Se les llama "Tembleques" a las flores que usa la empollerada en su cabeza, porque están hechos con materiales flexibles y delicados que se mueven cuando la persona hace cualquier movimiento al bailar o caminar.
Los primeros adornos que usaron las empolleradas en la cabeza fueron las flores naturales, especialmente, claveles criollos, pomas, jazmines, rosas, etc., que eran cosechados en tiestos de barro o en recipientes de metal, sobre típicas talanqueras instaladas en los patios de las casas.
Los "Tembleques" se hacen con diferentes materiales: escamas de pescado, telas de seda, gusanillos y perlas, etc. Otros adornos finos como las chaquiras, canutillos, lentejuelas, son aditamentos incorporados hace poco tiempo para acá y que se han aceptado como adornos complementarios en los juegos de flores para la pollera. Las "Temblequeras", o personas que hacen estos trabajos, aprovechan el material que esté más al alcance de su mano.
Los tembleques se hacen de diferentes formas. Los más populares imitan a ciertas flores de la campiña como: margaritas, rosas, malviras, flor de guate, de calabaza, de melón, buqué de novia, jazmines, mosquetas y pencas. También se confeccionan inspirados en la forma de ciertos insectos como el alacrán, la mariposa, la libélula, etc… y de algunas aves como la paloma y el pavo real. Es muy raro encontrar tembleques que registren otras formas. Algunos, imitan la forma de joyas de orfebrería, como la "pajuela" y la "roseta de perlas". En la región de Las Tablas se les da el nombre de "coquetas" y "zoquetas", a cierto tipo de tembleques, elaborados según la imaginación e iniciativa personal de las temblequeras.
Los tembleques se usan con un solo peinado: el cabello partido en dos bandas iguales, raya en el centro que parte desde la frente y termina en la base del cráneo. Luego se teje cada grupo de cabello en una trenza, que se doble tras la oreja y se sujeta con lanas, ganchos u horquillas. Estos moños pueden tener de tres, cuatro, hasta cinco pulgadas de largo, si la persona tiene el cabello largo o abundante.
Después del peinado tradicional se colocan las peinetas, el peinetón y la pajuela, si es pollera de gala o de encajes. Si es de zaraza, sólo se usa el juego de peinetas a cada lado y no se lleva el peinetón ni la pajuela; después se procede a enflorar, o sea, a colocar los tembleques por pares iguales, uno a cada lado y debajo de las peinetas, dejando libre la raya que queda en el centro de la cabeza en la parte de atrás y adelante.
Las técnicas de la confección de los tembleques consisten en verdaderas obras de artesanías. Cada persona aporta algo de su imaginación creativa con el cuidado de respetar los formatos que nos ha impuesto la tradición.
Todos los tembleques van amarrados a una horquilla que facilita su colocación en el peinado. Cuando el tembleque es de oro, algo poco corriente, lleva la horquilla del mismo material. A veces es fácil reconocer el estilo de los tembleques hechos por ciertas temblequeras, ya que éstas cambian muy poco, la forma de sus diseños.
Los lugares en donde más se trabajan éstos son las provincias de Los Santos y Herrera. De Las Tablas vienen a la capital, hermosos juegos de flores producto de pedidos que se hacen con anticipación. El trabajo de la elaboración de los tembleques se aprende en el hogar, las temblequeras intercambian sus diseños y algunas hacen en cada par de flores, verdaderas creaciones artísticas, pero que al no fotografiarlas o dibujarlas, se pierde el molde.