PANAMA DURANTE LA PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
La Primera Guerra Mundial estalla en 1914, los rumores de guerra se oían llegar desde antes de esa fecha Estados Unidos previendo, en 1912, solicitó a Panamá permiso para que sus tropas exploraran el territorio panameño, aduciendo que "su ejército debía conocer los lugares donde podían desembarcar fuerzas enemigas y estar preparadas para repelerlas".
Cuando estalló la guerra, Panamá y USA firmaron un Protocolo comprometiéndose a mantener sus obligaciones como paises neutrales. Posteriormente, expidieron una proclama conjunta con la cual "se prohibía a cualquier avión de una potencia beligerante despegar o aterrizar dentro de la Zona del canal, o volar por los espacios aéreos sobre las tierras y aguas de dicho territorio". De acuerdo con estas reglas, las ciudades de Panamá y Colón, y sus bahías adyacentes, quedaban incluidas en la menciona zona canalera.
El Canal de Panamá siempre fue un quebradero de cabeza para la defensa militar de Estados Unidos. En 1915, a comienzos de la Primera Guerra Mundial, el presidente Woodrow Wilson pudo declarar al Canal de Panamá territorio neutral, pero las presiones políticas y militares lo incentivaron a la militarización de la Zona del Canal. Después de todo, la vía interoceánica era el proyecto más caro hecho hasta esa fecha por el gobierno federal estadounidense. Su construcción había estado justificada no por razones comerciales, sino para que sirviera de atajo marítimo para un solo cliente: la marina de guerra estadounidense.
Para la Primera Guerra Mundial, las fuerzas armadas de Estados Unidos eran relativamente pequeñas frente a su tamaño actual. Tal era el caso, que en 1916, cuando el revolucionario mexicano Pancho Villa y sus guerrilleros “invadieron” territorio estadounidense, las tropas despachadas para perseguirlo provenían de los destacamentos acantonados en la Zona del Canal de Panamá. Entre los oficiales que formaron parte de la persecución iban dos jóvenes tenientes, Dwight Eisenhower y George Patton, quienes alcanzarían su fama en la Segunda Guerra Mundial.
Tan importante era el Canal de Panamá para la geopolítica estadounidense, que en 1919 una quinta parte del presupuesto del espionaje de ese país se gastaba en Panamá. Así, por ejemplo, toda la correspondencia panameña, sobre todo aquella proveniente de Europa y de Asia, era examinada por “inspectores” postales estadounidenses que buscaban cualquier cosa rara o preocupante en el correo internacional.
Muy pronto en el análisis geopolítico, los planificadores militares estadounidenses se percataron de que el Canal de Panamá era muy vulnerable a todo tipo de amenazas, y su respuesta frente a esta realidad fue la de ampliar los emplazamientos fuera de la Zona del Canal, a sitios como Río Hato, para mejorar la defensa aérea y terrestre del Canal. Su influencia fue significativa en las decisiones del Gobierno de Panamá y se favoreció la construcción de una carretera por la cordillera, bordeando cerro Campana, en lugar de una vía costera, ya que esta última favorecería una posible invasión marítima de otra potencia rival de Estados Unidos.
Las amenazas militares, reales o imaginarias, sirvieron de fundamento para que entre los planes de defensa del Canal de Panamá se incluyera el uso de armas químicas, que fueron almacenadas en la Zona del Canal desde 1927. Se guardaron miles de galones de gas mostaza y fosgeno (gas asfixiante, derivado del cloro) con la presunta intención de ser la última arma de defensa del Canal en caso de un ataque militar.
La noche del domingo 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos se agitaba con la noticia del devastador ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor, en Hawái. Incluso antes de que el coloso del norte declarara la guerra oficialmente, ya se había iniciado el patrullaje aéreo de las aguas territoriales de Panamá, como una extensión que fue creciendo hasta alcanzar casi todo el Caribe y el Pacífico oriental.
Para 1942, el Canal de Panamá contaba con vigilancia aérea 24 horas al día, con la idea de servir de alerta temprana a cualquier posible ataque japonés en el Pacífico y alemán en el Caribe. El alcance de ataque de los portaviones japoneses se estimó en unas 900 millas náuticas (aproximadamente mil 668 kilómetros). Esto significaba que desde las islas Galápagos, en el Pacífico, hasta Trinidad y Tobago en el Caribe, incluyendo gran parte del territorio colombiano y venezolano, se convirtieron en la frontera sur del Canal de Panamá. El límite norte incluía las Antillas mayores, tanto Cuba como Puerto Rico, pasaba por encima de Guatemala y al sur de Baja California, desde donde se dirigía nuevamente hacia el archipiélago de las Galápagos. Una flotilla de aviones de diversas clases, pero principalmente naves del tipo B-17 artilladas, efectuaba la vigilancia constante.
Aunque durante la Segunda Guerra Mundial no se registró un combate aéreo o naval directamente vinculado con el Canal de Panamá, las patrullas aéreas sí lograron avistar submarinos alemanes operando en el Caribe.
En cuanto al Canal de Panamá, se colocaron cañones antiaéreos a lo largo de su extensión. En 1942, más de 67,000 militares estadounidenses se hallaban acantonados en distintas bases a lo largo de la nación panameña. Los Estados Unidos llegaron a tener cerca de 134 sitios de defensa en todo Panamá, de esta cantidad, 77 eran pistas aéreas. Panamá se convirtió en un portaviones terrestre, con lo cual el país quedó prácticamente militarizado y convertido en un posible objetivo militar de las potencias del eje.
En 1939, el gobierno Británico promulgó una ley llamada “Blackout”. Esta era una ley civil cuyo objetivo era regular la iluminación de las grandes ciudades, para que en el caso de un ataque aéreo se pudieran apagar y esconder rápidamente las luces y así evitar guiar a los aviones enemigos en sus misiones de bombardear puntos estratégicos.
Luego de la entrada de los Estados Unidos a la guerra, Panamá tuvo que acatar dicha ley en gran parte por el canal interoceánico.
Algunas de las medidas incluían cubrir las ventanas de las casas y los comercios con materiales y telas de colores obscuros, al igual que los faros de los autos. El individuo que no pusiera en práctica esta ley, podía ser sujeto a una multa muy severa.
Se crearon varias alarmas que indicaban apagar todas las luces, incluso la de los postes de luz. Estas alarmas eran acompañadas de sonidos intermitentes de silbatos y sirenas.
Igualmente, con la justificación de la necesidad de defender al Canal de Panamá, Estados Unidos negoció otras 12 pistas aéreas con países como Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y Perú.
A pesar de toda esta infraestructura de defensa, el Canal seguía siendo vulnerable. Japón tenía más planes. Se construyeron prototipos de un hidroavión denominado M6A Seirán, que sería cargado dentro de un submarino hasta llegar a aguas próximas a Panamá, desde donde el hidroavión sería catapultado con una bomba de 850 kilos, muy posiblemente en una operación kamikaze. Los analistas militares estadounidenses identificaron a las esclusas de Miraflores, la represa Madden y las esclusas de Gatún como los más probables blancos del ataque japonés. Aunque el avión existía desde 1943, la construcción de los submarinos se retrasó porque su astillero en Nagoya fue muy afectado por un terremoto, el 7 de diciembre de 1944. La inteligencia militar estadounidense descubrió el complot, y el 12 de marzo de 1945 la fuerza aérea bombardeó las instalaciones donde se preparaban los submarinos. Aun así, Japón fue capaz de completar una pequeña flota de submarinos con hidroaviones a bordo para julio de ese año. Para entonces su objetivo militar dejó de ser el Canal de Panamá. El nuevo objetivo fueron los atolones en el Pacífico Sur, desde los cuales los japoneses pensaban que Estados Unidos lanzaría una invasión anfibia a su país. Los submarinos iban en camino cuando el emperador Hirohito firmó la paz, después de que Washington utilizara sendas bombas atómicas contra las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. De esta forma se puso fin a la Segunda Guerra Mundial.
Para finales de 1945, Estados unidos eliminó el portaviones USS Midway, que fue entonces el barco más grande del mundo. Desde ese momento la marina de Estados Unidos volvió obsoleto al Canal de Panamá, ya que el USS Midway se convirtió en el primer barco que no podía atravesar el Canal.
El 10 de diciembre de 1947, la Asamblea Nacional de Panamá rechazó el acuerdo Filós-Hines, que prorrogaba la presencia militar de Estados Unidos fuera de la Zona del Canal. El 31 de diciembre de ese año, Estados Unidos abandonó los 134 sitios de defensa que había gestionado durante la Segunda Guerra Mundial.
Histeria general contra los Japoneses, italianos y alemanes que vivían en Panamá:
Poco después que Japón atacó Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos entra a la Segunda Guerra Mundial al declararle la guerra a ese país, y cuatro días después le declara también la guerra a Italia y Alemania, con lo que la guerra se volvió oficialmente mundial. Casi de inmediato, Panamá y Estados Unidos tomaron medidas para resguardar el Canal. Al mismo tiempo, empezó una histeria colectiva hacia las personas de las naciones del eje residentes en Estados Unidos, en especial contra los japoneses quienes eran mayoría. Si bien, muchas de estas personas llevaban generaciones viviendo en Estados Unidos (incluso no hablaban nada de japonés, italiano o alemán), eso no bastó para que el gobierno estadounidense optará en internar a estos ciudadanos en campos de concentración a lo largo de Estados Unidos.
La histeria era tal que los Estados Unidos solicitaron a varios países de Latinoamérica para que accedieran a enviar a sus ciudadanos de orígenes japoneses a los Estados Unidos. A excepción de Chile, Paraguay y Argentina, los demás países llegaron a cooperar con la solicitud de los Estados Unidos, aunque en menor grado.
En el caso de Panamá, el gobierno del presidente Ricardo Adolfo de la Guardia colaboró ampliamente con los norteamericanos en todo lo posible, incluyendo con la deportación de ciudadanos japoneses, alemanes e italianos que residían en la Ciudad de Panamá y en la Zona del Canal.
El resto de las provincias panameñas tampoco quedó exento de esta política, y hasta se creó un campo de concentración temporal en el área de Balboa para posteriormente enviar a sus ocupantes con rumbo a los Estados Unidos. Durante los primeros meses de 1942, era común ver trenes partir de la ciudad de Colón llenos de japoneses, con rumbo a Balboa, para luego verlos tomar un barco con dirección a Estados Unidos. Asimismo, habían barcos de Sudamérica con pasajeros japoneses que arribaron a Panamá.
Al finalizar la guerra, el 2 de septiembre de 1945, se comenzó la liberación de japoneses hasta diciembre de 1946, cuando el último fue puesto en libertad. Fue hasta 1988 que Estados Unidos se disculpó por esta medida, aduciendo que ocurrió debido a los prejuicios raciales de la época y a la paranoia de sufrir otro ataque como el de Pearl Harbor a manos japonesas....