EL FERRY DEL PANAMÁ DE AYER
Antes de la construcción del Puente de las Américas y del Centenario, la única manera que existía para cruzar de un lado a otro era a través de ferrys.
Durante los años de la construcción del Canal, el traslado era por tierra, y luego de abrirse la vía interoceánica se emplearon remolcadores y barcazas.
En los primeros años de vida republicana no existía la Vía Interamericana, así que la forma más rápida de ir desde la ciudad de Panamá hacia el interior era por medio de barcos a vapor de la Compañía Nacional de Navegación.
Pasaron los años y era obvio el crecimiento de la población, por lo que había que mejorar el transporte nacional. Fue entonces cuando el expresidente Belisario Porras gestionó la construcción de la carretera nacional, la cual iba desde la provincia de Chiriquí hasta la ciudad.
En agosto de 1931 se empezaron a usar los dos primeros ferrys a un costo de $127,930.00. Los primeros transbordadores fueron nombrados Presidente Porras y Presidente Roosevelt.
En un inicio, los cruces se realizaban en los alrededores de las esclusas de Pedro Miguel, pero el 1 de septiembre de 1932 fueron trasladadas al área de Balboa, donde hoy se encuentra el Puente de las Américas. Pasar de una orilla a otra tomaba aproximadamente una hora.
Al principio, el servicio de ferry funcionaba de 6am a 9am, pero dada la gran demanda de pasajeros, se tuvo que extender el servicio 24 horas desde julio de 1935. En 1942 aumentó la flota de ferrys para mejorar la eficiencia del servicio. Para la década de los 50, algunos ferrys se usaron para dar paseos turísticos a través de las esclusas y el Corte Culebra.
Con la apertura del Puente de las Américas, el 12 de octubre de 1962, el transporte de ferrys quedó en la historia. Los transbordadores terminaron siendo subastados en $39,000.00 cada uno por la empresa Simón Canarte, de Nueva Orleans.
Los ferrys los construyó la compañía Panama Canal Mechanical Division. En el caso del ferry Presidente Porras, tenía una capacidad para transportar 500 pasajeros y 50 autos y su longitud era de 155 pies. Lo más interesante es que el ferry fue 100% gratuito y quienes llegaron a utilizar este servicio recuerdan la puntualidad y eficacia con la que los estadounidenses lo administraron. Hay detalles que indican que hubo personas que llegaron a perder el ferry por la puntualidad en la que partía.