27 Apr
27Apr

PUEBLOS FANTASMAS DEL SIGLO XXI

De los 34 corregimientos que han disminuido su población en los últimos 30 años, la mitad se encuentra localizada en la provincia de Los Santos, a causa de la gran emigración que se da.
Los pueblos abandonados tenían poco desarrollo y nulas políticas para mejorar la vida.

El susurrar del viento que choca con los frondosos árboles de mango da la bienvenida a Hondo de la Cutarra, un pueblo incrustado en la profundidad del corregimiento de Nuario, en la provincia de Los Santos, que se desvaneció con los últimos atardeceres del verano de 1990. Un pueblo que se extinguió con el morir de los patriarcas, porque las nuevas generaciones se aventuraron a otros destinos, ante la falta de tierras para el trabajo y el entusiasmo por el estudio.

Para 1980, según cifras de la Contraloría General de la República, en Hondo de la Cutarra existían 12 viviendas que fueron habitadas por 35 personas; pero, 10 años después, la cantidad de viviendas bajó a cinco y la población se redujo a 22 personas.

El último vestigio de Hondo de la Cutarra lo conformó una residencia con ocho personas, según el censo de 2000. Sin embargo, el pueblo sucumbió ante las llamativas bondades que presentan las grandes ciudades, y para el año 2010 la comunidad dejó de existir, quedó totalmente deshabitada.

Lo mismo le sucedió al pueblo de Río Sucio Adentro, en el distrito de Balboa, en la provincia de Panamá. Para 1990, la comunidad tenía una población de nueve personas y dos viviendas; pero en el 2000 ya estaba totalmente deshabitada. Este pueblo fue muriendo con la tentadora oferta del sueño capitalino.

Otro caso se dio en Quebrada de Pifá, en el corregimiento de Llano Grande de Antón, en Coclé, que poco a poco fue olvidado por su gente. Para el año 2000, en esa comunidad habitaban unas 10 personas, pero 10 años después se quedó sin un alma.

Una situación similar se vive en algunas comunidades apartadas del país, principalmente en las zonas comarcales. Según datos de la Contraloría General de la República, hay 34 corregimientos en el país que han presentando un descenso en su población durante los últimos 30 años. La provincia de Los Santos es la que mayor cantidad de corregimientos con baja densidad de población tiene, según el censo de 2010.

Estadísticas.

Según el último Censo de Población y Vivienda de la República de Panamá, que se realizó en 2010, muchas comunidades quedaron sin habitantes en el caso de las áreas comarcales, la causa se debe a la movilización constante de los aborígenes, principalmente de la comarca Ngäbe-Buglé. Mientras, en las regiones apartadas de la provincia de Panamá, el factor es el interés que provoca la ciudad capital.

Un ejemplo de esta corriente cultural de emigración se da en el corregimiento de La Guinea, en el distrito de Balboa, en la provincia de Panamá. Para el año 1990, el lugar tenía una población de 245 personas y ahora, según las últimas cifras del 2010, la población es de solo 83 personas.

Igual escenario se evidencia en la comunidad de Gonzalo Vásquez, en el distrito de Chimán, en donde la población pasó de 277 personas en 1990 a 91 personas en el 2010.

Por otra parte, en la provincia de Los Santos, las causas se identifican en las pocas oportunidades que tiene la población joven, la carencia de tierras para la agricultura y ganadería y el problema de la sequía.

Así, la población santeña es una de las masas de emigrantes más grandes en el país, con focos en La Chorrera, San Miguelito, Juan Díaz, la Costa Atlántica, Darién y algunos sectores de Chiriquí.

De hecho, de los 34 corregimientos que han disminuido su población en los últimos 30 años, la mitad se encuentra en la provincia de Los Santos.

En comunidades como Palmira, El Hato, Nuario, El Macano, Mogollón, Bajo Corral, La Miel, Bajo Güera, la población disminuye de forma considerable paulatinamente.

El corregimiento de Palmira, en Las Tablas, solo tiene 91 personas, además, aún no cuenta con el servicio de energía eléctrica, una muestra palpable de su abandono.

Fenómeno y causa. “Algunos pueblos fantasmas son productos de la emigración, ya que grandes flujos humanos de las áreas interioranas marchan hacia la capital. Como casos están los pueblitos en Los Santos con sus puertas cerradas y sus escuelas sin niños, tal es el caso de la cordillera del Canajagua”, indicó el sociólogo Milciades Pinzón.

En Los Santos hay pueblos que están desapareciendo como Bajo Corral y La Mina de Paraíso de Pocrí. “El problema comenzó en 1950, cuando mucha gente emigró en busca de un futuro para sus familias”, puntualizó el sociólogo.

Pero la emigración también es debida por el incremento de ventas de terrenos indiscriminado a extranjeros para las construcciones hoteleras, a las minerías que destruyen los terrenos de cultivo, a la falta de interés del gobierno por estos pueblos donde no llega la luz, ni el agua ni los servicios primarios como un centro de salud, escuelas y seguridad.

Han de desaparecer sus tierras y su pueblo... el panameño algún día dejarà de ser el DUEÑO de este pequeño terrucho llamado PANAMÁ....

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