Ester Neira de Calvo y Clara González de Behringer venían trabajando desde la década del 20 por mejorar las condiciones de vida de la mujer panameña, pero al momento de participar como candidatas en la primera contienda política abierta al sexo femenino, lejos de verse como agentes solidarios de la misma lucha, terminaron enfrentándose y atacándose mutuamente.