Empezó a trabajar como maestra desde muy temprana edad y pasó por colegios como el Panama College, Setegantí, Escuela Antillana y la Escuela Pedro J. Sosa. También enseñó en Garachiné, provincia de Darién y fue subdirectora de la escuela República de Venezuela, cargo al que renunció para ser candidata a la Asamblea Constituyente de 1945.
La ciudad de Panamá guarda una curiosa historia relacionada con una estatua de oro que representaría a la Virgen y que estaría realizada a tamaño real. Sabemos esto por el hallazgo que realizó después de la Primera Guerra Mundial el buscador de tesoros George Williams de una bola de oro macizo de unos dieciocho centímetros de diámetro y que estaría sustentada por la mano de la Virgen.
En las playas de Panamá La Vieja corre un viento impetuoso y, en el cieno que deja la baja mar hay fiesta de gaviotas, pelícanos, garcetas y cormoranes. Unos metros más atrás de este espectáculo de vida está la avenida Cincuentenario con sus ruidos de motores, pero allí, al borde de la playa, es perfectamente posible imaginar la vida de los indígenas cuevas mientras las aves descansan y se alimentan de la abundancia del mar.
En el mes de agosto de 1988, el Departamento de Migración canadiense recibió unas 800 aplicaciones de ciudadanos panameños para la residencia permanente en este país. La oleada de migrantes panameños solo empezaba. Un gobierno desgastado, con su legitimidad cuestionada pero aferrado al poder. Una población desconfiada, decidida a hacerle difícil gobernar.
El 4 de noviembre de 1903, a las 2 de la tarde, mientras el presidente del Concejo municipal de Panamá, Demetrio H. Brid, leía en voz alta, en la Plaza de la Catedral, el Acta de Independencia de Colombia, todavía no se había librado la última batalla para consumar la emancipación del Departamento del Istmo.