liberales.
Al concluir la lucha, aquel jinete desapareció y éstos (los liberales), decidieron dirigirse a la parroquia de Chame a dar gracias al Santo.
Al llegar, algunas damas chameras eran protagonistas de una gran alboroto, pues habían notado la desaparición de la imagen del Cristo durante las horas de la batalla, quedando su cruz solitaria en aquella iglesia.
La milagrosa figura del Cristo fue vista toda sudorosa nuevamente sobre la cruz aproximadamente a las 5: 00 p.m., por lo cual comentaban antiguos chameros que fue él quien ganó la batalla.
Hoy, la imagen que se venera en la iglesia, la cual fue un obsequio de la familia de don Benjamín Quintana Álvarez, tabogano que residió en este pueblo, ha concedido innumerables milagros a generaciones que, con infinita fe, alaban al Santo Cristo de Chame.
Fueron muchos los jóvenes y prometedores panameños que allí y en otras batallas ofrendaron inútilmente sus vidas.