EL 10 DE ENERO DE 1984 ROLANDO ALBERTO PEREZ PALOMINO SE INMOLA ANTE LA EMBAJADA NORTEAMERICANA EN LA CIUDAD DE PANAMA
Fue un acérrimo opositor a los tratados Torrijos-Carter, y su suicidio fue una protesta contra la política con la que Estados Unidos llevaba en Centroamérica en los años 80.
En su testamento señaló a Estados Unidos como "una de las representaciones del crimen y del hambre de millones de seres humanos".
Ese 10 de enero de 1984, como de costumbre, Rolando se levanta temprano y prepara un sabroso desayuno a base de patacones, huevo frito y café con leche.
Se sienta a mirarme intensamente, mientras desayunaba.
No supe a ciencia cierta interpretar aquella mirada. Cuando ve mi gesto como preguntándole qué pasa, él sonríe sacudiendo la cabeza. Ya su decisión estaba tomada.
Rolando Alberto siempre fue un revolucionario, desde niño. Junto al hermano gemelo, Carlos Francisco, se dedicaban a lustrar zapatos en el pueblo que nos viera crecer: - Guararé.
Su vida era un ejemplo de su pensamiento, de sus convicciones.
Ya radicada la familia en la capital del país, siendo un adolescente, comenzó a madurar su personalidad y a reafirmar sus ideales de justicia social.
Tenía una generosidad fuera de toda lógica. Todo lo que estaba mal puesto en casa o veía que no se usaba, él se lo llevaba a las personas necesitadas.
-¡Carajo, un día me va a regalar a mí!- recuerdo a nuestra madre decir.
Y es que Rolando no estaba solamente esperando que cambiara el sistema para que llegara la justicia social a los más desprotegidos. Sabía que muchos compañeros de lucha callaban sus necesidades por dignidad.
En ocasiones me pedía para el pasaje porque su dinero se lo había regalado a alguna familia para la comida.
-¡Ay, Rolando, cómo haces eso! ¿Y ahora qué vas a almorzar?-sonreía.
-Yo no almorzaré hoy, pero ellos tenían días sin tener una comida decente-su contundencia solía ponerme punto en boca-.
-No es beneficencia, es solidaridad-remataba.
Cuando se involucra en la guerrilla sandinista, palpa de cerca la pobreza en la que estaba aquel pueblo gobernado por el tirano Somoza.
Una vez, en aquellos días posteriores al triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, se acerca a un puesto de venta de chucherías. El puesto era de madera rústica, a manera de mostrador, con el contorno debajo de la mesa forrado con una especie de tela. Mientras conversa con la dueña, nota que ella aparta la tela y se asoma desde su posición.
Luego ve que un niño pequeño dormía, mientras su madre trabajaba.
-¿Y dónde vives tú?-le preguntó.
-No tengo casa, los soldados somocistas mataron a mi esposo y quemaron la casa, y yo apenas pude huir a esconderme al monte con mi hijo. Arrasaron con todo el pueblo-.
Rolando se preguntó aquella gente dónde cocinaba, dónde lavaba, dónde hacía sus necesidades, dónde dormía y; todavía tenía ánimo para enfrentarse al día a día y sonreír... sí, una sonrisa triste, pero sonrisa al fin.
No quiso seguir preguntando.
Pero reafirmó una valiosa conclusión, una máxima desde hace tiempo conocida:
“Lo que no te mata, te fortalece”.
Cobra vigencia el pensamiento de Rolando Alberto Pérez Palomino, ahora que presumimos de crecimiento económico, mientras las masas empobrecidas sufren el alza de los alimentos y enfrentan problemas de salud, no sólo por desnutrición, sino porque se añaden otros factores como la KPC, la que no es KPC, la indiferencia hacia las olvidadas víctimas del jarabe veneno, la falta de medicamentos, los proyectos privatizadores, la crisis del agua, la represión, el desdén hacia la seguridad alimentaria, los escándalos de corrupción y un largo etcétera.
Rolando creía fehacientemente que los mártires de enero de 1964, dieron su vida por esta Patria y son un ejemplo para nuestras nuevas generaciones. Es la razón, supongo con fundamento, que escoge como marco de su inmolación aquellas efemérides.
Igualmente, sentía por aquellos que fueron torturados, encarcelados, perseguidos, asesinados, desaparecidos y exilados por la dictadura militar. Él también fue víctima de aquella época represiva.
Acusado falsamente de atentar contra la seguridad interna del estado, fue a dar a la Cárcel Modelo junto a reos comunes. Allí fue torturado física y sicológicamente. Cuando lo íbamos a la visita a la cárcel, no lo dejaban ver, o sólo lo veíamos unos minutos.
Me pregunto ¿qué pensaría Rolando al saber que aquellos mártires no han sido aún dignificados y sus familiares debidamente resarcidos por el Estado?
Rolando era de una estatura moral y solidaria incomparable. Cada vez que reviso sus escritos, sus pensamientos y evoco sus vivencias, se agiganta en el recuerdo.
Como pregonara el juglar Nicolás Guillén recordando al Che Guevara, hoy día me atrevo a citar:
“No porque hayas caído, tu luz es menos alta. Un caballo de fuego sostiene tu escultura guerrillera”.
TESTAMENTO POLÍTICO DE ROLANDO ALBERTO PÉREZ PALOMINO
Esta inmolación ante una de las representaciones del crimen y hambre de millones de seres humanos, considérese abominación a la asesina dictadura militar, empresarios expoliadores y tantos otros apátridas, que alegremente exteriorizan sofismas cínicos e irrespetuosos como que este pueblo es “pacífico y condescendiente” vernacularmente hablando aguantón (como si eso se comiera) basando en eso pretenden seguir entregándole la nación al imperialismo yanqui y así seguir negándole los seculares y vehementes deseos de verdadera libertad y justicia social al mismo.
Hermanos panameños, esto es una sincera y deferente exhortación, especialmente a los olvidados y famélicos de todos los sectores populares a la urgente unión bajo el patriótico estandarte del MLN 29 de Noviembre, genuino y único representante de los aherrojados, como único camino para acabar el cruel asedio de injusticias de las cuales somos víctimas en beneficio de una insignificante minoría (los ricos).
Esta acción representa mi más profundo respeto y amor por lo más importante que poseemos, la vida.
Revolucionariamente,
Rolando A. Pérez Palomino
8-469-423
*QUE VIVA EL PUEBLO*
LA PAZ, EL PROGRESO SOCIAL Y EL SOCIALISMO SON INSEPARABLES
Escrito por MALLELA V. PEREZ PALOMINO