La constitución colombiana de 1886, promovida durante La Regeneración, despojó a Panamá de todas sus prerrogativas políticas y de autonomía y aumentó el descontento con el estatus quo impuesto desde Bogotá
Mónica Guardia
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Todavía hoy, más de un siglo después, hay quienes continúan atribuyendo la separación de Panamá a las maquinaciones del imperialismo norteamericano.
Para el filósofo y economista cartagenero Salomón Kalmanovitz, las relaciones entre la Nueva Granada y el istmo estaban irremediablemente deterioradas desde que el movimiento conocido como La Regeneración abolió la autonomía que el istmo había ganado a través del sistema federalista (1855) y la constitución de Rionegro (1863).
Entre 1853 y 1886, Colombia estuvo gobernada bajo las ideas del liberalismo clásico —el voto universal, libertad de comercio, de opinión, de imprenta, de enseñanza, matrimonio civil y divorcio, igualdad entre los hijos naturales reconocidos y los legítimos— La Regeneración movió nuevamente el péndulo político colombiano hacia el autoritarismo, el centralismo, el sectarismo religioso y el proteccionismo económico que habían imperado en los tiempos de la colonia (Kalmanovitz).
El cansancio de los panameños con el régimen de La Regeneración aumentaría aun más cuando, en 1899, los liberales colombianos intentaron retomar el poder mediante la insurrección armada, convirtiendo al istmo por primera vez en teatro militar: la Guerra de los Mil días, con su terrible secuela de muertes y devastación.
En su ensayo ‘El Federalismo y la Fiscalidad del Estado Soberano de Panamá' (1850-1886), Kolmanovitz sostiene que Panamá hubiera permanecido en la órbita colombiana si hubiese continuado la organización federal, si se le hubiera dado apoyo para la construcción de sus infraestructuras y se hubiera creado un orden político consensuado, en el que el istmo hubiese retenido una mayor parte de los recursos fiscales que podía generar con su riqueza.
CAMBIOS EN LA MENTALIDAD PANAMEÑA
Como el resto de la Nueva Granada, la mayoría de la población panameña había vivido hasta el siglo XIX en condiciones de pobreza crónica, fruto de las instituciones de la herencia hispánica: las encomiendas, el sistema de castas, la esclavitud, el centralismo y burocracia y los monopolios.
A mediados del siglo XIX, Nueva Granada parecía estar en un siglo de atraso con respecto a los europeos y estadounidenses. Así lo comentó un periodista norteamericano que visitó Bogotá en 1858:
‘Los conservadores colombianos son un fiel reflejo de sus ancestros, los españoles; sostienen las mismas ideas y nociones. Su concepción del gobierno es la de una monarquuía absoluta, controlada por la iglesia; su religión es extrema Romana Católica. De acuerdo con su concepción, lo que era bueno para sus antepasados en suficiente para ellos y para las siguientes generaciones. Inventos de cualquier tipo son considerados trampas del demonio para confundir al mundo. No se esmeran en aprender ningún otro idioma, porque todos ellos son blasfemia. Para la típica mujeres colombiana, hasta nuestro señor Jesucristo hablaba español'.
Los conservadores colombianos tenían todo tipo de aprensiones con respecto a Estados Unidos, no solo por su amenazante vigor económico y militar sino también porque era un Estado laico donde proliferaban las iglesias protestantes, muchas de ellas proselitistas, que podían desafiar el hegemonismo católico (Kalmanovitz).
PANAMÁ, LA MÁS LIBERAL DE TODAS LAS PROVINCIAS
En Panamá, la idiosincrasia conservadora hispánica empezó a ser sacudida desde las primeras décadas del siglo XIX.
El inicio de la construcción del ferrocarril interoceánico en el año 1850 y posteriormente del Canal Francés, en 1880, atrajeron a miles de inmigrantes del interior de la república y de Jamaica, Cartagena, Las Antillas, de China, India, Estados Unidos, Inglaterra y Francia.
Según Kalmanovitz, entre 1850 y 1896, la población de la ciudad de Panamá se multiplicó por 3.4 veces; la de Colón 2 veces; la de Bocas del Toro, 15 veces, al convertirse en teatro de la expansión bananera impulsada por la United Fruit Company. Darién se abrió a la explotación de tagua y otras maderas. Chiriquí fue colonizada por inmigrantes extranjeros que aprovechaban los suelos fértiles de las tierras altas.
Con la fiebre del oro, entre 1849 y 1869 más de 600 mil pasajeros hicieron tránsito entre Nueva York y San Francisco por el istmo. Desde 1868, el contrato con la compañía Panamá Railroad Company otorgaba a Colombia $250,000 anuales, aunque desde Bogotá solo se pasaba a Panamá el 10%.
Entre 1864 y 1878, el gobierno central bogotano recibió casi $4.4 millones de la Panama Railroad Company, cerca de un 8% de sus ingresos totales.
La exposición a extranjeros, a nuevos credos, a nuevas ideas, la creciente heterogenidad de la población, la necesidad de educación laica, de cementerios de otras denominaciones, fue abriendo la mentalidad panameña, según Kalmanovitz, convirtiéndola en la más liberal de las provincias colombianas.
Ya para mediados del siglo XIX, eran liberales las élites urbanas dedicadas principalmente al comercio con las Antillas inglesas y holandesas y con los puertos del Pacífico y del Atlántico, cuyos intereses requerían del librecambio y de la libertad económica y religiosa. Eran liberales las grandes masas de población del arrabal santanero que constituyeron su propio Partido Liberal Negro.
Solo las provincias del interior estaban dominadas por élites ganaderas muy conservadoras que defendían la herencia hispánica y católica y favorecían la estrecha relación con Colombia.
JUSTO AROSEMENA Y EL ESTADO FEDERAL DEL ISTMO
En 1852, siendo diputado del Istmo ante el Congreso de la Nueva Granada, el gran pensador liberal panameño Justo Arosemena presentó un proyecto de reforma a la constitución colombiana, planteando la adopción de un sistema federalista al estilo estadounidense.
La propuesta fue aceptada en marzo de 1855, cuando se aprobó el Acto Adicional a la Constitución, por la cual ‘el territorio que comprenden las provincias del Istmo de Panamá, Panamá, Azuero, Veraguas y Chiriquí forman un Estado Federal Soberano, parte integrante de la Nueva Granada, con el nombre de Estado de Panamá'.
La Constitución de Rionegro, en el año 1863, convocada por el presidente colombiano Tomás Cipriano de Mosquera, consolidó la tendencia hacia el liberalismo que había surgido en los últimos años.
Se consolidó la separación de Iglesia y Estado, y se confiscaron los bienes de manos muertas que poseía el clero. La educación se tornó laica, apoyándose en ciencias modernas como la física, la química, la biología y la filosofía.
Se proclamaron las libertades individuales de comercio, de opinión, de imprenta, de enseñanza, de asociación; se abolió la pena de muerte; se establecieron los jurados de conciencia y se otorgaron plenas garantías a los ciudadanos.
Por efecto de la Constitucion de Rionegro, la Confederación de Nueva Granada pasó a llamarse Estados Unidos de Colombia; el país quedó dividido en nueve estados separados, con autonomía para dictar sus propias leyes, tener ejército propio y administrar justicia independientemente del Gobierno Nacional.
En Panamá, lo más importante de la nueva constitución fue que se consolidó la autonomía ganada con el estado federal.
La constitución otorgó participación electoral a toda la población masculina mayor de 21 años, sin ningún requisito de propiedad o alfabetismo. Por ello, ‘durante la vigencia de la Constitución de Rionegro Panamá vivió una experiencia inédita. Por primera vez en su historia, de forma consistente y reiterada, grupos sociales que hasta entonces habían estado marginados del poder político y excluidos de toda consideración social tuvieron acceso real al poder político' (Fernando Aparicio).
La enorme disparidad numérica entre la población de mestizos, mulatos y negros del arrabal, y la elite blanca descendiente de españoles apoyó el surgimiento de líderes populares como Buenaventura Correoso y Rafael Aizpuru, ambos del Partido Liberal Negro, que ascendieron a la presidencia del Estado.
La presión de las masas empoderadas obligó al gobierno a prestar más atención a las necesidades de la población, a aumentar el gasto en educación pública y servicios.
De acuerdo con las investigaciones de Kalmanovitz, en el periodo comprendido entre 1862 y 1879 los comerciantes urbanos ocuparon la presidencia de Panamá durante siete años, los grupos rurales dominantes tres años y del arrabal santanero ocho años.
VUELTA AL CONSERVADURISMO
Para el colombiano Jorge Orlando Melo, al liberalismo de 1853 se le debe atribuir el mérito de incluir en la cultura política nacional las ideas fundamentales del credo liberal y el impulso de transformaciones económicas para la incorporación del país en la economía capitalista mundial —el libre cambio, la eliminación de la esclavitud, de las desigualdades legales entre los colombianos y las múltiples restricciones a la utilización de los recursos productivos—.
Pero el sistema federalista no fue la panacea ni para el istmo ni para el resto de las áreas federadas de Colombia. Con el empoderamiento de las masas y la relativa independencia en la toma de decisiones, llegó una constante inestabilidad política, reflejo de los desórdenes nacionales y de las confrontaciones locales entre liberales y conservadores o entre facciones de estos partidos.
Los estados federados podían convocar asambleas constitucionales para cambiar las reglas acordadas por los constituyentes en 1863, lo que aumentaba la rotación, aun sin contar los casos de presidentes que no podían terminar su corto mandato y entregaban el poder al primer o segundo delegado o de aquellos en que la guardia del estado soberano daba un golpe al presidente y lo sustituían por un militar. (Kalmanovitz).
En Panamá, hubo entre 1855 y 1862 nueve gobernadores y solo debió haber cuatro; entre 1862 y 1886 debía haber doce presidentes, pero desfilaron treinta.
En realidad, en todos los Estados Unidos de Colombia hubo una incongruencia entre los ideales del liberalismo y el deseo de mantenerse en el poder (‘Los liberales han conquistado el poder con las armas y no lo van a perder por culpa de esos papelitos', dijo sarcásticamente el educador y abogado Francisco Eustaquio Álvarez en 1879).
El desencanto con el régimen liberal condujo a la rebelión de los conservadores y a nuevas y más violentas guerras civiles y colocó otra vez el sistema institucional de país en una situación de aguda crisis. Ese fue el origen de La Regeneración que quitó a Panamá todas sus prerrogativas de autonomía política y le restó recursos presupuestales a los estados soberanos, convirtiéndolos en departamentos, entes atrofiados con muy pocos recursos fiscales a los que despojó de toda autodeterminación
La Estrella de Panamá