Narciso Garay Díaz
Narciso Garay Díaz (1876-1953). Internacionalista panameño, ministro, diplomático, educador, violinista y compositor, musicólogo, crítico y escritor.
El Dr. Narciso Garay nació en la ciudad de Panamá el 12 de junio de 1876, de padre colombiano y madre panameña. Entonces, el Estado de Panamá se encontraba bajo la soberanía de Colombia. Su familia, residente durante sus primeros años de edad en París, lo matriculó en 1883 en la École Comerciale de la Place Pereire. Su padre, Don Epifanio Garay, quien no solo fue un pintor de fama, sino también un cantante distinguido, lo inició en la música y en los elementos del solfeo, la composición y el violín. Al regresar sus padres a la patria, continuó estudios en Panamá, y en 1885 ingresó en la escuela Dionisio H. Araujo, en Cartagena de Indias. En 1891 cursó violín y órgano en el Instituto de Música de Cartagena. En 1893 ya se daba a conocer en Bogotá como violinista y crítico de arte. De esa manera colaboró en El Telegrama, El Cronista, La Época, La Crónica, bajo el seudónimo de San Ciro; además en las revistas Gris y El Repertorio Colombiano.
La Ley 130 de 1896, presentada por el ilustre poeta y hombre público Guillermo Valencia, y por él sustentada ante las dos Cámaras del Congreso, le otorgó a Narciso Garay una beca para profundizar sus conocimientos musicales en Europa. En 1897 estudió violín privadamente con el maestro Marsick en París, pero no pudo ingresar a su clase del Conservatorio por haber rebasado el límite de dieciocho años de edad. Meses después siguió a Bruselas y se inscribió en el Conservatorio de aquella capital, en donde habían enseñado grandes maestros como Leonard, de Bériot, Vieuxtemps, Hubay, Ysaye y Thompson, pero su predilección fue entonces la composición, aunque prosiguió sus estudios de violín y canto. Obtuvo en los concursos públicos de 1898 el “Primer Premio con la mayor distinción” en armonía teórica, práctica y escrita, habiendo hecho en un solo año los cursos de tres. En 1899 obtuvo el “Primer Premio con distinción” en los cursos públicos de contrapunto inferíor, superior y fuga, además de certificados de estudios en las demás clases, habiendo cursado también tres años normales en uno solo. Quedaba solamente el gran concurso Premio de Roma, pero este premio no se adjudica a extranjeros, ni en París ni en Bruselas.
Deseoso de profundizar aún más su bagaje musical, regresó a París y trabajó en dos años los cinco años del curso que dictaba Vincent d´Indy en la Schola Cantorum sobre formas de composición sinfónica y dramática, historia del arte, instrumentación y orquestación. Déodat de Séverac y Albert Dupuis fueron allí sus compañeros. Además, se licenció en Derecho en la Universidad de la Sorbona, en París. Sin embargo, en 1901 la guerra civil colombiana lo dejó sin recursos, por haber suspendido el Gobierno de Colombia el pago de su beca. Pasó ese año en Londres desarrollando actividades como compositor, cantante, violinista y pianista acompañante.
En junio del mismo año regresó a París para brindar un concierto en la sala Erard, donde estrenó la Sonata en Re para Violín y Piano que acababa de componer, ejecutando él mismo la parte del violín, y Emile Bosquet la del piano. La Sonata en Re Mayor para violín y piano fue compuesta alrededor de 1900, a raíz de haber cursado el compositor estudios técnicos de composición musical. Se advierte en ella una marcada preocupación contrapuntística, hija del deseo del autor de no incurrir en fórmulas vulgares de remplassage, tan corrientes en la época. El estilo es muy siglo XIX, y el compositor consideró esta sonata como una aplicación de las enseñanzas recibidas en ese período de la carrera de un artista. La obra no sigue ningún programa poético, dramático ni extra-musical; no aspira a ser catalogada como poema sinfónico. Su plan es específicamente musical y su construcción es la de la sonata clásica de dos temas principales contrastados: rítmico y masculino el primero; melódico y femenino el segundo. Durante esa época también compuso en Londres la Fantasía-Sonata en Do sostenido menor para piano, la Fuga a tres sujetos para cuarteto de cuerda, la Suite Antigua para piano y numerosas canciones: "Recueillement", sobre un poema de Baudelaire, "Le Chat", también de Baudelaire, "Le Parfum impérissable", "Epiphanie" y "Sous l´épais sycomore", sobre poemas de Laconte de l´Isle, y otras más. De regreso en París en 1902, quiso estudiar con Gabriel Fauré, que entonces regentaba un curso superior de composición en el Conservatorio, e ingresó a su clase mediante la tradicional fuga de examen según la fórmula de Cherubini, que analizaba el jurado presidido por el director Théodore Dubois. En esta clase tuvo de colegas a Maurice Ravel, Florent Schmitt, Phillippe Gaubert, Georges Enesco y otros que después alcanzaron celebridad mundal. En ella ejecutó un día la Sonata en Re Mayor para violín y piano para beneplácito de Fauré, quien elogió principalmente el Rondo Scherzo final. De la parte de violín se encargó el autor, y de la de piano su condiscípula Mademoiselle Juliette Toutain, después señora de Grune. La muerte de su padre, ocurrida en Bogotá en 1903 -poco antes de la secesión de Panamá de Colombia, el 3 de noviembre de ese año- determinó su regreso y el de su familia a Panamá, su patria nativa.
La nueva república comenzó haciendo un llamamiento a todos los panameños ilustres a forjar la patria nueva. La ley 11, de 23 de marzo de 1904, de la Asamblea Nacional de Panamá, facultó al Poder Ejecutivo para crear la Escuela Nacional de Música, lo cual se hizo mediante el decreto 23, de 13 de mayo del mismo año, que contiene este artículo: “Los alumnos más aprovechados de las clases superiores prestarán sus servicios a la Escuela como monitores de las clases preparatorias e inferiores. De este modo se echarán las bases del futuro profesorado de la Escuela”. A Don Narciso Garay se le confió la dirección de esta escuela y a ella se consagró en cuerpo y alma durante varios años, implantando en el país el conocimiento del solfeo y el dictado como lectura y escritura de la música. Creó vínculos con todas las entidades y agrupaciones que tenían alguna relación con la música: bandas militares, escuelas públicas, teatros oficiales, con miras a la introducción de los nuevos instrumentos necesarios para organizar una orquesta sinfónica capaz de divulgar las bellezas del arte en su más elevada expresión. Además, se interesó sobremanera en la formación de cantantes, solistas y de un coro mixto que interpretara las obras maestras de la música vocal y dramática.
La versación en las variadas manifestaciones del arte vocal e instrumental, así como en las disciplinas de la composición, facilitaba la enseñanza de todos los alumnos en los primeros años del plantel, que él impartía personalmente. En su deseo de elevar el nivel artístico del país hizo establecer normas oficiales, exámenes y certificados para los directores de bandas, los maestros y profesores de canto de las escuelas públicas, así como para la concesión del Teatro Nacional, que había sido inaugurado a fines de 1907 como un símbolo de la superación artística del nuevo país. Para esa ocasión Don Narciso Garay compuso una Marcha Inaugural para orquesta, ejecutada en el estreno del magnífico Teatro Nacional de Panamá.
Todas esas restricciones en un país joven, no acostumbrado a ellas, comenzaron a afectar intereses privados y a suscitar animadversión contra la Escuela, ya elevada a la categoría de Conservatorio Nacional de Música y Declamación, y principalmente contra su director. Hasta la política partidista tomó cartas en el asunto y en 1912, con motivo de la inauguración de una nueva administración pública, la Secretaría de Gobierno y Justicia llevó a cabo una investigación para contentar a los malquerientes. De esa prueba salió indemne el Conservatorio y todo volvió a la normalidad hasta 1915, cuando ocurrió un nuevo cambio de administración. Después de las elecciones se hizo circular profusamente el rumor de que el nuevo gobierno eliminaría el Conservatorio. Se esperaba lo peor, cuando el Presidente de la República escribió una carta al director del Conservatorio ofreciéndole la cartera de Relaciones Exteriores en su gabinete. Para Garay, la propuesta era demasiado tentadora, pero él no se consideraba libre para aceptarla si con ella sacrificaba la existencia misma del establecimiento al que había dedicado tantas luchas en doce años de su vida. Impuso entonces la condición de que se le permitiera continuar dirigiendo al mismo tiempo el Conservatorio, gratis et amore, condición que el Presidente aceptó. Sin embargo, su destino fue tomando otro rumbo. Aún en 1915 fue designado para representar al país en el Congreso Científico Panamericano celebrado en Washington, de donde regresó para encargarse otra vez de la Secretaría de Relaciones Exteriores, hoy Ministerio.
En 1918 la política partidista volvió a incurrir en contra del Conservatorio. El director había sido miembro del gabinete que cayó en junio de ese año, por la muerte del Presidente de la República, y fue sucedido por un gabinete adverso. Las represalias comenzaron inmediatamente y el Conservatorio perdió su carácter de establecimiento oficial, para convertirse en conservatorio privado sostenido por el aporte financiero de los alumnos. Así arrastró su precaria existencia el plantel hasta fines de 1920, cuando pasó a manos de Nicole Garay, hermana del director, quien descorazonado por una lucha incruenta volvió a la vida pública internacional. Ese mismo año de 1918, el Dr. Narciso Garay renunció a la cartera de Relaciones Exteriores por oponerse a la firma del Decreto número 80, que ocasionaba la ocupación militar de la ciudad de Panamá por las fuerzas de Estados Unidos.
En 1920, asistió como delegado por Panamá, junto con el Dr. Harmodio Arias, a la Primera Asamblea de la Liga de las Naciones. En 1921 fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores en Misión Especial en Washington, puesto que ejerció hasta 1924, en el lapso histórico de la denominada Guerra de Coto, cuando Panamá tuvo que defenderse con desventaja frente a la actitud amenazante de Estados Unidos de obligar al país por la fuerza a someterse al Fallo White. El Dr. Narciso Garay conservó en todo momento su dignidad en defensa de la soberanía nacional.
En 1925, fue Delegado de Panamá en la Conferencia Panamericana de Santiago de Chile, y en el mismo año, en calidad de Ministro Plenipotenciaro en Francia, representó a su país en la Quinta Asamblea de la Liga de las Naciones, además de ser Representante en el Consejo de la Liga en la Conferencia del Desarme.
En 1926, fue Delegado de Panamá al Congreso Bolivariano celebrado en la misma ciudad de Panamá. De 1926 a 1928 fue Ministro Plenipotenciario en Cuba y México. En 1929 fue nombrado Ministro Plenipotenciario en Alemania y regresó al país en 1931, para encargarse de la Rectoría del Instituto Nacional.
Un incidente en el cual perdieron la vida varios panameños fue la chispa para que Narciso Garay escribiera un libro significativbo, Tradiciones y Cantares de Panamá. Un aventurero norteamericano, Richard O. Marsh, con los auspicios de la Smithsonian Institution de Washington y del Museo Nacional de Nueva York, obtuvo permiso en 1923 del Gobierno de Panamá para realizar una expedición científica en la provincia del Darién, según explica una versión de los hechos. Atravesó el istmo y llegó al archipiélago de San Blas. Buscaba Marsh llevarse unos cuantos indios albinos, para exhibirlos en Norteamérica como “los indios blancos de Panamá”. Cuando Marsh regresó a Panamá con los indios blancos, ya no tenía otro propósito que el de revolucionar el mayor número posible de jefes o ságuilas de las Islas, para desconocer la soberanía del Gobierno de Panamá y declararse Rey de San Blas y el Darién. La revolución de los indígenas estalló en el mes de febrero, durante los carnavales de 1925. Cuando fueron apaciguados, empezó el Dr. Garay a escribir su libro, que fue publicado en 1930.
Tradiciones y Cantares de Panama, con el subtítulo de Ensayo Folclórico, es un ejemplo de la investigación científica llevada a cabo in situ, e hilvanada entre el relato de la sublevación indígena, un esbozo del lenguaje panameño y un llamado al Gobierno de Panamá para no dejar perder el patrimonio histórico de la patria. Este último llamado dio fruto, muchas décadas después, con la creación del Instituto Nacional de Arte y Cultura (INAC). Pero la médula del libro es la transcripción de la música y las tradiciones del pueblo panameño, del indio cuna (hoy kuna), de los guaimíes (hoy gnöbes), de la gente de las provincias centrales y Chiriquí. Narciso Garay escribió una obra sobre etnomusicología, disciplina emergente entonces, cuando aún estaban trabajando en sus estudios Bela Bartok y Kodály, transcribiendo ejemplos del pueblo húngaro y rumano, y Heitor Villa-Lobos cruzaba el Amazonas en busca del canto indígena.
Ese mismo año de 1931 fue nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Francia e Inglaterra, hasta 1933. Regresó al país, nombrado Profesor de Lenguas y Literatura en el Instituto Nacional y Conjuez de la Corte Suprema de Justicia. En 1934 fue nombrado Ministro de Instrucción Pública, pero volvió a viajar al ser nombrado miembro de la Comisión Negociadora del Nuevo Tratado entre Panamá y Estados Unidos, que firmó Garay por Panamá, junto al Dr. Ricardo J. Alfaro, en 1936. Ocupó las carteras de Comercio e Industrias y Relaciones Exteriores de 1938 a 1939. Al frente de la Cancillería presidió la Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas Americanas, celebrada en Panamá en 1939. En 1940 recibió el nombramiento de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Bogotá, hasta 1944, cuando fue nombrado Embajador en Ecuador. En 1946 regresó a su patria como Presidente de la Comisión Organizadora del Servicio Civil. Y así, continuó el Doctor Garay su alta labor diplomática e internacional hasta su último cargo de Embajador en Costa Rica, desde 1947 hasta comienzos de 1949.
El Doctor Narciso Garay, panameño patriota e ilustre, falleció en la ciudad de Panamá el 27 de marzo de 1953.
Fue autor de una vasta obra sobre Materia Internacional, Arte, Literatura y Crítica, incluyendo su volumen sobre etnomusicología en Panamá, Tradiciones y Cantares. Fue miembro de la Academia Panameña de la Lengua, de la Academia de Historia de Panamá, de la Academia de Historia de México, de la Sociedad Científica Antonio Alzate de México, y fue Doctor Honoris Causa de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá. Fue merecedor de muchas condecoraciones, entre ellas la de Comendador de la Orden del Mérito de Chile; la Orden al Mérito del Ecuador; la de Comendador con placa de la Orden de Isabel la Católica de España, y la Orden de la Estrella Polar de Suecia.
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