11 Jun
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Noriega, el hombre de la CIA en Panamá y socio de los narcotraficantes colombianos

El exdictador panameño Manuel Antonio Noriega, que gobernó de facto entre 1983 y 1989, hasta ser derrocado por una invasión de EE.UU. murió en un hospital de su país, donde estaba recluido en estado crítico desde marzo pasado

Por Agencia EFE

Manuel Antonio Noriega, fallecido en un hospital panameño a los 83 años, fue el hombre de la CIA en Panamá y un hábil socio de los narcotraficantes colombianos en los años 80, un vínculo que a la postre abonó la invasión estadounidense que lo arrancó del poder.

De origen muy humilde, Noriega llegó a ser el último dictador militar de Panamá en su historia. Quienes lo conocieron afirman que infundía temor con su mirada y entre sus múltiples apodos figura el de “Tony el breve”, por lo sucinto de sus comentarios.

Conocido popularmente como “cara de piña”, por las huellas que dejó en su rostro la viruela, purgaba en su país varias penas por distintos delitos que sumaban unos 60 años de cárcel.

Una de esas condenas era por el asesinato de Hugo Spadafora, uno de los principales críticos de la actuación del Ejército en Panamá.

También cumplía condena por la muerte del mayor Moisés Giroldi, que intentó derrocarlo, así como por la desaparición de otras dos personas y acusaciones de violación de los derechos humanos.

Noriega, que llegó a general sin haber combatido, se educó en el Instituto Nacional, el colegio estatal más antiguo del país, y sus biógrafos indican de joven que era afín a ideales de la izquierda tradicional.

Se graduó como alférez de ingeniería en la Escuela Militar de Chorrillos, en Perú, y a los 22 años entró en la Guardia Nacional.

En 1968 apoyó el golpe militar que llevó al poder al general Omar Torrijos, quien lo formó en Inteligencia militar. De hecho, en 1970 fue nombrado jefe del servicio de inteligencia G-2 del país.

Reconocido agente de la CIA especializado en operaciones de contrainteligencia, Noriega transformó la Guardia Nacional en las Fuerzas de Defensa panameña y puso bajo su control casi la totalidad de los organismos del Estado.

Dejando de lado las consideraciones de derechos humanos y de seguridad, Bush tenía muchos motivos personales para hacerlo desaparecer. Bush había dirigido la CIA y durante los dos mandatos de Ronald Reagan fue el vicepresidente del país. Bush estaba implicado, debido a su vínculo con Noriega, en operaciones, a menudo ilegales, en las guerras civiles de El Salvador y Nicaragua. Durante ese periodo, Noriega, que fue ascendiendo hasta convertirse en el responsable de las fuerzas de seguridad de Panamá, se convirtió en una fuente bien pagada y en un importante activo de la CIA.

Noriega ayudó a Estados Unidos a frenar la influencia de Cuba, y por tanto de la Unión Soviética, en la región. Actuó como mediador entre las fuerzas rebeldes apoyadas por Estados Unidos y el gobierno sandinista de izquierdas de Daniel Ortega y entre el gobierno salvadoreño y los rebeldes. Los escuadrones de la muerte, las muertes indiscriminadas y la tortura fueron algunos de los elementos comunes de estos conflictos sanguinarios. Noriega también tenía un fuerte vínculo con el cártel de Medellín de Pablo Escobar.

Utilizó dinero procedente del narcotráfico para comprar armamento, pagar a los combatientes y sobornar a funcionarios del Gobierno. Más tarde, Noriega alegó que fue precisamente su negativa a proporcionar armas al teniente coronel estadounidense, Oliver North, uno de los responsables de la guerra sucia en Nicaragua, lo que hizo que Estados Unidos decidiera terminar con él.

North fue el infame jefe de operaciones secretas de la Casa Blanca y una figura clave en el escándalo Irán-Contra –o Irangate– que sacudió la presidencia de Reagan. Noriega conocía las operaciones de Estados Unidos en Centroamérica al detalle y tenía la capacidad de poner al país en una situación muy delicada. Afirmó que se había reunido con Bush en más de una ocasión. Durante la campaña presidencial de 1988, Michael Dukakis, el candidato demócrata, atacó a Bush por su “estrecha relación con el rey de las drogas panameño Noriega”. Cuando Bush, ya como presidente, impulsó su “guerra contra el narcotráfico”, los republicanos mostraron preocupación por las posibles y embarazosas contradicciones.

En 1988, en el contexto del escándalo Irán-Contra, un comité del Senado llegó a la conclusión de que “el culebrón de … Noriega representa uno de los más graves fracasos en política exterior de Estados Unidos. Durante los años setenta y ochenta Noriega tuvo la capacidad de manipular las políticas de Estados Unidos en Panamá y, al mismo tiempo, hacerse con un control absoluto sobre el país. Resulta evidente que todas las agencias del Gobierno estadounidense que se relacionaron con él optaron por hacer la vista gorda e ignorar su vinculación con la corrupción y el narcotráfico. Permitieron que Noriega fundara la primera narco-cleptocracia del hemisferio”.

Dos años después de ser derrocado, Noriega fue juzgado en Miami. Sentado en el banquillo, día tras día, ya solo era la sombra de ese dictador pomposo que se había pavoneado delante de la comandancia. Noriega fue hallado culpable de una serie de cargos entre los que se incluía el blanqueo de dinero y el tráfico de drogas y fue condenado a 40 años en una cárcel de máxima seguridad. El tribunal no permitió que los abogados de Noriega presentaran pruebas para demostrar que la CIA estaba detrás de sus acciones, que había recibido dinero del Gobierno de Estados Unidos, que conocía las operaciones que EEUU había impulsado en Centroamérica, y que tenía contactos con altos cargos como Bush y que, además, estos estaban informados de las decisiones que había tomado durante la dictadura.

Sus abogados protestaron en vano. En muchos aspectos, el proceso judicial que tuvo lugar en Miami tuvo elementos en común con algunos procesos de la Europa del Este. Nadie dudó nunca de cuál iba a ser la sentencia.

Bush consiguió atrapar a su hombre. Noriega fue silenciado. Los episodios más infames de las operaciones de Estados Unidos en Centroamérica nunca salieron a la luz y el concepto de cambio de régimen justificado y a la fuerza salió fatalmente reforzado.

La oposición le acusaba de participar en el tráfico de drogas y en el contrabando de armas.

Su declive se produjo a raíz de las acusaciones contra él de un compañero de armas, el coronel Roberto Díaz Herrera, al imputarle en 1987 relaciones con el narcotráfico y otros crímenes, lo que abrió una crisis.

Acusado por el Congreso estadounidense de narcotráfico, asociación de malhechores y beneficios ilegales, en enero de 1988 el entonces secretario de Estado, George Shultz, declaró que el Pentágono había exigido a Noriega abandonar el poder en la sombra y dar paso a un Gobierno auténticamente democrático.

Tras la invasión militar estadounidense de diciembre de 1989, que lo derrocó, Noriega fue expulsado del Ejército por Guillermo Endara (1989-1994), el primer presidente en democracia desde el golpe militar que protagonizó Omar Torrijos en 1968.

Noriega fue extraditado a Panamá el 11 de diciembre de 2011, tras cumplir más de 20 años en la cárcel en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y blanqueo.

Llegó en silla de ruedas, anciano y fatigado, aparentemente enfermo, pero fuertemente custodiado, y fue encarcelado en una prisión de seguridad media en uno de los márgenes del Canal de Panamá.

El recibimiento de Noriega fue totalmente diferente a las acostumbradas fanfarrias que se escenificaban cada vez que llegaba de viaje o cuando celebraba su cumpleaños (11 de febrero) o una efeméride militar, como el Día de la Lealtad (16 de diciembre).

“Con mi corazón, bajo el nombre de Dios, no tuve nada que ver con la muerte de ninguna de estas personas”, afirmó Noriega el 27 de enero, en la que fue su primera y única declaración ante un juez panameño, en el marco de las audiencias para que se le concediera un arresto domiciliario temporal que finalmente fue aprobado para ser operado.

FECHAS DESTACADAS
1968.- Apoya el golpe militar que lleva al poder al general Omar Torrijos.

1970.- En agradecimiento a su colaboración para sofocar una conspiración contra Torrijos, es nombrado jefe del servicio de inteligencia de Panamá: el G-2.

1983
1 de agosto.- Alcanza el generalato, dos años después del fallecimiento de Torrijos.
12 de agosto.– Es nombrado comandante jefe de la Guardia Nacional, en sustitución del general Rubén Paredes.
En el mismo año se produce un enfrentamiento entre Arnulfo Arias y Noriega por la promulgación de la Ley 20.

1984.- Tras las elecciones de mayo que dan la victoria a Nicolás Ardito Barletta, Noriega transforma la Guardia Nacional en las Fuerzas de Defensa Panameña y pone bajo su control casi la totalidad de los organismos del Estado.

Septiembre 1985.- Noriega es acusado de ser el responsable directo del asesinato de Hugo Spadafora, uno de los principales críticos de la actuación del Ejército en Panamá. .- Ese mismo mes, Noriega obliga a renunciar a Barletta y es sustituido por el vicepresidente de la República Eric Arturo Delvalle.

Mayo 1987.– El coronel Díaz Herrera, segundo en la jerarquía militar, le acusa a través de los medios de comunicación de estar implicado en el asesinato de Spadafora, de complicidad en la muerte de Omar Torrijos y de participar en el fraude electoral de 1984. Esas denuncias le costaron el cese.

1988

Enero.- El secretario de Estado estadounidense George Shultz declara que el Pentágono le había transmitido a Noriega la obligación de abandonar el poder en la sombra y dar paso a un Gobierno auténticamente democrático.
Febrero.- Es acusado por un tribunal de Miami de narcotráfico y blanqueo de dinero.
25 de Febrero.- El presidente Eric Arturo Delvalle anuncia la destitución de Noriega, hecho que no es aceptado ni por los militares ni por sectores políticos.
26 de Febrero.- Golpe de estado constitucional contra el presidente Delvalle, que previamente había anunciado que destituiría a Noriega, quien se mantiene como “hombre fuerte” de Panamá. Manuel Solís es nombrado nuevo presidente.

1989.- Es nombrado jefe del Gobierno de Panamá.
20 de diciembre.- Las tropas estadounidenses invaden Panamá con el objetivo de detenerlo y “restablecer la democracia”. Se refugia en la Nunciatura Apostólica de Ciudad de Panamá.

3 de enero de 1990.- Se entrega a las tropas estadounidenses y es trasladado a una prisión próxima a Miami.
Septiembre 1991.- Comienza el juicio.

10 de julio de 1992.- Es condenado por narcotráfico y blanqueo de dinero a 40 años de prisión. Posteriormente tuvo sucesivas reducciones hasta los 20 años.

Septiembre 2007.- Noriega cumple condena, pero permanece en prisión en Miami a la espera de la resolución de su entrega a Francia, que se demora hasta su entrega el 27 de abril de 2010.

2010.- Es extraditado a Francia y es condenado a 7 años de prisión y el pago de 1 millón de euros al Estado panameño, por blanqueo de dinero del narcotráfico.

11 diciembre 2011.- Francia lo extradita a Panamá, donde tiene pendientes condenas que suman más de 60 años de prisión.

24 de junio de 2015.- Desde prisión, pide perdón todos los “humillados” o “perjudicados por sus acciones como comandante, en su nombre y en el de sus superiores y subalternos”.

2017

Enero.- Le conceden cumplir temporalmente la condena en su domicilio, por tres meses, a la espera de una operación por un tumor.

7 de marzo.- Es intervenido de un tumor cerebral benigno en el Hospital Santo Tomás de Panamá.

17 de abril.- El cuadro médico del exgeneral Noriega, informa del delicado estado de salud, debido a complicaciones tras serle extirpado el tumor.

29 de mayo.- Fallece en el hospital Santo Tomás de la Ciudad de Panamá a las 23.00 hora local


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