03 Dec
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LA ESCLAVITUD EN PANAMÁ

De acuerdo a Luis Diez Castillo, autor del libro "Los Cimarrones y los Negros Antillanos en Panamá", los primeros esclavos negros llegaron al Istmo de Panamá en la expedición del Gobernador Diego de Nicuesa quienes trabajaron en levantar Nombre de Dios.
Un esclavo negro llamado Ñuflo de Olano, acompañó a Vasco Nuñez de Balboa en la expedición que logra llegar al Mar del Sur en 1513. Así mismo, cuando Pedro Arias de Avila fundó la Ciudad de Panamá el 15 de agosto de 1519, utilizó a esclavos negros para levantar los primeros edificios de la misma.
Cuando la Corona sancionó como ilegal el tratamiento de los indígenas como esclavos, se autorizó el comercio de esclavos negros a las colonias americanas para sustituirlos en los trabajos en las fincas y las minas, convirtiéndose Panamá en un centro de distribución. Sin embargo, por las características comerciales del Istmo, los esclavos negros fueron utilizados principalmente para el transporte de las mercaderías que pasaban por el Camino Real o el Camino de Cruces.
De acuerdo al historiador Castillo, en Panamá la raza negra fue estimada más que la indígena por su extraordinaria capacidad de rendimiento, debido a su mayor fortaleza física, mientras que en el indio predominaba una actitud melancólica que atenuaba su capacidad y rendimiento en el trabajo.
Es difícil señalar e identificar los lugares de procedencia de los esclavos negros a Panamá durante la época colonial. De acuerdo al estudio de Martín Jamieson, existen autores que señalan que la mayoría eran oriundos de la región llamada Guinea. Otros autores señalan la los esclavos provenían de la región entre el sur de Río Senegal y el norte de Angola.
Una Real Cédula de 1556 dispuso que la tarifa para la venta de esclavos en Panamá, Cartagena, Santa Fe, Santa Marta, Venezuela, Cabo de la Vela, Honduras y Guatemala no superara la suma de 110 ducados. Sin embargo, en razón de que dicho precio resultó muy bajo, Felipe II autorizó la libre venta de los mismos.
A raíz de la crueldad con que eran tratados, los esclavos que escapaban y se internaban en las selvas, recibían el nombre de Cimarrones. Los mismos efectuaron diversos alzamientos contra las autoridades coloniales y atacaban las rutas entre Panamá y Nombre de Dios, lo cual puso en grave peligro el transporte y la comunicación entre los dos mares.
En 1548 ocurre una fuga de esclavos negros, quienes organizaron un gobierno y reconocieron como rey a un esclavo llamado Bayano. De igual forma, otro grupo en 1549, el cual era encabezado por Felipillo, se organizó en el Golfo de San Miguel.
Las autoridades coloniales a cargo del Capitán Francisco Carreño, combatieron a los cimarrones, infringiéndoles graves e inhumanos castigos a los que lograban capturar.
A la llegada a Panamá del Marqués de Cañate, Virrey del Perú, se dispuso enfrentar el peligro que representaba el alzamiento de los negros cimarrones. Para ello, se encomendó al Capitán Gil Sánchez dirigir una fuerza a la región de Chepo donde se encontraba Bayano, quien logra derrotar al representante del Virrey.
El Capitán Carreño logra apresar a Bayano, a quien conduce a Nombre de Dios, donde Alvaro de Sosa, Presidente de la Real Audiencia de Panamá intenta atraer a los cimarrones a la autoridad real, para lo cual firman un convenio. Una vez libre, Bayano continuó su enfrentamiento con los españoles. En esta oportunidad el Capitán Pedro de Ursua, al mando de una expedición de 200 hombres, enfrenta a los esclavos alzados, a quienes logra vencer. Bayano es capturado y enviado a Sevilla, donde se le asigna una renta por parte de la Corona.
En Panamá, oficialmente se mantuvo la esclavitud de los negros hasta el llamado período Departamental, es decir, durante la época en que Panamá estuvo unida a Colombia.
El General José Hilario López Valdés, Presidente de la República de la Nueva Granada (Colombia) sancionó el 21 de marzo de 1851 una ley que abolió la esclavitud en todo el territorio colombiano.
La llegada de los afro-antillanos al istmo de Panamá a comienzos del siglo XVIII representó un evento importante en el desarrollo de nuestra identidad nacional. Esta integración de negros a la ciudad de Panamá se acrecentó debido a la cacería de tortugas marinas en la casta atlántica. Luego una nueva cantidad apareció cuando el guineo llegó a ser la cosecha principal de la región.
En 1850, gran cantidad de afro-antillanos llegaron para trabajar en la construcción del ferrocarril istmeño, treinta años después, la influencia continuó cuando los franceses iniciaron los trabajos del canal.

Fue el 21 de mayo de 1851, luego de intensos debates en la Cámara de Representantes y en el Senado, que se adoptó la ley sobre la libertad de los esclavos. Esta decretó que, desde el 1° de enero de 1852, serían libres todos los esclavos que existían en el territorio de la República. En consecuencia, desde esta fecha comenzaban a gozar de los mismos derechos y obligaciones que la Constitución Política y las leyes garantizaban e imponían a los demás granadinos.

Según cifras reproducidas por Jaime Jaramillo Uribe, había 16,468 esclavos en toda la Nueva Granada, 320 de ellos en Panamá. Recientes investigaciones de Mario Molina Castillo indican que en el Istmo existan 495 esclavos en total, distribuidos en sus cuatro provincias, así: 82 en Azuero, 33 en Chiriquí, 320 en Panamá y 60 en Veraguas.

Otras disposiciones de dicha ley regulaban el comprobante de la libertad de cada esclavo, las reglas de avalúo, las juntas de manumisión y su funcionamiento, los vales, los fondos y los impuestos para la manumisión y la intangibilidad de los fondos de manumisión, entre otras, dirigidas al cumplimiento de su letra y su espíritu.

Al vicepresidente De Obaldía, en su condición de encargado del Poder Ejecutivo, le correspondió el honor de dar cumplimiento a esta ley. En su discurso expresó:

‘Ha alumbrado el más grande, el más glorioso y el más fecundo en bienes de los que forman el orgullo de la nación, después del día inmortal de nuestra independencia'. ‘Hoy son libres, en virtud de esa ley santa y sin par cristalina y filosófica de 21 de mayo último, todos los esclavos de la República. Entre las páginas de oro de nuestros anales habrá una que esté consagrada a hacer imperecedera la memoria de este suceso, que envuelve la redención de millares de seres humanos, y que coloca sobre las sienes de los legisladores de 1851 el premio que da la virtud a los que rompen las cadenas de los infortunados siervos'.

La Constitución de 1853, adoptada en el Congreso presidido por el general Tomás Herrera, el vencedor de la rebelión esclavista desatada por los conservadores tras la promulgación de la ley antiesclavista, elevó a rango constitucional la proscripción de la esclavitud, al expresar: ‘No hay ni habrá esclavos en la Nueva Granada'. A esta la siguió la Constitución de la Confederación Granadina (1858) que prohibió a los estados confederados permitir o autorizar la esclavitud y luego la de Rionegro (1863), cuya Convención presidida por el doctor Justo Arosemena, ratificó: ‘No habrá esclavos en los Estados Unidos de Colombia'.

En el territorio istmeño, la Constitución del Estado de Panamá (1855), también fue la primera Carta federal que garantizó la libertad personal de todo hombre y desconoció cualquier título de propiedad sobre aquel que pisara nuestro territorio. Esta Ley Fundamental no solo respondía a los cánones de la Constitución granadina de 1853, sino que estaba inspirada en el discurso de toma de posesión del superior provisorio, doctor Arosemena, quien en una estocada final a la execrable institución colonial expresó que ‘nuestro territorio se ha librado ya de todos los enemigos de la República. Echemos complacidos una mirada en nuestro derredor, y no alcanzaremos a ver sino hombres en el pleno goce de su libertad. La odiosa esclavitud no es ya sino un recuerdo, penoso y humillante, pero en fin un recuerdo'. La fórmula de la Constitución panameña de 1855 fue refrendada por casi todos las Estatutos fundamentales del Estado Soberano de Panamá (1863-1985), en una tradición constitucional que aniquilaba para siempre, como bien expresó en su mensaje al Congreso el presidente López, ‘este legado de la barbarie', ‘mentís permanente dado a la filosofía del siglo y a la fraternidad cristiana'.

....PERO REALMENTE TERMINÓ EL RACISMO EN PANAMÁ??... LA ESCLAVITUD?

En Panamá, la esclavitud moderna atrapa a 8,100 personas, según se desprende del informe sobre Índice Mundial de Esclavitud 2014, realizado por la Fundación Walk Free, organización con sede en Australia y dedicada a defender los derechos humanos.

En el 2014, Panamá ocupó la posición 123 del ranking mundial de esclavitud moderna, de un total de 167 países tomados en cuenta.

En un año, Panamá desmejoró su situación. En 2013, cuando salió el primer informe, ocupó la posición 145, de 162 países.
La esclavitud moderna involucra la trata de personas para la prostitución, la explotación sexual, el trabajo forzado, la esclavitud, la servidumbre, la extracción de órganos y el trabajo forzado.

La "esclavitud moderna" es el tercer mayor negocio del mundo después del trafico de armas y de drogas.
Se calcula que anualmente este negocio deja ingresos a quienes lo realizan de 7 a 12 millones de dólares por año.

En realidad la esclavitud nunca se ha abolido, como se promulga en el mundo, porque hoy existe la "esclavitud moderna" no se diferencia mucho de la antigua, sólo que se trafica con toda clase de seres, en especial mujeres y niñas.
Por ejemplo, América Latina es uno de los continentes con mayor tráfico de personas, sobre todo, de sexo femenino.

A pesar de que el tráfico de personas sea una cuestión poco difundida dentro de la sociedad latinoamericana, éste es un grave conflicto que azota sobre todo a las zonas más pobres de la región y que afecta entre 600,000 y 800,000 personas víctimas de trata.

Según un informe realizado por la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas, más de cinco millones de mujeres y niñas son víctimas de tráfico de personas en América Latina y el Caribe.

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