Noviembre de 1949: Panamá tuvo 3 presidentes en 5 días
El New York Times lo llamó una ‘tragicomedia'. El Washington Post , ‘un asunto de risa, si no hubiera ocurrido tan cerca del estratégico Canal de Panamá'.
El que fuera uno de los episodios más rocambolescos de la historia nacional, arrojó un saldo de tres presidentes en cinco días (Daniel Chanis, Roberto F. Chiari y Arnulfo Arias) y un desenlace inesperado: un año y medio después de las elecciones del 9 de mayo de 1948, el Jurado Nacional de Elecciones se daba cuenta de que había cometido un error al contar los votos. El ganador no había sido el prócer Domingo Diaz (fallecido en agosto de 1949), sino su contrincante, el doctor Arnulfo Arias Madrid.
Los eventos comenzaron a mediados de noviembre de 1949, cuando un señor llamado Buenaventura Rodríguez, administrador del matadero de la ciudad de Panamá —donde se sacrificaban las reses que suplían de carne a la ciudad de Panamá y a la Zona del Canal—, denunció a la prensa lo que muchos ya conocían: los agentes de la Policía Nacional continuaban interfiriendo en la administración del ‘abattoir', imponiendo procedimientos contrarios a las normas de la República y a los dictados de una sentencia de la Corte Suprema de Justicia.
Según el administrador del matadero, los agentes de la Policía Nacional usaban el poder que les daba su uniforme y sus armas para forzar la matanza de reses de la empresa Cooperativa Nacional de Carne, S.A. en perjuicio de sus competidores.
‘Desde el corral de la empresa en Bella Vista, un camión manejado por un subteniente, acompañado de otros guardias vestidos de uniforme o de civil, transportan hasta el matadero las reses de esta compañía y fuerzan a nuestro personal a sacrificar su ganado en primer lugar', denunció Rodríguez a la prensa local.
‘Aquí no se respetan los fallos de la Corte ni del Poder Ejecutivo y solo existe el imperio de la Fuerza Pública'. denunció Rodríguez.
ESCÁNDALO
Durante varios días, los diarios de circulación nacional continuaron revelando más detalles del escándalo. De estos se podía deducir el interés detrás de la interferencia policial: el comandante en jefe de la institución, el coronel José Remón Cantera, así como su segundo, Bolívar Vallarino, formaban parte de la directiva de la empresa, de la que también eran socios los señores Euribiades Jiménez y Temístocles Díaz.
El asunto cobró gran interés entre los sectores de la ciudadanía que veían con aprensión cómo el coronel Remón, entonces de 41 años, y al mando de una fuerza policial de 7 mil hombres muy leales, asumía cada vez más poder en la vida nacional.
Algunos diputados de la Asamblea Nacional, entre ellos Jorge Illueca, quien posteriormente llegaría a ser brevemente presidente de la República (1984), decidieron hacer sus propias investigaciones.
El día 19, el grupo de diputados se acercó al matadero, donde se encontró una situación peculiar: miembros del conocido frente de varilleros ‘Pie de Guerra', dirigido por Cucho Vallarino (hermano del coronel Bolívar Vallarino) y Pedro Juan de Icaza, a punta de varillas y armas de fuego, había asumido el control del ‘abattoir', e impedían que se sacrificara ninguna res que no fuera de la Cooperativa Nacional.
‘¿Qué se creen ustedes? ¿Acaso los dueños del país?', les increpó Illueca, según el relato ofrecido por éste a la prensa esa noche.
‘Sí, somos los dueños del país. No nos importa la Corte Suprema de Justicia ni la Asamblea Nacional', respondió un desafiante Temístocles Díaz, también presente, igualmente, según la versión de Illueca.
CHANIS INTERVIENE
La ‘picardía' había sobre pasado los límites del presidente Daniel Chanis (1891-1961), prominente médico urólogo graduado en Escocia, de reconocido prestigio, y primer vicepresidente de Domingo Díaz. Chanis había asumido la presidencia apenas 3 meses antes, tras la muerte del supuesto vencedor de las elecciones de 1948.
Ese mismo día, a las 5:30 pm, el presidente Chanis hizo llamar a su despacho al coronel Remón para pedirle su renuncia inmediata.
Asimismo, pidió a su ministro de Gobierno y Justicia, Abilio Bellido, que acompañara a los ex policiales Rogelio Fábrega, Oscar Ocaña y Manuel Palau al cuartel central de la Policía, donde estos tres últimos debían asumir el mando, en reemplazo de los coroneles José Remón, Bolívar Vallarino y Saturnino Flores.
Pero las cosas no saldrían como Chanis las había planeado.
Apenas llegar a la comandancia, Vallarino y sus hombres rodearon a los hombres del presidente y los apresaron.
EN EL PALACIO
Mientras tanto, en el palacio presidencial se daba lo que ha sido considerado el primer desafío abierto de las fuerzas armadas a la Presidencia en la historia del país: el coronel Remón se revelaba contra el orden constitucional y a la solicitud de renuncia que le hacía el presidente, le respondía con el clásico : ‘El que se va no soy yo, sino usted'.
Chanis tenía hasta las 2 de la mañana para renunciar en favor del segundo vicepresidente, Roberto F. Chiari Remón (sí, primo hermano del comandante).
De lo contrario, las fuerzas policiales atacarían la Presidencia, advirtió el coronel.
NEGOCIACIONES
Chanis se negaba a hacer una renuncia absoluta. Ofreció, en cambio, no poner resistencia a una eventual detención.
Remón se negó.
Las negociaciones parecían interminables... eran ya las 12 de la noche... la 1 de la madrugada... el ambiente era cada vez más tenso....
Al Palacio llegaban todo tipo de mediadores, entre ellos, el embajador de Estados Unidos en Panamá, Manuel B. Davis; el Nuncio Apostólico, monseñor Paul Bernier, y el embajador de Perú, Emilio Ortiz de Zeballos.
Chanis hizo otra oferta: ‘Renunciaría por los próximos seis meses'.
Remón también la rechazó.
Eran ya las 2 de la mañana. Los autos patrullas recorrían toda la ciudad. El servicio de telefonía fue suspendido. Las estaciones de radio, silenciadas. Apostados en las terrazas y zaguanes vecinos, y hasta en el mismo garaje del Palacio de las Garzas, los hombres del comandante, fuertemente armados, hacían sentir su presencia amenazadora.
Dentro de los límites de la ciudadela, la guardia presidencial, de 103 hombres, se declaraba fiel a Chanis y dispuesta a defenderlo hasta el final. ¿Qué hacer?
El presidente decidió evitar el derramamiento de sangre. Renunció.
A las 5 de la mañana, abandonaba la Presidencia. Poco después, en el mismo recinto, se juramentaba Roberto Chiari como nuevo presidente.
DÍA SIGUIENTE
Al día siguiente, la primera plana de La Estrella de Panam á publicaba los nombres de los nuevos miembros del gabinete, un grupo de hombres ‘de reconocido prestigio y mérito'. Al lado de esta nota, con las fotografías de los ministros, un comunicado a la nación del doctor Chanis.
‘Desde que me encargué de la Presidencia, el 28 de julio, me di exacta cuenta de que la Policía Nacional, por voluntad de sus jefes, constituía un superpoder dispuesto a proceder en toda circunstancia según su exclusivo arbitrio'.
‘Los comandantes Remón, Vallarino y Flores desempeñan, ante todo, la misión de defender los intereses mercantiles de un determinado grupo empresarial del país'.
‘Mantengo intacto mi honor, que es lo primordial en la vida. Con la conciencia libre de toda mancha, y con el orgullo de haber hecho todo lo que estaba a mi alcance para salvar a la República', opté por ‘Roberto Chiari sobre la fuerza policial'.
En otro rincón, en la misma primera plana, aparecía un anuncio discreto: El expresidente Arnulfo Arias (1941-1942) había llegado al país la noche anterior.
Con el rechazo de la Asamblea Nacional a la renuncia de Chanis, hubo manifestaciones, paros, tiroteos y, finalmente, el recuento de votos solicitado por Remón.