"El templo de los mil ídolos" - Indígenas Coclé (pueblo prehistórico - extintos)
Su existencia salió a la luz, en los primeros decenios del siglo pasado, y aunque su relevancia no opaca a las siempre altas civilizaciones que reinaron en este continente, su historia cuenta con datos más que sugerentes, en el siempre intrincado rompecabezas cultural y arqueológico, que son una constante en el pasado de América.
El Templo de Coclé fue descubierta por un estudioso norteamericano, Alpheus Hyatt Verrill, 1871-1954, hijo de un reputado zoólogo, Verrill, además de arqueología incursionó en la literatura, destacándose también como inventor. Consagró casi toda su vida al estudio de las antiguas civilizaciones americanas, profundizando en algunos de sus misterios.
Veremos como Verrill al referirse a Coclé, se muestra intrigado, no sólo por la repentina desaparición de esta cultura, sino además por sus curiosas construcciones ciclópeas, a la cual no encuentra explicación normal. También refiere sobre ciertas anomalías, que son una constante al tratarse de estas culturas americanas.
La cultura Coclé destaca además, por sus fabulosos trabajos en oro, y una extraña rareza en artesanía donde se ve una extraña máquina, semejante a las excavadoras modernas, y que explicaría el porqué de aquellas curiosas construcciones ciclópeas que tanto intrigaron al norteamericano.
La Pompeya americana ... Narrada por Verrill
Si conociéramos los relatos de estas civilizaciones pretéritas, sin duda encontraríamos las historias más románticas y trágicas. Desgraciadamente, estos relatos yacen, por lo general, sepultados junto con los pobladores que hace tanto desaparecieron, sólo nos llegan de aquí y allá informaciones que nos permiten conjeturar su destino. Este es el caso de la cultura de Coclé, la cual se descubrió en 1924 en Panamá.
Es preciso que no me refiera a ella como a una "cultura", pues supera tanto a las otras, que es lógico considerarla como una civilización. Mientras en muchos aspectos es totalmente diferente a otras culturas americanas, en otros en cambio, muestra notable y sorprendente similitud con culturas y civilizaciones tales como la nicoya, maya y pre-incaica. Aunque nada definitivo se conozca de su historia y época (salvo lo que podamos conjeturar por los objetos y utensilios descubiertos y por el estudio de los vestigios), hay buenas razones para considerarla como la más antigua de las culturas avanzadas en América del Sur y América Central.
La presunción se basa en parte por las alteraciones sufridas por muchas de las obras en piedra; en parte por el espesor de los depósitos aluviales y de otras clases que fueron acumulándose hasta que la cultura se perdió; y en parte por el hecho de que muchos de los restos han sido cubiertos por cenizas provenientes de un volcán cercano. Geológicamente, este volcán nos da una prueba concluyente y una acertada idea del tiempo que transcurrió desde su última erupción, Dejando de lado la cuestión de la alteración de la diorita y de otras rocas de esta localidad, tenemos la evidencia de su gran antigüedad por los depósitos aluviales y de otra clase. Se han acumulado de cuatro - doce pies de tierra desde que el lugar fue abandonado por esta ignota y culta raza que sólo nos dejó estos elocuentes y mudos testigos. No es posible justipreciar el depósito anual, pero sea cual fuere, el espesor del aluvión es tal, que probablemente han transcurrido muchísimos años desde que este pueblo prehistórico adorara y ofreciera" por última vez sacrificios a sus destronados ídolos.
El distrito donde estos restos fueron hallados y donde hacen las excavaciones, es una llanura horizontal de aluvión, que se extiende entre la costa del Pacífico y las montañas, surcada por muchas corrientes y ríos, e interrumpida ocasionalmente por colinas o cerros bajos. Exceptuando las tierras bajas ribereñas, son tierras completamente estériles e inadecuadas para la agricultura.
Esta región estuvo alguna vez habitada, por una numerosa y bullente población, se funda en muchos motivos:
1º) en la enorme cantidad de tumbas, monumentos ceremoniales, emplazamientos de aldeas y terraplenes;
2º) por el increíble número de fragmentos de alfarería, piedra y otros objetos, desparramados en una gran extensión;
3º) por la gran cantidad y tamaño de las estelas, monumentos e ídolos, que sólo han podido ser trasladados y erigidos por millares de manos trabajando conjuntamente.
Finalmente se han encontrado restos de esta cultura sobre una superficie aproximada de quinientas millas cuadradas. Pero con ello no quiero afirmar que cada milla cuadrada de esta superficie este cubierta con restos, sino que en algunas partes los encontramos muy distanciados entre sí, y en otros lugares amontonados sobre centenares de acres. Entre los restos hay utensilios de cocina, pilotajes abandonados, terraplenes y emplazamientos de tumbas, templos y aldeas. En algunos lugares sobre las riberas de ciertos ríos, los vestigios de poblaciones se extienden a lo largo de millas y las capas con objetos abandonados de piedra y barro, se acumulan en una profundidad de cinco a veinte pies. En otros lugares las tumbas son tan numerosas que resulta prácticamente imposible cavar en cualquier parte sin descubrir un sepulcro, y esto a través de una superficie de muchos acres.
Los monumentos de piedra levantados para las ceremonias, son numerosos; hay centenares de terraplenes bajos y redondeados llenos de utensilios de alfarería y piedra, que probablemente en otro tiempo fueron cimiento de templos u otras construcciones. Pero el lugar que ha producido la mayor cantidad de restos, los más finos y asombrosos objetos, y que ha sido el núcleo de la cultura misma, es un inmenso templo o lugar de ceremonias que bien podríamos llamar "El templo de los mil ídolos". Los restos de este enorme y prehistórico lugar de culto, cubren una llanura entre dos ríos con una superficie de más de un centenar de acres; mas sólo una pequeña parte -alrededor de diez acres- ha sido desmontada de vegetación y parcialmente excavada. Esta parte es sin embargo la más importante del conjunto, ya que probablemente fue el centro y lugar más sagrado.
Aún son más notables, interesantes y testigos mudos de este inexplicable trabajo, las incontables imágenes de piedra que han salido a la luz del día mediante las excavaciones. Estas, como las columnas, aparecen ordenadas en filas regulares de norte a sur, y en todos los casos con las caras mirando al este. Al este del grupo de veintisiete columnas, había dos hileras de estas imágenes de piedra. Seis pies al oeste de la misma hilera de columnas, existía una segunda línea de ídolos que en su mayoría eran zoomorfos. Seis pies al oeste de ellos otra fila de ídolos representando figuras humanas. Treinta pies al oeste de éstos, otra hilera de figuras humanas, y seis pies al oeste de ellas una nueva línea con figuras zoomorfas.
Justamente en el centro de esta superficie, y enterrado a quince pies desde la superficie del suelo, se halló una enorme columna de piedra de más o menos veinte pies de largo y dos de base, cuidadosamente cortada y trabajada. La parte inferior todavía permanecía en posición perpendicular pero la parte superior se había quebrado en, tres secciones, cada una de las cuales se hallaba a mucha distancia de las otras dos.
En la base de este monolito central se encontraron cuatro figuras de piedra una representando a un hombre, otra a una mujer con un niño en brazos una tercera a un jaguar y la cuarta a un ave; probablemente debieron simbolizar los cuatro puntos cardinales.
En la base de este monumento central como también en las bases de todas las otras columnas, había grandes piedras, o trozos de cuarzo semitranslúcido, o bien de jaspe rojo y amarillo artificialmente cortado, pulido y alisado en la cara superior. Evidentemente deben de haber servido para dos fines como altares para sacrificios y como apoyo para columnas e ídolos ya que algunos aparecen sumamente esculpidos alrededor de su circunferencia; uno de ellos magníficamente tallado con un reborde labrado representando a un lagarto gigantesco o a un caimán.
Muchos de los ídolos o figuras de piedra de esta cultura, son maravillosos ejemplos de talla prehistórica en piedra. Su tamaño varía desde algunas pulgadas hasta siete pies de altura, y representa seres humanos, aves, reptiles y prácticamente todos los cuadrúpedos de la región.
Desgraciadamente la mayor parte de la alfarería encontrada, ha sido rota intencionalmente, -"asesinada" o sacrificada- durante los entierros, ritos ceremoniales y religiosos, tal como es tradicional entre muchas de las tribus actuales.
En infinidad de lugares los fragmentos de alfarería, de metales y de herramientas se han amontonado en tal cantidad y en forma tan compacta, que constituyen el ochenta por ciento del depósito o suelo, el cual se ha endurecido tanto que parece un bloque de ladrillo de seis a diez pies de profundidad. Lo mismo ocurre en los sepulcros. Evidentemente la costumbre de este pueblo debió ser colocar a sus muertos en una inmensa urna, y ésta a su vez en una tumba forrada de arcilla; para luego cremar el cuerpo, al incendiar la tumba; con ello no sólo se calcinaba aquél, sino que también se horneaban las paredes y el piso de aquella tumba hasta dejarlos duros como ladrillos.
Aunque este templo ha sido, sin lugar a dudas, el sitio más importante para las ceremonias y para el culto de las gentes, parece evidente que los ceremoniales y sacrificios, tanto como los ofrecimientos de utensilios y demás, no se limitaban a este único lugar. En otros lugares ocupados por esta raza prehistórica, hay también filas similares de monumentos de piedra, aunque más pequeños; todos con sus característicos altares, algunos ídolos y cantidad de esos útiles sacrificados -"
Ahora bien. ¿Por qué desaparecieron los habitantes y creyentes de este templo? ¿Qué fue lo que ahuyentó o barrió a la numerosa población en forma tan completa que no dejaron ni descendientes, ni tradiciones ni anotaciones que nos dijeran que rumbo tomaron y de dónde provinieron? ¿Cuál fue la catástrofe que destruyó la raza y su avanzada cultura?