Historia de la Catedral Metropolitana de Panamá
La actual Catedral es heredera de la erigida por el Papa Adriano VI en la que fuera la casa del Cacique Cémaco que se enfrentó a los conquistadores españoles y éstos ofrecieron fundar una población en 1510 dedicada a Santa María de la Antigua en Darién.
La monumental Catedral Metropolitana de Panamá, cuyo nombre oficial es Catedral Basílica Santa María la Antigua de Panamá, es la mayor representación arquitectónica del Panamá de la época colonial. La inspiración y estilo detrás de su diseño fueron tomados de la catedral de la ciudad de Lima, Perú. Sus inicios se remontan al poco tiempo de fundada la nueva Ciudad de Panamá, cuando en 1674 se erigió la primera estructura de madera de la Catedral.
Para la década de 1680, se puso de manifiesto en reemplazar el edificio con materiales mucho más resistentes, y es así como en 1688 se instaló la primera piedra, lo que da comienzo oficial a la construcción de la iglesia. Tuvieron que pasar nada menos que 108 años para que la Catedral pudiera ser terminada, la cual se realizó por partes. Entre 1688 y 1741 se construyó la fachada delantera, luego siguió el resto del edificio hasta 1762, y posteriormente se levantaron las torres laterales hasta 1796.
La Catedral Metropolitana es más que una edificación religiosa; es un sitio que ha sido testigo silencioso de algunos de los hechos históricos más relevantes de Panamá. Por ejemplo, la emancipación de España (28 de noviembre de 1821) se declaró al leerse el acta de independencia desde las escalinatas de la Catedral.
En La Catedral reposan los restos mortales del prócer panameño, General Tomás Herrera, quien fuera Jefe de Estado del Estado Libre del Istmo, durante los años 1840 y 1841.
Para cuando Panamá se separó de Colombia, el 3 de noviembre de 1903, José Agustín Arango notificó al pueblo (reunido en los alrededores de la iglesia) la noticia. Asimismo, es el sitio donde se realizan los funerales de Estado.
Este estructura colonial es el único con cúpula y sus campanas datan del siglo XVIII, obsequiadas por antiguos obispos panameños que había sido trasladados a Suramerica. Las campanas originales quedaron inservibles al derretirse parcialmente en el incendio de 1737.
En el año de 1941, mediante la Ley 68 fue declarada monumento histórico y en 1997 fue incluida como parte del Casco Antiguo en Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidades para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO).