Un país en venta – BYE BYE PANAMÁ PARA LOS PANAMEÑOS...
Pro Mundi Beneficio es el lema en el escudo nacional. Una frase que desde el germen mismo de la República ha puesto al país en una contradicción de la que 114 años después aún no sale. Como alguien que se mira al espejo y no se reconoce en la sombra que refleja.
PANAMEÑITA VIDA MÍA
El pasado 9 de octubre, en la Gaceta Oficial, el Gobierno de Panamá solicitó a la Asamblea Nacional la creación de la Empresa Nacional de Recursos Minerales. Es una decisión estratégica íntimamente ligada al avance sobre las tierras del Caribe que pone de manifiesto la visión de desarrollo que tiene el Estado.
Según la Dirección Nacional de Recursos Minerales del Ministerio de Comercio e Industrias, en el país hay 16 proyectos aprobados de extracción metálica en distintas fases.
La mitad corresponde a la zona de Donoso y Veraguas. Es aquí donde están las segundas reservas de cobre más importantes del mundo, luego de Chile.
Solo el proyecto Minera Panamá, a punto de empezar las operaciones de extracción, promete obtener 200 mil millones de dólares en 30 años. Son cuatro zonas que suman 13 mil hectáreas. La empresa está haciendo la inversión privada más grande de la historia de Panamá, con más de 6 mil millones de dólares. Los dueños del proyecto, la empresa canadiense First Quantum Minerals, afirman que aumentará el PIB en un 4% a lo largo de los 30 años que dura su licencia de explotación, prorrogables por 20 años más. La inversión incluye un puerto propio sobre el Caribe para la exportación directa y una generadora de energía a base de carbón de 300 MW, que excede largamente la energía que se necesita para el funcionamiento de la mina. La capacidad del Estado para controlar el pago de regalías y la sostenibilidad ambiental de la extracción están en entredicho.
Sobre Calovébora no solo se cierne la figura del empresario holandés, también amenaza la minera Panamá Goldmine, de capitales sudafricanos, que está en fase de desarrollo.
“En el Atlántico las empresas actúan como si fueran repúblicas aparte. En estos lugares [...], las empresas se apropian de las ganancias y a las comunidades les dejan los costos ambientales arruinando su futuro”, dice Susana Serracín, presidenta de la Alianza para la Conservación y el Desarrollo.
Sobre la salida del Canal de Panamá en el Atlántico, cerca de la ciudad de Colón, la empresa multinacional AES , de origen norteamericano, está construyendo una planta generadora de energía termoeléctrica de 380 MW, utilizando gas licuado.
Mientras, el grupo chino Shanghai Gorgeous anunció una inversión de mil 800 millones de dólares para construir un nuevo puerto de contenedores y otra planta de energía a base de gas que generará 350 MW.
Para incorporar toda esta energía a la red nacional, el Gobierno proyecta construir una cuarta línea de transmisión que recorra la costa caribe y se conecte hacia Colombia y Costa Rica. Esta infraestructura iría paralela al mar y se construiría conjuntamente con una carretera que unirá el nuevo puente sobre el Canal con la carretera en el norte de Santa Fe, en Calovébora. Y luego continuará hacia Bocas del Toro, donde se encuentran las hidroeléctricas Fortuna, de la italiana Enel; Changuinola 1, de AES; y la futura Changuinola 2, en negociaciones con empresas chinas.
En Panamá hay 71 proyectos hidroeléctricos en distintas fases de desarrollo, 10 de los cuales están en Veraguas, incluyendo una en Santa Fe, Guayabito. La potencialidad de los ríos que desembocan en el Caribe promete nuevos proyectos. Incluso, sobre el cerro Tute, donde el diputado del Partido Revolucionario Democrático Pedro Miguel González logró titular su finca, se proyecta un inmenso campo de producción eólica que ocuparía más de mil hectáreas dentro del parque nacional.
En los últimos 10 años el consumo de energía eléctrica se duplicó en Centroamérica, y Panamá se propone como una solución para el crecimiento de la demanda: esta inmensa infraestructura permitiría la exportación de energía a este creciente mercado.
Semanas atrás la Asamblea Nacional aprobó en primer debate un proyecto de ley que abriría la posibilidad de poner en venta terrenos costeros para desarrollos turísticos en zonas protegidas en Donoso, límite de Veraguas. Quieren vender las playas para desarrollos turísticos, para construir resorts de lujo y apartamentos de playa. Una estocada de muerte a las tierras y la cultura buglé.
“Más allá de que el proyecto de ley a mí me ayudaría, lo cierto es que un área restringida no le conviene a ninguna de las partes y mucho menos a los lugareños que viven en la pobreza”, evalúa el empresario Max Van Rijswijk. (así dijo EL HOLANDECITO).
Fuente: La Prensa