Pintores, grabadores, científicos y fotógrafos: la reconstrucción del paisaje panameño
En el transcurso del siglo XVI al XIX los conquistadores, científicos, viajeros y cronistas llegan a nuestra tierra con distintas aspiraciones, algunas veces se hacen acompañar por grabadores y pintores para reproducir con un arte depurado a distintos ambientes y objetos.
El grabador e ilustrador belga Theodore de Bry (1528-1589) contribuyó a perpetuar en las imágenes del proceso colonizador del siglo XVI con artísticos grabados. Para muchos constituyen una fuente ilustrativa importante y quizás la visión gráfica más difundida para finales del siglo XVI y XVII, aunque ciertas escenas no se ajustasen totalmente a la realidad.
La expedición organizada por Alejandro Malaspina (1754 – 1810) discurrió entre 1789 a 1794 y consistió en un largo viaje a muchas colonias. En Panamá, el equipo realizará numerosas mediciones brindando la ubicación de accidentes geográficos del territorio y recogerán numerosos especimenes de animales y plantas cercanos al puerto de Panamá y aledaños al cerro Ancón; además efectúan disecciones a los especimenes. Dejarán los viajeros inigualables dibujos de los panameños de la época como una joven en hamaca, joven con vestido festivo y otra de calle, además de paisajes de la ciudad con la bahía próxima. Al científico italiano Malaspina, le entregará el presbítero Juan Franco en 1792 un maravilloso documento intitulado “Breve Noticia o Apuntes de los Usos y Costumbre de los Habitantes del Istmo de Panamá y sus producciones, 1792” con los nombres de plantas, minerales, animales y las más importantes actividades económicas desarrolladas entre los pueblos panameños del siglo XVIII.
Durante largas épocas, principalmente las del siglo XVIII y XIX surge un nuevo interés por pasar al territorio istmeño, originándose las expediciones científicas para recolectar ejemplares de flora y fauna, todo con fin de estudios. La influencia intelectual de la vieja Europa sobre América, se materializó con la llegada de hombres ilustrados, desprovistos de tabúes concernientes a la concepción del mundo, de la materia y espiritualidad.
El deseo de abrir un Canal Interoceánico a través de la cintura continental de América haría volcar al suelo patrio otros talentos, destacándose el alemán Berthold Carl Seemann, (1825-1871) un admirador de la flora del Istmo. En su minucioso ensayo científico hasta se referirá a los violentos aguaceros panameños (tan escasos hoy día) y como los mismos vigorizaban a plenitud el placido descanso en las noches, a parte de gestarse una selva lujuriosa, llena de verdor y variedad. Recorre Seeman varios pueblos del país, desde Bocas del Toro, Veraguas, Chiriquí, Azuero y otros cerca de la capital como son los históricos poblados coloniales de Portobelo y Chagres.
Las técnicas artísticas de la pintura y del dibujo dejaron memorables recuerdos acerca de la tierra panameña. En el primer caso, destacaremos a Charles Ch. Nahl con paisajes de la costa Caribe y el arribo al poblado de Chagres, producidos alrededor de 1851. La técnica del dibujo la aplicó Orán a su paso por el Istmo y en septiembre de 1859 aparecerá el trabajo intitulado “Tropical Journeyigns” en la edición del New Monthly Magazine. El amplio artículo está acompañado por los dibujos del pintor C. Parsons, los cuales incluyen a la calle de San José, con escenas de personajes; casas desde el Taller en la playa norteoriental, la Catedral, postigo de las Monjas, el Cabildo de la ciudad, Arco Chato de iglesia de Santo Domingo, ruinas e iglesia de San Francisco, murallas de las Bóvedas, colegio de los jesuitas, una parte del barrio de Santa Ana, con su iglesia
A mediados del siglo XIX muchos personajes visitarán con espíritu botánico y el deseo de encontrar rutas para construir un transporte más efectivo y rápido a través del ferrocarril o el canal. Lucien Napoleón Bonaparte Wyse (1845 – 1909) y Armand Reclús (1843 – 1927) ejecutaron atrevidas exploraciones a través del Istmo, pero principalmente con el fin de encontrar un paso corto para construir la vía interoceánica.
La identificación de ciertos accidentes geográficos, costas, ríos y altitud de montañas son más precisos en los mapeos del territorio. Bonaparte Wyse en la obra “Canal de Panamá” acierta decir acerca de la vegetación que ésta era “lujuriosa y de espeso follaje, persistente cubre el suelo por todas partes y por ello hacen difícil las miradas panorámicas y fatigantes las exploraciones que deben ser minuciosas”.
En la década del setenta del siglo XVIII, arriba Armand Reclús, oficial de marina francés cuyo paso a través del Istmo fue acompañado de un excelente equipo de trabajo con fines exploratorios para encontrar la ruta canalera. La misión deja muestras inigualables acerca de las variadas costumbres de esa época e incorpora multitud de grabados con gentes, animales y edificaciones de Panamá. El hábil dibujante M. Vignal realizó grabados para la publicación aparecida por primera vez en francés. En Paris, fue editada por Librería Hachette, en 1881, bajo el titulo “Exploraciones a los Istmos de Panamá y Darién, 1876, 1877 y 1878”. Hasta hoy resulta una de las obras más completas y mejor ejecutadas artísticamente de la época decimonona panameña.
El invento de la fotografía para muchos ocurrió alrededor de 1839, resultando ante cualquier circunstancia un aporte extraordinario para el desarrollo de la humanidad al captar imágenes de gentes, tradiciones y edificios. Muchos edificios no subsistieron al devenir del modernismo con una serie de costumbres y modas foráneas. El privilegio de la fotografía, no acabará con las viejas técnicas del grabado y el dibujo, aunque disminuyen considerablemente de intensidad, al acceder la sociedad cierto gusto por el invento. Una foto conserva mejor los ángulos más significativos de la cotidianidad no sólo de un solo ser sino también del mundo, obteniéndose un impacto notable como medio de comunicación, al convertirse en accesible y popular, pero también hace su parte en el campo de la ciencia médica.
Las primeras fotos de Panamá fueron tomadas por extranjeros. Así parece confirmarlo algunas imágenes de Timothy O´ Sullivan (1840-1882) integrando la expedición de Thomas O. Selfridge hacia 1870. Llegaron ambos a Panamá para encontrar la ruta canalera. En 1875, después de recorrer algunas ciudades de Centro América, llega a la capital del Istmo Eadweard Muybridge, (1830-1904) un prestigioso fotógrafo británico, el cual captará con la lente a algunos edificios panameños prodigiosamente. Algunas de las obras arquitectónicas desaparecen como el convento e iglesia de monjas concepcionistas, el antiguo Cabildo y la iglesia de San Francisco de Asís. Dichas fotografías hoy permiten observar algunos cambios físicos experimentados en la urbe panameña a través del tiempo. (Ver imágenes adjuntas).
Si continuamos hablando del aporte fotográfico, encontramos al excepcional fotógrafo ecuatoriano Carlos Endara (1865-1954) como uno de los pioneros en Panamá. Gracias a él, disfrutamos maravillosas vistas del joven país al captar a las gentes no sólo a integrantes de la élite local, sino a algunos no tan privilegiados de la fortuna. Hechos importantes y las principales familias del país entre los siglos XIX y parte del XX fueron cubiertos por la cámara de Endara, a veces de forma natural y desenfadada; en otras aparecen posando en el estudio.
A inicios del siglo XX y a lo largo del mismo periodo, los trabajos del Canal de Panamá promovieron experiencias científicas como es la recolección de mamíferos y ejemplares del herbolario nacional. Aunque debemos destacar los exponentes de la fauna marina, minerales y plantas por parte de eminentes científicos del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales, llegados al Istmo. Algunos científicos traerán sendas cámaras y equipos fotográficos para captar múltiples facetas del país.
Dicha realidad sea plasmada en blanco y negro, en sepia o a color, -como ocurrió con el material fotográfico-, o en un dibujo o grabado, fueron medios efectivos según el momento captar un mundo en movimiento y gracias a estos podemos hoy admirar las cosas más extraordinarias. Numerosos protagonistas como los anteriores contribuyeron a través de varias formas y múltiples medios a partir del siglo XVI a documentar la realidad del medio geográfico.