Marie Bally, quien tuvo varios meses de convivencia con las molas, dice que sus extraños dibujos y colores la sedujeron irremediablemente.
Actividad: Propietaria de Le Pont des Arts, distribuidor oficial del museo del Louvre.
Corinne Marie Bally es una francesa que vive en Valencia, España, donde es dueña de una famosa tienda-galería llamada Le Pont des Arts. Allí exhibe y vende joyas, reproducciones de arte del Museo del Louvre y artesanías del mundo. Enamorada de las molas a primera vista, decidió venir a Panamá y contactar a quienes producían tan vistosos trabajos para exponerlos en el cubículo de una feria internacional en París. La feria pasó y fue un éxito para Le Pont des Arts y las artesanías panameñas. Esta vez el amor a primera vista fue certero.
Ya embrujada por el hechizo del arte que se materializa gracias a las manos de las aborígenes del norte panameño, decidió profundizar sus conocimientos sobre el tema y de allí surgió un lazo que las unió -a ella y a las molas- para siempre. Así emprendió con ellas una aventura cuyas intimidades devela al tenor de un cuestionario en el que se decanta por la maravilla y la alegría que transmiten Panamá y sus molas.
¿En qué exposición participó exhibiendo artesanías panameñas?
Maison & Objet es una feria internacional que tiene lugar en París dos veces al año. El 60% de los visitantes son franceses, pero es una referencia internacional y también acuden muchos profesionales de toda Europa, Asia y algunos países árabes. El acceso es exclusivamente profesional, tiendas, grandes almacenes, estudios de tendencias y muchos periodistas. Maison & Objet es la referencia europea en materia de diseño, decoración y moda.
¿Qué tan importante es la feria de la nos habla?
La feria tiene lugar en el norte de París, y ocupa 250,000 metros cuadrados. Con más de 3,000 expositores y 80,000 visitantes, es como una pequeña ciudad. Los expositores estamos repartidos en ocho pabellones dentro de los cuales hay ambientes. Ethic & Tropic estuvo ubicado en una parte llamada Objetos de moda, rodeados de muchos diseñadores parisinos pero también de firmas de otros países.
¿Qué clase de negocio tiene usted y qué la movió a escoger las artesanías de Panamá?
Soy propietaria de una tienda-galería en Valencia. Le Pont des Arts que nació hace ocho años. Está situada en el corazón de Valencia en pleno casco histórico. Le Pont des Arts es distribuidor oficial en España del museo del Louvre de París, ofrecemos todas las réplicas certificadas de este museo, también trabajo con algunos museos italianos. Para completar esta gama de esculturas y joyas de museos, escojo con esmero piezas exclusivas y sus complementos. Viajo a París al menos dos veces al año. Tengo la exclusividad en España de todas las casas con las cuales trabajo. Cuatro veces al año organizo exposiciones de pinturas, acuarelas o fotos, e invito el artista para una tertulia con los clientes. Tenemos también un pequeño salón de té adjunto a la tienda, en el cual organizo lecturas de poesías, test filosóficos y también catas de vinos y de pan.
Hace algo más de un año, en vez de pinturas, hice una exposición de molas. Durante esos meses de convivencia con las molas, creo que me enamoré de sus extraños dibujos y colores. Profundicé mi conocimiento poniéndome en contacto con un etnólogo francés especialista del tema y al final de la exposición no pude separarme de los duendes escondidos en las molas, por lo que decidí empezar la nueva aventura de la feria.
¿Cómo fue su enamoramiento con las molas y con las piezas de Reprosa, las estolas de Paola y las carteras de Gladys Vallarino?
Primero decidí traer molas a Europa pero, por supuesto, había que adaptar la artesanía panameña al gusto y al modo de vida europeo, adaptar sin traicionar. Lo que hago es crear un producto nuevo inspirado en la artesanía tradicional y en colaboración con artesanos y diseñadores panameños. Las molas se encargan a medida para mis bolsos, y estoy muy orgullosa de trabajar con una empresa social panameña que distribuye el trabajo a las mujeres gunas.
Para estos artículos estamos colaborando varias personas: Paola Argüello, una diseñadora de mucho talento y trabajo impecable; Chispas de amor, una joven empresa social; las mujeres gunas, que son las principales protagonistas, y yo.
Por otra parte, tuve la suerte de conocer a la fabulosa Gladys Vallarino, una bella persona con un gusto extraordinario. Sus creaciones han llamado muchísimo la atención en París, ya empezamos a venderlas en los mejores barrios de París y en Suiza. Estamos trabajando para sacar juntas nuevos modelos. Gladys es una gran profesional.
Cuando vi el trabajo de Reprosa y cuando conocí a Agnes Santomeno, no pude resistirme, también he añadido a mi catálogo las huacas de Panamá. Reprosa me ayuda también a conseguir artesanía guna y emberá de muy alta calidad. Agnes me contagió su pasión. La artesanía panameña es una maravilla, es pura alegría, si sabemos crear un producto nuevo incorporando la esencia del trabajo de los artesanos, tendremos éxito.
Mi encuentro con las molas ha marcado una nueva etapa y he encontrado en Panamá excelentes artesanos y creadores, y maravillosos amigos que me han apoyado. Quiero destacar también el apoyo, la eficacia y la confianza del Ministerio de Comercio e Industrias cuando he dado mis primeros pasos en Panamá.
¿Qué resultados obtuvo en la feria?
La primera participación a la feria Maison & Objet me ha permitido introducir la marca Ethic& Tropic en el panorama internacional. Ahora la marca existe y está registrada en Europa, hemos podido medir la buena acogida del público profesional, maravillado por la alegría de los colores, el trabajo excepcional de la chunga e impactado por el arte de las mujeres gunas. Valoramos este trabajo, con cada producto hemos creado una ficha explicativa para que el cliente sepa la historia de cada pieza. Para hacer esta marca viable, estamos trabajando muy duro, contactando tiendas en toda Europa, principalmente tiendas de moda, de decoración, tiendas de museos.
¿Por qué habla de comercio ético?
Vivimos en un mundo global en el cual cuando hablamos de comercio se entiende beneficio y rentabilidad. Hoy en día, para sacar mayor rentabilidad las empresas buscan lugares de producción donde los sueldos son lo más bajo posible y la preocupación por el bienestar de los trabajadores o el respeto del medioambiente es mínima. A esas empresas tampoco les importa mucho el cómo se hace, ni las tradiciones. Hoy en día la mayor parte de la producción textil sale de la India y de Asía.
Realizar un producto ético es considerar que para que un producto sea bello tiene que cumplir con varios requisitos. Personalmente considero que la belleza tiene sentido solo si está ligada al respeto de las tradiciones, de los hombres y del medioambiente. Por eso he elegido fabricar íntegramente en Panamá en pequeños talleres y con obras realizadas por las mujeres indígenas. Los productos que presento en Europa son productos con alma que están ligados a la historia de este país, al saber hacer de sus artesanos. La empresa social Chispas de Amor me ayuda en eso y parte de nuestra producción la hacen las mujeres gunas de la zona de Mortí. Ethic & Tropic es una marca leal con el legado de los artesanos de Panamá. Me fascina el trabajo de los artesanos, me encanta la historia e intento valorarla, respetándola. Precisamente, la ética es la que me impide apropiarme de algo que no es mío. El consumidor en Europa ha empezado hace a preocuparse por el origen de lo que adquiere, al menos algunos consumidores, y es cuando adquiere sentido lo de producto ético.
¿Conoce Panamá?
¡Claro! Cómo iba a enamorarme de la artesanía de Panamá y no viajar a conocer su tierra, sumergirme en la ciudad, en el ambiente de Panamá. Las molas y la literatura panameña me trajeron aquí.
¿Qué le ha gustado de la ciudad de Panamá?
El embrujo de Panamá es fuerte e instantáneo. A la vez que descubrí las molas, empecé a leer Pantalones cortos, de Ernesto Endara, gracias a la literatura caminé por las calles de Panamá antes de conocerla. Soy una soñadora, quedé atrapada. Cuando vine la primera vez, empecé a recorrer el Casco Antiguo, siguiendo los pasos de Perusín. Me gustan muchas cosas de Panamá, me gusta la luz en el Casco Antiguo al atardecer, me gusta tomar un café en el Bajareque, frente al antiguo Club Unión y buscar a Rimmon y Fleurus en las ruinas. Me gusta oler y oír el mar en el paseo de las Bóvedas, la tranquilidad de los gatos callejeros escondidos entre los arbustos y el contraste con el bullicio del Mercado de Mariscos. Y sobre todo, me gusta la calidez y la sinceridad de las relaciones con la gente de aquí, esta forma de dar y saber ayudar, esta confianza que solo he encontrado aquí. Me encanta también el amor que los panameños tienen hacia su ciudad y cómo saben comunicarlo.
¿Y de su gente?
Tengo verdaderos amigos aquí. En un almuerzo que me brindó la escritora Tichi Valdés, conocí a un grupo de gente con el cual mantengo una excelente relación. Mi anfitriona, con su elegancia, su encanto, su distinguida manera de compartir pensamientos, me hizo entrar en su círculo de amigos con una sencillez extraordinaria. Itzel Erhmann es una persona para la cual tengo un cariño particular y que vuelvo a ver con mucho placer cuando estoy aquí. Mis amigos Irina y José Ardila, Berna Calvit y Ernesto Endara son mis cuatro pilares.